La guerra protagonizada por los drones que
Estados Unidos desplegó en Oriente Medio y África ha entrado en una
crisis, puesto que los operadores de los aviones no tripulados están
renunciando masivamente.
Actualmente unos 1.000 operadores de
drones están trabajando para la Fuerza Aérea de EE.UU., y 180 anualmente
finalizan un programa de entrenamiento en dos bases aéreas.
Según el portal 'Salon', unos
240 pilotos entrenados renunciaron durante los últimos 12 meses, algo
extremadamente preocupante para la Fuerza Aérea de EE.UU. Aunque esta
rama militar lo atribuye simplemente al sobrecargo laboral.
Mientras tanto, los propios operadores citan entre las razones de su renuncia la humillante actitud hacia ellos por parte de los pilotos de aviones tripulados, así como los horrores de la guerra que tienen que avistar a diario en sus pantallas, una versión distanciada del trastorno de estrés postraumático.
"¿Cuántas mujeres y niños habéis visto
incinerados por un misil Hellfire? ¿Cuántos hombres habéis visto
arrastrarse sin piernas cruzando un campo hacia un recinto cercano para
pedir ayuda?", dijo Heather Linebaugh, exanalista de imágenes
facilitadas por drones, a 'The Guardian'.
"Cuando uno tiene que verlo reiteradamente, esto pasa a ser como un breve video implantado dentro de tu cabeza, siempre repetido y causando dolor y sufrimiento psicológico que mucha gente es mejor que no experimente", agregó.
"Me sentí un cobarde por estar en otra parte del mundo sin que el hombre lo supiera. Me sentí perseguido por una legión de muertos", relató a la emisora KNPR Brandon Bryant, un exoperador de drones.
Psicólogos militares, quienes investigaron
el fenómeno, encontraron en la mitad de los casos un "alto estrés
operacional", y diagnosticaron depresión o estrés severo que afecta a la vida personal, según un informe emitido en 2011.
RT