La legendaria economía estadounidense ya no existe, es
un "caso perdido", y los informes positivos sobre el PIB nacional se
amañan para no perturbar a los mercados financieros, opina el politólogo
y economista norteamericano Paul Craig Roberts.
Roberts explica que, debido al impacto del informe, la BEA suele amañar la estimación preliminar a fin de no perturbar los mercados financieros.
Aunque todo indica que en el primer trimestre se registró un crecimiento negativo del PIB, si la BEA reporta un PIB negativo cuando los mercados financieros se basan en el crecimiento positivo, el Grupo de Trabajo sobre Mercados Financieros del Gobierno de EE.UU. será incapaz de evitar una disminución sustancial de mercado, explica el exasesor económico del gobierno de Ronald Reagan.
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"Mantener la estabilidad y no perturbar los mercados financieros es algo arraigado en la manera de dar notificación económica en EE.UU.", señala el analista. "Ningún departamento estadístico del Gobierno quiere ser culpado de estrellar los mercados financieros. Así que malas noticias se filtran lentamente, si es que se filtran", agrega.
La legendaria economía estadounidense ya no existeEn opinión de Roberts, cuando en uno o dos meses se publique un nuevo informe de la BEA, el panorama económico real será "obvio para cualquier persona que ha tenido el curso de introducción a la macroeconomía".
La economía, prosigue el autor, "depende del gasto de los consumidores", y los consumidores, a su vez, tienen dos maneras de gastar más: a través del aumento de sus ingresos o través del aumento de su deuda.
Mientras tanto, en EE.UU. los ingresos familiares reales han dejado de crecer, y los niveles de deuda de los consumidores "son demasiado altos como para incurrir en más deuda", sostiene el economista.
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A su juicio, la mítica 'nueva economía', prometida a EE.UU. en 2001, en realidad, está "transformando a la una vez poderosa economía estadounidense en una fuerza laboral del tercer mundo", donde nuevos puestos de trabajo solo se crean en las esferas de los servicios que no pueden ser exportados (vendedores al por menor, celadores del hospital y camareros).
"La economía de EE.UU. es un caso perdido", lamenta el analista añadiendo que "Washington ha regalado la economía estadounidense a los países asiáticos con menores costes laborales".
"Los propietarios y gestores del capital se han beneficiado, pero la gran mayoría de los estadounidenses han sufrido" las consecuencias, denuncia Roberts.
"Como los dueños del capital y los gerentes no son lo suficientemente numerosos como para impulsar la economía con sus gastos, la legendaria economía estadounidense ya no existe", concluye.