Un
coronel, un mayor, un capitán y un teniente son sindicados de hacer
atentados terroristas para ganar positivos. Los atentados, hechos en
Bogotá con carro bombas y una casa bomba, fueron previos a la posesión
presidencial. SEMANA.COM revela todos los detalles de esta acción
criminal.
En el atentado del 31 de julio en la carrera 45 con calle 75 murió el ciudadano José Antonio Vargas.
El plan fue maquiavélico. Sin embargo, fue realizado
de manera tan torpe que sus autores dejaron todas las huellas y los
rastros más visibles por lo que ahora ya están identificados. Al menos
cuatro oficiales del Ejército Nacional son protagonistas de uno de los
mayores escándalos de los últimos años: planearon y ejecutaron una serie
de al menos siete atentados en Bogotá para posteriormente cobrar los
positivos ante sus superiores. La acción de los oficiales fue tan
fríamente calculada que la hicieron antes de la segunda posesión del
presidente Álvaro Uribe, un escenario donde el impacto era de mayores
consecuencias como en efecto ocurrió. La gravedad de lo que hicieron estos oficiales es de tales dimensiones que en varios de los montajes de los atentados le hicieron creer a la opinión pública sobre su extraordinaria capacidad para contener los planes terroristas de las Farc al anticiparse a los hechos. Pero un atentado con un carro bomba explotó y mató al ciudadano José Antonio Vargas, quien en ese momento fue presentado como una victima más de la guerrilla.
Ese fatal atentado ocurrió el pasado 31 de julio en la carrera 45 con calle 75, en el barrio Gaitán. SEMANA.COM estableció que en total hubo al menos siete atentados. En algunos se usaron vehículos particulares, otro con un cilindro bomba y uno más con una casa bomba.
Los atentados en las cercanías de la ciudad ocurrieron en Sibaté, cuando se informó que tropas de la XIII Brigada del Ejército desactivaron una carga explosiva camuflada en un camión transportador. “La metieron como si llevaran productos agrícolas”, informó en su momento uno de los oficiales.
Este caso ocurrió cuando se hizo el hallazgo de un vehículo armado con 250 kilos de anfo en la vía que de este municipio conduce a Sibaté.
Otro de los carro bomba desactivados ocurrió con un vehículo de marca Fiat que se encontraba en la zona de Normandía, en el noroccidente de Bogotá. En ese momento se informó que la carga estaba compuesta por seis barras de indugel, metralla y un equipo de activación electrónica, ubicados dentro de una olla a presión.
Todo esto creó una sensación de pánico en la ciudadanía que creía que las Farc se venían con todo contra el presidente Uribe tal como ocurrió en su primera posesión, el 7 de agosto del 2002, cuando esta guerrilla atacó con morteros la Casa de Nariño. En esa oportunidad, uno los proyectiles impactó en la Calle del Cartucho donde murieron 19 personas, habitantes de la calle.
Para esta ocasión, las autoridades diseñaron un riguroso plan de seguridad. Estadísticas oficiales muestran que hubo una reducción en atentados terroristas del 93 por ciento con respecto a la primera posesión del presidente Uribe. El 7 por ciento restante ahora se viene a saber que fue ejecutado por el propio Ejército.
Sin embargo, fueron tan torpes en su plan que dejaron huellas tan grandes y visibles que ni siquiera hubiera hecho un aprendiz de delincuente. Por ejemplo, el mayor y el capitán, vinculados al caso, de la sección de Inteligencia de la XIII Brigada en el caso del taxi bomba en el centro comercial Caracas, contrataron a un taxista. Luego lo llevaron a las afueras de Bogotá con el pretexto de que tenía que recoger unas cajas, siempre iban vestidos con el uniforme, y luego regresaron al centro comercial un alquiler del carro. Le dijeron que le darían cinco millones de pesos si él les prestaba el carro porque lo necesitaban para hacer una vuelta. La sorpresa del taxista fue que en la noche del 17 de julio, vio en los noticieros que el Ejército estaba desactivando un carro bomba. “Vi que era mi carro”, le reveló el propio taxista a un fiscal antiterrorista días después.
El conductor no podía creer que en su carro hubiera una carga explosiva montada en dos ollas a presión. La situación para él no podía ser más ridícula y alarmante. Sin embargo, él guardó silencio porque recibió una llamada de los miembros del Ejército el 18 de julio en el que le anunciaron que tranquilo porque le iban a pagar su plata.
Entonces se pusieron una cita en el Banco Ganadero del Centro Administrativo, CAN, a escasas cuatro cuadras de la sede del Ministerio de Defensa. Los oficiales fueron tan torpes que lo acompañaron a cambiar el cheque que es de una de las 20 cuentas de la XIII Brigada. Cuando el taxista recibio los cinco millones, el mayor le propuso que dividieran la plata. “Vaya y reclame su taxi en la Fiscalía que no va a tener problemas porque el taxi no explotó”. Luego le entregan sólo 100.000 pesos y éstos se quedaron con 4.900.000 pesos. El taxista se enfureció pero se llenó de temor y cuando fue a recoger su taxi le dijeron que no se lo podian entregar en muchos meses porque estaba inmerso en un proceso por terrorismo. El taxista se indignó, acudió a la Fiscalía y reveló todo. Hoy el cheque, que es una de las pruebas reinas de estos montajes, está en poder de la Fiscalia.
No menos burdo es el caso del camión bomba mencionado anteriormente en el que los mismos oficiales consiguieron a un guerrillero conocido como ‘Culebra’, actualmente en La Picota purgando una condena de 40 años. Los mismos uniformados fueron hasta el interior de la cárcel y le plantearon un negocio en el que todos saldrían ganando. Se trató, le dicen, de dar un positivo con explosivos, por el que le pagarian 50 millones de pesos. Y lo encargaron de que él hiciera las coordinaciones con sus contactos por fuera de la cárcel. Le dejaron un celular. Este consiguió a un transportador de papa y lo contrataron para hacer un acarreo de 80 bultos de papa a Bogotá.
El contacto del guerrillero se encargó de buscar al campesino con el número de placa, la hora y la ruta del camión. Entonces el guerrillero llamó desde La Picota a los oficiales y les dio todas las indicaciones. Luego de dar el positivo al guerrillero tampoco le pagaron y este contó toda la historia, mientras que al dueño del camión, que en su momento fue presentado como miembro de las Farc, tuvieron que soltaron días después.
Estos son sólo algunos de los detalles que para la Fiscalía son absolutamente insólitos, ya que siendo miembros del Ejército, ni siquiera se cuidaron en copiar bien los métodos de las Farc. Por ejemplo, ninguna de las bombas estaba armada, todas las cargas tenían indugel, explosivo que no usa las Farc porque su velocidad de detonación es muy lenta. Todos los carros utilizados son viejos, en muy mal estado y robados. Si algo quedó en claro después del atentado en El Nogal es que las Farc no ahorran dinero a la hora de comprar los vehículos porque los nuevos no llaman la atención y tienen menos riesgos de ser parados en los retenes.
De ahí el estado de indignación del ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, quien al enterarse de lo ocurrido ordenó al general Mario Montoya, comandante general del Ejército, a hacer una rueda de prensa donde informó de la situación y presentar excusas a la opinión pública.
La divulgación del hecho coincide con un informe publicado por SEMANA.COM en el que se analizan los 10 grandes errores que este año han manchado al Ejército y que pasan desde las torturas, el montaje de secuestros y ejecuciones extrajudiciales. (Ver artículo).
De igual manera hace recordar al caso de Emilio Vence, un director del DAS, de la seccional Atlántico, quien de igual manera se inventó unos atentados en contra del presidente Uribe, en esa ocasión durante su primera posesión, también con el objetivo de sumar positivos para cobrar logros.
El general Montoya, visiblemente consternado se limitó a leer un comunicado que dice:
COMUNICADO DE PRENSA
7 de septiembre de 2006.- De acuerdo con las políticas de transparencia del Gobierno y para dar cumplimiento al compromiso que el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas han asumido con los colombianos, de informar oportunamente cuando tengan conocimiento sobre hechos que supongan conductas indebidas por parte de miembros de la institución, lamento informar a la opinión pública:
1. El reciente atentado con un carro bomba en el que resultaron heridos varios soldados y muerto un ciudadano, que fue atribuido en su momento a grupos al margen de la ley, así como el supuesto decomiso de varios explosivos en los últimos dos meses, al parecer no corresponde a la realidad.
2. Estos engaños podrían haber sido perpetrados por personas inescrupulosas entre las que se encuentran dos oficiales del Ejército.
3. La Fiscalía General de la Nación que adelanta la investigación, cuenta con nuestro total apoyo.
4. Es de veras deplorable que estos hechos ocurran, pero el país debe tener la certeza de que seremos los primeros en comunicarlos a la opinión pública.
5. Invito a los hombres y mujeres que desde las Fuerzas Militares sirven a la patria con honor y firmeza a que continúen denunciando a quienes, traicionando los principios militares, incurran en actividades criminales que atenten contra los colombianos.
6. También invito a la ciudadanía a seguir denunciando cualquier irregularidad o hecho delictivo del que tengan conocimiento.