Por Pedro Grima
Gallardo
El 16 de marzo del año
2014, un video que se titulaba “Empresario en guarimba” circuló por las redes
sociales (ver https://youtu.be/1iy8llOVxP4).
Una voz, que se autodefinía como representante de 30mil empresarios,
industriales y comerciantes venezolanos, hacía un llamado al derrocamiento “…de este ilegítimo gobierno”, a “…no consumir bienes y servicios, no ir al
cine, restaurantes o playas, no comprar ropa; en fin, nada que genere impuestos”,
y finalmente, solicitaban a todos los empresarios, industriales y comerciantes
venezolanos a “…no reponer inventarios”.
Este llamado, en especial a lo referente a no reponer inventarios, ya había
sido implementado por las transnacionales (Procter&Gamble, Nestle, L’Oreal,
Renault y muchas otras) quienes conformaban la componente internacional de la
guerra económica que ya había sido decretada desde Estados Unidos. El objetivo,
tal como fue claramente expresado en el video, era el derrocamiento del
gobierno democráticamente elegido por el Pueblo, a través de la ruina económica
de la nación. Venezuela tiene dos fuentes primordiales de ingresos: la
exportación de petróleo que genera las divisas necesarias para las
importaciones y el cobro de impuestos que representa cerca del 70% del
presupuesto anual. En este concierto internacional (baja en los precios del
petróleo) y nacional (evasión masiva de impuestos) se atacaba a muerte ambas fuentes.
Paralelamente, por si acaso esto no fuera suficiente, un plan articulado por
las agencias de inteligencia y la burguesía nacional, tomaba militarmente las
calles de las principales ciudades con las guarimbas preparando el camino a la
posibilidad de un golpe militar que se estaba gestando con algunos integrantes
de la aviación militar. Se pintaron en el asfalto de las calles grandes
letreros en letras blancas que guiarían a los aviones encargados de bombardear
objetivos (muchos de ellos civiles) previamente designados; la planimetría de
las ciudades fue cuidadosamente estudiada eligiendo los lugares donde se
levantarían las principales barricadas; y se alojaron en las cercanías
paramilitares y francotiradores que las defenderían. Un par de meses antes de
la acción, grupos de estudiantes fueron adiestrados en primeros auxilios,
conserjes y juntas de condominio fueron contactados, los apartamentos en donde
funcionarían pequeños hospitales de campaña y donde se alojarían los
paramilitares fueron designados. Toda esa organización hubiese sido imposible
sin el financiamiento y la asesoría de agencias de inteligencia extranjeras.
Durante 70 días las
guarimbas mantuvieron en jaque al gobierno nacional. Después que el plan del
golpe militar fue develado y desmontado, las guarimbas se disolvieron en un par
de semanas. A partir de ese momento, se dio la orden de arreciar la guerra
económica a todos los niveles para acabar de una vez por todas con los
inventarios y provocar una hiperinflación. En este último año, empresarios,
industriales y comerciantes han aumentado indiscriminadamente los precios en
más de un 1000%. Han desaparecido del mercado los productos, incluso los
subsidiados por el gobierno, llevándoselos en oleadas de bachaqueo, fuera del país. Existe una amenaza cierta de paralizar
el parque automotor por la ausencia de repuestos, cauchos y baterías.
No se sabe cómo irá a
terminar esta Guerra Económica, las
encuestas dicen que la mayoría de la población desea que el Gobierno pueda
contrarrestar esta ofensiva y lograr que las aguas regresen a su cauce. Los
ciudadanos comunes que compartimos ese deseo podemos humildemente poner nuestro
grano de arena a través de pequeñas acciones que multiplicadas pueden
representar un importante aporte:
1.
Siempre que puedas paga con tarjeta, crédito
o débito, por muy pequeña que sea la cantidad. Eso obliga a que la venta quede
registrada y el comerciante esté obligado a reportar el IVA.
2.
No compres en comercios en donde no
tengan punto de venta.
3.
No les compres a los bachaqueros salvo en casos de absoluta
necesidad.
4.
Actívate en tu Consejo Comunal y exige
tu participación en las ventas programadas en los Supermercados Bicentenario,
Mercal y PDVAL.
5.
Organízate en tu barrio para que los
productos regulados les lleguen a todos.
6.
Denuncia al Cuerpo de Inspectores de la
Presidencia de la República cualquier acaparamiento, depósito clandestino,
movimiento de camiones o cualquier otra anormalidad que observes.
Recordemos que durante
las grandes y difíciles batallas, en los corazones pusilánimes comienza a
aparecer el deseo de rendirse creyendo que obtendrán clemencia ¡Qué equivocados
están! El valor genera admiración mientras que la cobardía genera desprecio y
mayor crueldad en el enemigo. Si nos rendimos ahora nos pisotearán, si luchamos
hasta el final, no importando el sacrificio, alcanzaremos la victoria. ¡Animo
camaradas!