Escrito por Alquimista para Periodismo Alternativo
Tú no me conoces de nada.
Y
ahí está lo bueno. Porque quiero informarte de lo mucho que un
desconocido cualquiera sabe ya de ti, tan sólo, con lo que tú mism@ has
facilitado a través de internet.
Verás,
gracias a la información que voluntaria e irresponsablemente has
colocado en FACEBOOK, sé tu nombre y tus dos apellidos, dónde
estudiaste, en qué has trabajado y hasta dónde vives.
Puedo reconstruir muy sencillamente toda tu vida académica y profesional hasta la fecha.
También
sé con quiénes te relacionas y todo lo que te gusta y lo que no. Y para
ello tan sólo tengo que echar un vistazo rápido en Facebook y
recolectar todos esos datos.
Gracias
también a Facebook o a Twitter sé cuándo te conectas a internet a
través de un ordenador o desde un teléfono móvil. Y, por supuesto, en
uno y en otro caso, puedo posicionarte a través de la geolocalización de
tu tweet o del post que has subido a Facebook.
Con
todos estos datos ya en mi poder, puedo usar Google Earth para, no sólo
ubicar tu domicilio en un mapa bidimiensional, sino que puedo obtener
vistas y fotografías aéreas de tu domicilio (Barrio, calle, y edificio).
De las redes sociales, de Google Images y de Instagram obtuve fotografías tuyas recientes y antiguas.
Fotografías en las que aparecías sol@ y en compañía de terceros.
Además,
estos programas etiquetaban estas imágenes, con lo que también obtengo
datos personales tanto tuyos, como de quienes aparecen contigo en las
fotos. A veces, en no pocos casos, incluso aparecen menores…
Con
la ayuda de Lidelink amplié muchísimo mis conocimientos sobre tu
experiencia laboral, tus contactos profesionales o empresariales, lo que
has compartido con ellos o todo tu currículum constantemente
actualizado.
No tienes ni idea de lo que se puede hacer con toda esta información personal y laboral sobre ti…
Gracias
al buscador hacker (y gratuito) Shazam, obtuve tu dirección IP (que es
la matrícula identificativa de tu ordenador) y, con ello, este
maravilloso buscador incluso me facilitó la empresa que te da acceso a
internet, las horas en las que estás conectado o desconectado, las
especificaciones técnicas del equipo que empleas e, incluso, si no has
cambiado la contraseña de tu wifi que venía por defecto preconfigurada,
puedo conocerla y acceder a tu red.
Todo eso me dice este servicio online, de ti.
Como
también tengo tu dirección de email obtenida tanto en Facebook como en
Twitter, puedo enviarte un archivo aparentemente inofensivo, adjuntado a
un correo electrónico, que contenga un pequeño programa que se llama
keylogger y que se encarga de grabar todo lo que tecleas en tu
ordenador, y enviármelo por email.
Con
un par de días que este programa esté en tu PC actuando en segundo
plano y sin que lo detectes, tendré todas tus contraseñas personales
(las que hayas tecleado para acceder a tus emails, a tus cuentas en el
banco, a tus redes sociales, a tu declaración de la renta online, etc,
etc…)
Si
en vez de un par de días, dejo este programa operativo en tu ordenador,
o tardas en descubrirlo un par de meses, no hace falta que te diga el
acceso completo que tendré a todo lo que haces en la Red.
Y
todo esto lo he obtenido simplemente observando la información, los
datos personales y cuanto sobre ti has dado ya a conocer en las redes
sociales, a través de Google, de tu cuenta de correo electrónico, de tus
preferencias y gustos…
Ni siquiera he tenido que espiarte en el completo término de la palabra.
Tú
mism@ has entregado voluntariamente toda esta información y apuesto a
que nunca has leído antes de aceptar las famosas CONDICIONES DE USO Y
PRIVACIDAD de todos estos servicios online que he mencionado.
Si
lo hubieras hecho, te habrías llevado las manos a la cabeza al saber en
qué condiciones estás CEDIENDO todos estos datos “privados”.
Ahora
yo, y cualquiera de estas corporaciones internacionales (Google,
Facebook, Twitter, Instragram…) pueden vender, ceder, regalar toda esta
información a terceros, o puedo acceder a la Deep Web y vender tu perfil
completo a empresas o instituciones para fines que no querrías conocer.
En
un plano más pequeño, podría entregar también todos estos datos,
reunificados y ordenados, a alguien que no te aprecie demasiado (vamos…
todos tenemos a algún que otro individuo por ahí que mataría por
conocerlos y sacar provecho de ellos, ¿verdad?).
Pero
tú sigues bajando la persiana o cerrando la ventana de tu habitación
para que no te vean desde la calle cuando quieres tener INTIMIDAD,
aunque te acabo de demostrar que, mientras cuidas esa pequeñísima
parcela de lo personal, regalas a diario toda tu vida a cientos de miles
de desconocidos, sin importarte. Sin que hayas reparado en ello.
Ya te oigo pensar “Me da igual, yo no tengo nada que esconder”.
He
escrito estas líneas para concienciar y porque, como dijo Oscar Wilde,
“La intimidad no es no tener nada que esconder; Es poder esconder o no
cuanto yo quiera de mí, sin que nadie tenga porqué saberlo”.
Piensa un poco cuánto de tu vida estás regalando en las redes sociales, en los servicios online, en foros, blogs y comentarios.
Quizá, en adelante, quieras tomar medidas para cambiar todo eso, pero recuerda: “Una vez en internet, para siempre en internet”.
Espero
que sepas comprender la importancia de lo que te estoy diciendo y la
vulnerabilidad personal, familiar, profesional e íntima a la que te
expones voluntariamente por un perjudicial y erróneo uso de Internet.
Un saludo, seas quien seas.