A 32 días de realizarse las elecciones parlamentarias, los candidatos más resaltantes (y no por eso "los mejores") de la oposición radicada en Venezuela (y no por eso "venezolana") ya comenzaron a ejecutar los acostumbrados trastabilleos y metidas de pata que suelen ponerle sabor a pesar de ellos mismos con el resultado que siempre afrontan la contienda preelectoral.
Noviembre 4 de 2015, 2:22 pm
Hoy somos testigos de los resultados en caliente que ha significado apelar a su propio (y atrofiado) ingenio publicitario y a sus lecturas del contexto político.
Ya han batido todos los límites posibles de lo que un político no debe hacer si quiere mantener su liderazgo en una situación desfavorable: faltaron cada vez que les dio la gana a las sesiones de la Asamblea Nacional; brincan de circuito en circuito, de estado en estado, buscando mantener a punta de cuchillo, rasguños e intrigas cuotas de poder; votaron en contra de repudiar el Decreto Obama; apoyaron a la Exxon Mobil y a su mayormodo, David Granger, en la coyuntura territorial con Guyana; en medio de un contexto inflacionario provocado por la guerra económica, votaron en contra del aumento del salario y del cestaticket. Oposición en el sentido balurdo y mediocre del término.
Pero para seguir pisándose la manguera entre ellos, luego de inflar encuestas y de autoproclamarse ganadores (por paliza, además) mucho antes de iniciar oficialmente la campaña electoral, ahora se les ve por las redes sociales proyectando todo lo contrario, pero conservando siempre como punto de honor la falta de tacto mediático y de manejo discursivo que siempre los ha caracterizado.
Más solos que Adán el día de las madres, más desesperados que Requesens en un comedor vegetariano, más confundidos que Capriles y Maricori cuando les preguntan cuánto cuesta un Multiabono y más deprimidos que los habitantes de La Candelaria luego de la reducción del cupo viajero, los candidatos de la MUD nos regalan un inolvidable abanico de su desastrosa e infeliz campaña electoral.
Tomás Guanipa y la "dolarización del salario"
Tomás Guanipa, quien se alegra de haber concebido un plan legislativo titulado con su propio apellido ("Plan Guanipa"), considera que se la está comiendo con la propuesta de "dolarizar el salario". Él no explica cómo lo va a hacer. Si va a convocar una reforma constitucional, si va a convocar un referendo revocatorio en contra del bolívar o si a lo que se está refiriendo realmente es que su sueldo y viáticos como parlamentario (en caso de que llegue a ganar) por favor se lo calculen a dólar paralelo. Mientras el eje de su campaña se sitúa en la supuesta pérdida de apoyo popular de Nicolás Maduro, él le explica el "Plan Guanipa" a un pequeño comercio al cual le encanta vender el papel de regalo según como lo calcula Dolar Today.Ismael García y el cambio por el cambio
Ismael García, para repuntar en las encuestas como candidato, se fue hasta al fondo del Guaire y rescató en calidad de asesor a Richard Mardo. El eje de la campaña ahora consiste en tuitear la palabra "cambio" cada tres minutos, cuadrarse con las cooperativas adecas del transporte para que echen carro un rato y así lo fotografíen por las avenidas comerciales de Maracay haciendo el papel de Moisés, además de pedirle encarecidamente a sus 13 seguidores de El Piñonal que se dirigan a una calle oscura de la zona con el objetivo de evadir a los "colectivos chavistas" que asumen como un deporte boicotear reuniones escuálidas. Lo de sin luz en la foto (más allá del bombillo que lo ilumina) no es por falta de energía eléctrica.Requesens y la indigencia política
Luego de haber traicionado las filas adecas para cuadrarse con Primero Justicia tras ser electo concejal del municipio Baruta, el gordo Requesens decidió incluirse en la contienda parlamentaria aprovechando la poca fama que le dejó haber sido presidente de la Federación Estudiantil de la Universidad Central. Ahora decide echar el resto y triturar a los adecos que estuvieron en contra de su postulación, fotografiándose mientras intentaba conquistar la cima de una escalinata acompañado de sus asistentes, en una clara maniobra propagandística dirigida a motivar a sus electores y hacer molestar a sus detractores. Lástima que en la foto siguiente se le vea con cinco gatos bajando por una carretera, dejando una imagen indiscutible de abandono y de indigencia política.La cantidad de retuits habla por sí sola.
Delsa Solórzano y el atraco político
Delsa Solórzano, hija política de Manuel Rosales, no le bastó con decir que había que reciclar (ecológicamente, claro está) los barriles de petróleo que exportaba Venezuela. Contrariamente a los dotes de violencia asesina que desde siempre le ha querido endilgar a los habitantes de los barrios, ella y su combo interceptaron y mantuvieron como rehén a un señor que subía hacia su casa para explicarle bien y con detenimiento eso de los barriles reciclables. Detallen el nivel de presión y de acoso hacia el señor. Si ella quería hacer ver el "acontecimiento" como un encuentro de reconciliación nacional y apoyo escuálido en los barrios, la foto no le ayuda.Freddy Guevara y la carne en vara
Freddy Guevara, aparte de ser uno de los principales heredero de la antipolítica venezolana personalizada por Voluntad Popular, también es el candidato que ha tenido la campaña más agresiva (y no por eso "la mejor") con respecto a las consecuencias palpables de la guerra económica. El mismo que le ha dedicado infinidad de tuits y entrevistas para decir que Maduro está matando al pueblo de hambre (así, con esas palabras), aprovecha para fotografiarse picando una carne en vara con una emoción altamente sospechosa.Final infeliz
Dicen ser la "mayoría del país", dicen que "van a ganar las elecciones", pero en ningún evento se les ve con más de 20 personas. Así cualquiera canta fraude y le pide a John Kelly que por favor los incluya en sus intervencionistas oraciones.Aún queda un mes de campaña preelectoral, y no está permitido dudar del encumbrado talento del que goza la oposición a la hora de superar sus propias metidas de pata. Aunque parezca inamovible este estadio de calamidad publicitaria, recordemos que ellos siempre guardan lo peor para el final.
Los menos disociados (suponemos) esperan a que termine rápido este calvario de errores y sufrimientos; los más dementes, caso Freddy Guevara o Juan Requesens, desean seguirse mostrando como la alternativa que sueña con