Por Pedro Grima
Gallardo
La resolución de un
problema requiere del análisis. Al mismo tiempo, el análisis requiere de una
teoría. Para los hechos sociales yo utilizo una reconocida ciencia: el
materialismo histórico. Y no solo yo, el Imperio y las oligarquías son fieles
seguidoras de esta teoría, aunque casi nunca lo reconozcan, a excepción del
segundo hombre más rico de Estados Unidos, el magnate Warren Buffett, quien confesó
en 2011 con una sinceridad brutal: “De hecho, ha habido una lucha de clases
durante los últimos 20 años, y mi clase ha ganado”.
La verdad absoluta es
que la sociedad está dividida en clases sociales como un enorme pastel cuyo
cuerpo principal está constituido por una enorme y heterogénea masa de
individuos mientras que la delgada cobertura está constituida por la “crema” de
la sociedad, esa que puede ir a una boutique y comprar sin preguntar el precio.
Dada la limitada
extensión de este escrito nos limitaremos al análisis de la composición social
de Venezuela en los últimos años. Si damos como ciertas la cifras de L.
González [1], en el período 2003-2011, la clase alta disminuyó un 0.4%, la clase
media aumentó en un 14.9%, los vulnerables aumentaron en un 14.4% y los pobres
disminuyeron en un 28.9%. La composición de nuestra sociedad para 2011 sería: alta
5%, media: 19.7%, vulnerables: 35.4% y pobres: 39.9%. Y dado que la oposición obtuvo
el 64% de la votación implica que las clases alta, media y vulnerable votó
masivamente por ellos e incluso parte de los pobres también.
En varios
artículos he tocado el tema de la importancia de la clase media (o clases medias,
si incorporamos a los vulnerables) en la lucha social. Ya no vivimos en los
tiempos en que existía un gran campesinado (China en la época de Mao) o una
gran masa de obreros (Rusia en la época de Lenin) y en futuro quizás las
máquinas lleguen a sustituir a gran parte de los trabajadores lo que nos
acercaría al mundo del que nos advierte Stephen Hawking, quien sostiene que, si
las máquinas terminan por reemplazar el trabajo humano y produciendo todos
nuestros productos, y continuamos la actual vía neoliberal, el mundo está en
camino de convertirse en una plutocracia con una clase de grandes propietarios,
con una riqueza inconmensurable, y una clase inferior de desposeídos, es decir,
las masas, que vivirán en la pobreza extrema. Este pensamiento nos hace pensar
en la urgencia que tenemos de intentar que este escenario robotizado sirva al
ocio creador de la Humanidad y no a su desaparición o supervivencia en la
miseria. La solución sigue siendo el Socialismo, pues tal como indican las
cifras, con todos sus errores el Socialismo Bolivariano disminuyó la pobreza en
un 30%. ¿En qué falló?
Fallamos en no
poder brindarle a las clases medias un escenario de bienestar. Rompimos con las
principales universidades del país, aceptando vivir ambos de espaldas, sin una
discusión que obligara al diálogo. Premiamos a los camaradas revolucionarios
con cargos en donde no tenían ninguna competencia. Voy a dar un ejemplo: cuando
se me encomendó el rectorado de la UNELLEZ descubrí, con asombro y preocupación,
un llamado a concurso para optar a ser profesor, cuyo reglamento había
eliminado la nota mínima aprobatoria (que por lo general es de 15 puntos). Así pues, un profesor ganó la cátedra de
matemáticas con una puntuación de 04/20. Su mérito era, al parecer, que había
estado en Vietnam. Seguramente un mérito loable, pero no para obviar que no
tenía la preparación para ser profesor de matemáticas en una universidad.
También hemos visto Ministros y Viceministros demasiado jóvenes, impulsivos e
inexpertos. También es cierto que algunos jóvenes, como Robert Serra,
resultaron excepcionales, pero son la excepción, no la regla. Empobrecimos al
profesional asalariado con bajos sueldos, pocas oportunidades de avance y
dificultades para su preparación de tercer nivel. Abandonamos cientos de
millones de dólares en equipos científicos en las universidades, hoy parados
por falta de mantenimiento y repuestos. Quisimos
construir un país a costa de un flujo de dinero sin ninguna garantía de su
inversión en el aparato productivo. Cuando se acabó el dinero, se acabó todo.
Nuestros gobernantes regionales se olvidaron de la lucha de clases y se
enfrascaron en construir obras, craso error, las obras no dan votos. El
Socialismo se construye dándole a las masas medios de producción, nosotros
enriquecimos a las oligarquías dándoles contratos y dólares preferenciales, de
nuevo: craso error.
Estimados
Camaradas, el Pueblo ha demostrado una gran inteligencia que debemos saber
apreciar. Ante el horrible barranco económico por el que bajábamos a toda
velocidad y sin frenos, y la incapacidad del Gobierno de salvarnos, simplemente
el Pueblo votó en contra. No es semántica, es más que eso. El Pueblo no votó
por la oposición, votó contra el Gobierno. Se detuvo un enfrentamiento que podría
haber causado mucho dolor. Por ahora se
conservó la Paz. Ese "por ahora", tan vigente en aquella época, como
en estos momentos. Sanemos nuestras heridas, reorganicémonos, renovemos las
direcciones regionales de nuestro partido, reorientemos nuestras políticas, no olvidemos
que ante una nueva coyuntura electoral, seguimos siendo la primera opción contra
las apetencias de la burguesía.