Los indígenas son los más afectados
185 activistas murieron el año pasado en 16 países. Colombia ocupa el tercer lugar en la lista.
Por: Medio Ambiente
Foto: Goldman
La activista Berta Cáceres, de Honduras, fue asesinada en su casa.
El último informe de la ONG Global Witness arrojó una de las cifras más indignantes y preocupantes en materia de derechos humanos: 185
defensores de la tierra y el medio ambiente fueron asesinados en 2015,
en 16 países. 66 % de las víctimas son latinoamericanas. (Lea: Colombia entre los países más peligrosos para los ambientalistas)
Las
industrias extractivas y mineras, los proyectos hidroeléctricos, el
acaparamiento de tierras para la agroindustria a gran escala y la tala,
generalmente asociada a madereros ilegales que entran en áreas
protegidas o territorios indígenas, fueron las principales causas de los
crímenes perpetrados.
“Uno de los
factores subyacentes a todos los asesinatos fue la presión sobre la
propiedad, el control o el uso de la tierra; por lo que muchas
comunidades rurales se vieron sometidas a una violenta represión por
parte de terratenientes y empresas con más poder que ellos”, dice el
informe.
La lista la encabeza Brasil (con 50 asesinatos), Filipinas (con 33), Colombia (con 26), y Perú y Nicaragua (con 12 cada uno).
Los indígenas siguen siendo el sector más vulnerado. De los activistas y defensores asesinados el año pasado, 67
eran indígenas, lo que supone casi 40 % del total. Sólo en Colombia, se
registraron nueve casos cuyos principales sospechosos, de acuerdo con
grupos defensores de DD.HH, son grupos paramilitares que trabajan de la
mano con élites políticas y empresarios locales.
“Los
pueblos indígenas sufren actos de violencia relacionados con el
conflicto armado que se está desarrollando en el país y han sido
testigos de acaparamientos de tierras a gran escala y desplazamientos en
sus territorios”.
Entre las varias
denuncias, Global Witness advierte que la defensa del medio ambiente no
solo está criminalizada, especialmente en países africanos, sino que
además los autores de los asesinatos rara vez comparecen ante la
justicia debido a que los gobiernos no investigan ni procesan
adecuadamente por estos delitos.
“Muchas
autoridades o bien cierran los ojos o impiden activamente la
investigación de estos asesinatos por la connivencia que existe entre
intereses corporativos y estatales. Esta arraigada cultura de impunidad
facilita que se lleven a cabo más asesinatos porque los responsables
saben que es poco probable que tengan que responder ante la justicia”,
agrega el documento.