El
primer día de la protesta, iniciando semana, los demandantes
estacionaron sus grandes camionetas en la vía o al borde de esta,
obstaculizando el tráfico vehicular. Crearon un verdadero caos durante
la llamada hora del tranque o del embotellamiento, que violentó a
algunas personas que no entendían muy bien el objetivo de la protesta.
“¿La protesta es para vivir mejor?”, preguntó un viajero molesto por la
demora en la circulación; “La protesta es para sobrevivir”, le respondió
uno de los manifestantes. A propósito Jorge Alvariño, vocero de la
protesta en Miami, dijo que el objetivo no era el “overtime” o pago por
horas extra de trabajo, sino la eliminación de los gravámenes que les
impedían mantenerse a flote.
La
policía multó y detuvo algunos rastreros por bloquear el tráfico, por
lo que han optado por circular de manera muy lenta; con lo que consiguen
llamar la atención, a la vez que evitan la multa por estacionamiento
indebido.
Un
chofer que aceptó ofrecer declaraciones mientras salía bajo fianza de
su detención, aseguró que aunque ya se habían manifestado en otras
ocasiones, esta vez constituía un momento especial donde están
dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias porque la situación
se les ha hecho insostenible. Sencillamente, la cuenta no les da.
Santiago
Flores, un rastrero jubilado, que participaba en las protestas en
solidaridad con sus viejos amigos, reiteró la tan extendida convicción
de que la vida en Estados Unidos ya no es como pudo haber sido antes. La
apreciación de que esta protesta es parte de una difícil y crítica
situación más general, es algo que se nota tras la mayoría de las
opiniones. Igual que en las consignas que gritan los indignados del
transporte en las calles de Miami; como esa tan conocida que suele
utilizarse para pedir cambios, “Sí se puede”.
Es
aleccionador el escenario de estos trabajadores, la mayoría de ellos
cubanos, que en las calles de Miami reiteran un “Sí se puede” que
destruye la imagen bucólica de un Miami turístico y playero habitado por
exiliados adinerados que lograron el sueño americano tras su supuesta
huida del comunismo. El mentís más rotundo a la propaganda de la prensa
adormecida de Miami lo dan estos trabajadores que se muestran
desesperados por las duras condiciones de trabajo.
Las
protestas apuntan a los elevados costos de los seguros, permisos y
licencias que se les exige para trabajar. También objetan la disminución
de pago por milla recorrida, que habría bajado de unos 2 dólares y
medio hasta los 0.85 centavos. Este corte se justificó en que el
petróleo había disminuido de precio, pero ocurre que el combustible ya
ha vuelto a subir y lejos de restituirle el pago por milla atendiendo a
la fluctuación, lo que ha sucedido es que lo siguen bajando.
Una
de las quejas más reiteradas se relaciona con el egoísmo y la ambición
de los “brókeres”; que son agentes, corredores e intermediarios que
manejan los contratos con los almacenes y empresas, sin que los
trabajadores participen en la negociación. Los transportistas
sencillamente no tienen información de la cantidad de dinero por la que
se firma un contrato, por lo que el “bróker” le puede pagar según un
total concertado de dos mil, cuando la suma real pactada puede ser siete
u ocho mil dólares.
Para
atizar más la indignación, algunos trabajadores critican la vida que se
dan esos “brókeres”, a quienes describen como personas dadas al lujo,
que viven tranquilamente en cómodas residencias sin conocer siquiera lo
que pasa en las carreteras.
A
todo esto habría que añadir el aumento en pagos por peaje, por
alimentación, por las reparaciones de los equipos, por el cambio de las
ruedas o gomas, etc. Además de las crecientes multas y los descuentos
más inesperados.
Funcionarios
en Tallahassee les han dicho que tendrán respuesta a sus peticiones en
un mes o mes y medio. A lo que los trabajadores han respondido que no,
que necesitan algún tipo de información sobre sus demandas en 48 horas,
ya que su situación es realmente crítica y no pueden esperar más.
Algunos
choferes se veían realmente molestos y aseguraron que las protestas
seguirían sin importar las consecuencias. Es algo que debe preocupar a
quienes tienen la facultad para resolver este problema y evitar males
mayores. Todo esto y más ocurre bajo la llamada “ciudad mágica” de
Miami, en “la capital del sol”; un periodismo que se respete no puede
esconder estas verdades.
(www.latardesemueve.com / @edmundogarcia65)