Un conjunto de agrupaciones del
empresariado venezolano, incluyendo la federación patronal Fedecamaras,
ha presentado una propuesta de “acuerdo nacional” orientada a garantizar
la convivencia política y que “olvida” mencionar el referendo
revocatorio, el mecanismo promovido por los partidos de derecha para
intentar desalojar del poder al actual mandatario, Nicolás Maduro.
La propuesta fue presentada ayer
(miércoles) en un modesto acto realizado en noreste de la capital
venezolano y que, curiosamente, ha tenido una escasa cobertura de los
medios de información, mayoritariamente de tendencia opositora.
En lo concreto el documento de diez
páginas plantea la necesidad de generar un “Gran Acuerdo
Social-Laboral”, que hace énfasis en el reconocimiento del tripartismo
como mecanismo de construcción de consensos en lo ecnómico y productivo,
y un “Gran Acuerdo Político” que garantice la convivencia política
(calificada como “imperosa necesidad”) de las distintas doctrinas e
ideologías.
En opinión de las organizaciones que
suscriben el Acuerdo, el logro de esos objetivos plantea tres desafíos.
“El primero es erradicar la estructura que, en lugar de generar riqueza,
crea pobreza y desigualdad. El segundo es superar el modelo rentista
petrolero y cambiar el rol del petróleo en la economía y la sociedad y,
el tercero se refiere a la reforma del poder político para superar el
hiperpresidencialismo, el centralismo y reforzar los poderes regionales,
el rol de los partidos políticos y la participación ciudadana”, destaca
una nota de prensa.
Vale anotar que la superación del modelo
rentista petrolero es la base de la Agenda Económica Bolvariana, el
programa económico que impulsa el presidente Maduro desde el mes de
enero de este año.
La propuesta no menciona ni directa ni
indirectamente la convocatoria de un referendo para revocar el mandato
de Maduro, que desde abril se habia convertido en la opción de los
principales partidos de derecha para desplazar al actual gobierno. De
hecho el planteamiento empresarial no se aproxima a nada parecido a un
plan para promover un cambio de gobierno y apuesta al diálogo para
alcanzar lo que define como un “acuerdo nacional para el progreso y la
paz”.
Los más destacados firmantes de la
propuesta son Fedecamaras (organización cúpula del empresariado) y sus
agrupaciones sectoriales de la industria, Conindustria, y del comercio y
servicios, Consecomercio.
Sin embargo también destaca el aval del
Ifedec, un centro de estudios financiado por la decmocracia cristiana
alemana y dirigido por el excandidato presidencial socialcristiano,
Eduardo Fernández.
Asimismo figura el Centro de Divulgación
del Conocimiento Economico para la Libertad (Cedice), un instituto de
promoción del neoliberalismo, cuyos directivos avalaron el abril de 2002
el golpe de estado contra Hugo Chávez.
Al respecto hay que recordar el rol
protagónico que tuvo el sector empresarial, cuya máxima autoridad
gremial, Pedro Carmona Estanga, se autojuramentó como presidente tras la
captura de Chávez por los militares golpistas.