Pocas veces Lilian Tintori ha sido tan sincera como sucedió este viernes, cuando echó el cuento del viaje que junto a Mitzy Capriles y Antonieta Mendoza hizo al Vaticano a hacerse selfies donde las tres aparecen cual chuchumecas autoflageladas con cadenas.
El grupo, que al parecer no tiene nada de oficio en sus casas, no recibió ni las buenas tardes de algún mensajero de la Santa Sede. La propia Tintori admite -seguramente que con gran amargura-, que nadie de la Santa Sede
les paró bola alguna. Ni un saludo ¡Ni mucho menos una invitación a
ingresar a la fortaleza católica! Mientras, estuvieron cual momias bajo
“largas horas de frío inclemente”.
Si damos por cierto que fueron absolutamente ignoradas por El Vaticano
y en general por todo el mundo como en efecto ocurrió, entonces… ¿Cómo
definir el triste papelazo que hicieron? ¿Quién las escuchó hablar de
presos políticos si no había nadie? ¿Quién las iba a escuchar si en todo
momento fueron un estrambótico cero a la derecha?
Lo
que sí pareció quedar muy claro es que la baja temperatura congeló el
cerebro del triste trío de oligarcas golpistas. De lo contrario, ni se
les ocurriera asomar la cantaleta del juicio político al presidente Nicolás Maduro,
propuesta que cada día es menos consistente dentro de los propios
estrategas oposicionistas que al parecer prefirieron seguir las huellas
de Tomás Guanipa, por aquello de que llegó diciembre ¡Hip!
Tal cúmulo de razones que explican el fracaso de este nuevo capítulo burdo de la derecha, descrito extrañamente en el diario El Nuevo País, llevan a una indiscutible conclusión: ¡Más ridículas y se mueren!