Posted: 18 Mar 2017 12:00 PM PDT
Si
prefieres seguir en la ignorancia de no saber qué clase de porquerías
inmundas te ponen en la comida a ti y a tu familia la industria
alimentaria, mejor no leas el siguiente artículo.
Carne de caballo vendida como carne de buey, té verde chino rico en pesticidas, polvo de ladrillo en el azafrán, mermelada de fresa sin fresas, especias mezcladas con excrementos de ratón o heces de pájaro, leche infantil al toque de melamina…
Al final del artículo se muestra una entrevista a Cristophe Brusset aún en francés, a ver si alguien se anima a traducirla a español.
DESPERTARES
La carne de caballo, el desencadenante
Hace mucho tiempo que se engaña al consumidor. “Por ejemplo, en el caso de los ravioli de Leader Price que no contenían carne de cerdo, como anunciaban. Lo destapó el periódico francés Capital en 2001, pero nadie lo consideró un escándalo”, explica Brusset a Lavanguardia.com.
Sorprenden sus explicaciones sobre los casos de lotes de especias turcas o egipcias con excrementos de pájaro y los botes de pimienta india o de guindillas indias con heces de ratón y otros desechos. La solución para conseguir vender estos productos era triturarlo todo, tratarlo, y diluirlo en partidas “sanas”.
El caso del azafrán en polvo es otro claro ejemplo, “algunos proveedores sin escrúpulos hacen locuras: no dudan en mezclar ingredientes como ladrillos machacados, colorantes prohibidos (…). Yo ya no consumo productos molidos ni triturados de tipo industrial”, afirma Brusset.
Orígenes dudosos
Otro
de los engaños más comunes son los orígenes de los productos. “El
mayor comprador de azafrán (vendido como) español es Estados Unidos.
Pero España exporta más azafrán del que puede producir… En realidad,
parte este azafrán se importa de Irán, el primer productor mundial”.
“Así, Estados Unidos puede comprar la cantidad de azafrán que desee bajo bandera española, sin tener que comerciar con Irán, país contra el que decretó un embargo”, leemos en el libro. Hay decenas de casos como este.
Brusset admite, por ejemplo, que compraba barcos enteros de granos de mostaza India para fabricar miles de toneladas de mostaza vendida como “de Dijon” en Alemania u Holanda.
Las supuestas hierbas de la Provenza, según él, proceden mayoritariamente de Marruecos, Albania, Egipto o Túnez. “No se puede saber el origen de los productos porque el etiquetado se controla muy poco. Lo mejor es comprar marcas conocidas. Estas temen perder su reputación si hacen trampas”, nos explica.
Pimentón que no lo es
Otro producto español aparece en las reflexiones de este experto: el pimentón.
“En Murcia hay empresas muy conocidas que producen pimentón a partir de residuos de extracción, es decir, pimentón cuyo aceite esencial (Oleorresina Capsicum) se ha extraído por medio de disolventes. Llegué a comprar centenares de toneladas de esa porquería, que envasábamos en bonitas latas de metal serigrafiadas”, cuenta.
Menos cantidad, al mismo precio
Otra
estrategia de la industria para ganar más dinero: vender menos
cantidad de producto al mismo precio. Brusset cita el nombre una
conocida marca de galletas rellenas de chocolate que, de la noche a la
mañana, redujo un 10% el peso de sus paquetes.
“Esto es muy común. El peso estándar para un yogur, durante años, fue de 125 gramos por unidad. Ahora se encuentran muchos de 115 o incluso 100 gramos”, asegura. Si los envases son los mismos, claro, es fácil que al consumidor le pasen por alto estas cifras.
Rebozados congelados: todo vale
Las verduras y hortalizas de dudoso color o aspecto, cuenta este experto, tienen una vía de comercialización en los congelados rebozados. Él lidió con el caso de unos champiñones azules que acabaron en el supermercado de esta forma.
En Francia, dice Brusset, cada año mueren entre 250 y 700 personas por intoxicaciones alimentarias.
“Estas cifras son oficiales y están disponibles. La OMS considera que hasta 23 millones de personas cada año en Europa sufren una enfermedad transmitida por la comida, y 5.000 de ellas mueren. Las infecciones por salmonela matan a más de 200 personas en Europa cada año”. Nunca hubiésemos dicho que esto sucede en el viejo continente.
Carne de caballo vendida como carne de buey, té verde chino rico en pesticidas, polvo de ladrillo en el azafrán, mermelada de fresa sin fresas, especias mezcladas con excrementos de ratón o heces de pájaro, leche infantil al toque de melamina…
“Más de 5.000 personas mueren cada año por intoxicación alimentaria”
Christophe Brusset, directivo de grandes grupos de alimentación durante más de dos décadas ―en las que fue cómplice y testigo de muchas de estas prácticas―, rompe con su libro ¡Cómo puedes comer eso! la ley del silencio que impera en un sector en el que el fraude, a menudo, es la norma, de la que parece ser una competición planetaria para suministrar materias primas cada vez más baratas, en medio de la más absoluta impunidad.Al final del artículo se muestra una entrevista a Cristophe Brusset aún en francés, a ver si alguien se anima a traducirla a español.
DESPERTARES
La carne de caballo, el desencadenante
“Cuando vi el gran caso de la carne de caballo (vendida como carne de buey), me di cuenta de que algo había cambiado en la percepción de los consumidores. La cuestión ya no era que hubiera víctimas o no. La gente quería saber la verdad. Estaban preparados para escuchar lo que yo tenía que contar”.Heces en las especias molidas
El caso del azafrán en polvo es otro claro ejemplo, “algunos proveedores sin escrúpulos hacen locuras: no dudan en mezclar ingredientes como ladrillos machacados, colorantes prohibidos (…). Yo ya no consumo productos molidos ni triturados de tipo industrial”, afirma Brusset.
Orígenes dudosos
“Así, Estados Unidos puede comprar la cantidad de azafrán que desee bajo bandera española, sin tener que comerciar con Irán, país contra el que decretó un embargo”, leemos en el libro. Hay decenas de casos como este.
“España exporta más azafrán del que puede producir”
Las supuestas hierbas de la Provenza, según él, proceden mayoritariamente de Marruecos, Albania, Egipto o Túnez. “No se puede saber el origen de los productos porque el etiquetado se controla muy poco. Lo mejor es comprar marcas conocidas. Estas temen perder su reputación si hacen trampas”, nos explica.
Pimentón que no lo es
“En Murcia hay empresas muy conocidas que producen pimentón a partir de residuos de extracción, es decir, pimentón cuyo aceite esencial (Oleorresina Capsicum) se ha extraído por medio de disolventes. Llegué a comprar centenares de toneladas de esa porquería, que envasábamos en bonitas latas de metal serigrafiadas”, cuenta.
Menos cantidad, al mismo precio
“Esto es muy común. El peso estándar para un yogur, durante años, fue de 125 gramos por unidad. Ahora se encuentran muchos de 115 o incluso 100 gramos”, asegura. Si los envases son los mismos, claro, es fácil que al consumidor le pasen por alto estas cifras.
Rebozados congelados: todo vale
“No es una buena idea consumir rebozados industriales: no ves el producto, no puedes evaluar su calidad, y tienen más grasas y más sal. Son más baratos, pero su relación calidad/precio no es buena”.Más intoxicaciones de las que creemos
“Estas cifras son oficiales y están disponibles. La OMS considera que hasta 23 millones de personas cada año en Europa sufren una enfermedad transmitida por la comida, y 5.000 de ellas mueren. Las infecciones por salmonela matan a más de 200 personas en Europa cada año”. Nunca hubiésemos dicho que esto sucede en el viejo continente.
“Más de 5.000 personas mueren cada año por intoxicación alimentaria”
Entrevista a Christophe Brusset (francés):
Agradecimiento por la información proporcionada a Feliciano aceites esenciales
Artículos relacionados: La verdadera composición de la carne del KEBAB
CIENO ROSA, CARNE PUTREFACTA TRATADA QUIMICAMENTE PARA ALIMENTO HUMANOVisita las secciones ALIMENTACIÓN y SALUD para más información relacionada
Posted: 18 Mar 2017 11:30 AM PDT
PERIÓDICO OFICIALISTA ADVIERTE QUE LA ROBOTIZACIÓN PODRÍA CONDUCIR A GUERRAS DE CLASE Y A UN GENOCIDIO
Como ya hemos hecho muchas veces con anterioridad, publicamos un artículo con cuyos planteamientos y puntos de vista, no coincidimos del todo.
Es decir, hay aspectos de este artículo escrito por Daniel Lang en SHTFPlan, con los que no estamos de acuerdo, pero es interesante y da que pensar, aparte de que da pie a debatir sobre ello.
Este es el artículo de Daniel Lang en SHTFPlan…
Recientemente un portavoz del establishment más oficial, el diario británico The Guardian, publicaba lo que en algunos medios alternativos se ha interpretado como “el deseo de las élites”.
Según Daniel Lang, en un escrito para SHTFPlan, el artículo de The Guardian, dice mucho acerca de lo que quieren las élites: controlarnos a través de la creciente automatización y robotización de la sociedad.
El artículo aborda la idea reciente de Bill Gates de gravar los robots con impuestos, como una forma de mitigar la posibilidad de que la imparable automatización cause más desigualdad de ingresos.
Un aspecto particularmente interesante de este artículo, es el futuro de pesadilla que predice. Si la automatización finalmente elimina todos nuestros puestos de trabajo; y con ella, el poder político y la riqueza del hombre común, ¿cómo responderán las élites?
Bien, pues separándose del resto de la sociedad en comunidades fortificadas privados, y luego exterminándonos a medida que “los pobres” nos vayamos “rebelando”…
Por si el escenario no fuera ya lo suficientemente sombrío, resulta que debemos considerar la posibilidad de que la automatización masiva, no solo provoque el empobrecimiento de la clase trabajadora, sino directamente su aniquilación.
En su libro “Four Futures”, Peter Frase especula con que las hordas económicamente redundantes que se amontonarán en el exterior de las áreas de los más ricos, sólo serían toleradas durante un cierto tiempo.
Existiría la creciente amenaza de que estas masas sin recursos fueran enfadándose cada vez más, creciendo con ello el peligro de una potencial rebelión.
“¿Qué pasa si las masas son peligrosas, pero ya no son una clase trabajadora y productiva y por lo tanto no tienen valor para los gobernantes?”, se pregunta Frase.
“Finalmente habrá alguien que llegará a la conclusión de lo mejor sería deshacerse de ellos”.
Para esta idea, Frase acuña una frase aterradora: “exterminismo”, un mundo definido por la “guerra genocida de los ricos contra los pobres”.
Lang extrae otro fragmento significativo del artículo de The Guardian, que califica como “la propaganda real del artículo” y que se visualiza en el siguiente extracto…
Cuando le pregunté al prominente pensador de izquierdas Matt Bruenig por sus pensamientos, me respondió que hagamos lo que hagamos, no debemos tratar de impedir la automatización.
“El problema con los robots no es su potencial de fabricación ni el trabajo que hacen, que en realidad es bueno para la productividad”, me dijo. “El problema es que son propiedad de los ricos, lo que significa que los ingresos corrientes que provocan los robots, benefician a una pequeña parte de la gente más rica”.
Los robots que eliminan puestos de trabajo son buenos, en otras palabras, siempre y cuando la prosperidad que producen se distribuya ampliamente.
Un informe de Oxfam publicado a principios de este año, reveló qué los ocho hombres más ricos del mundo poseen más riqueza que la mitad de la especie humana. Imagínese lo que estos números serán si la automatización se acelera.
En algún momento, un puñado de multimillonarios podría controlar cerca del cien por ciento de la riqueza de la sociedad.
Entonces, tal vez, la idea de que la riqueza sea propiedad de la mayoría, en lugar de ser monopolizada por unos pocos, no le parecerá tan radical, y podemos emprender un poco de redistribución muy necesaria, antes de que el capitalismo robot nos mate a todos.
¿Ven ustedes dónde reside la propaganda?
Nos quieren hacer creer que sólo tenemos dos opciones. O bien podemos aceptar niveles casi inimaginables de desigualdad en la distribución de la riqueza y una lucha de clases, o podemos aceptar el socialismo y la redistribución de la riqueza a punta de pistola. Pero como todos sabemos, el socialismo en realidad no le quita a los ricos para dárselo a los pobres. Se lo quita a la clase alta y media, y se lo da a los ultra ricos.
En otras palabras, este artículo te da dos soluciones a un problema, y esas dos soluciones, benefician a las élites más elevadas. Por lo que son soluciones a un problema que no existe.
La verdad del asunto, es que la desigualdad en la distribución de la riqueza no es causada por la automatización.
A lo largo de la historia humana, los dispositivos que nos han ahorrado trabajo solo han beneficiado al hombre común mediante la reducción de los precios y la reducción de la cantidad de trabajo que tenemos que hacer para lograr un buen nivel de vida.
La desigualdad en la distribución de la riqueza es causada en realidad, cuando el gobierno crea las condiciones reglamentarias que sólo benefician a las élites más pudientes. Sucede cuando inflas el valor de la moneda, y les das en primer lugar a los ultra-ricos ese dinero inflado y recién creado de la nada, para que ellos puedan gastarlo antes de que pierda el valor.
Si la automatización va a conducir a que los ricos exterminen a los pobres en un futuro próximo, va a suceder porque el gobierno creó las condiciones económicas para que los ricos empezaran con ventaja, disponiendo de mucho más dinero en este proceso de transformación productiva. Va a suceder porque ciertas políticas del gobierno provocaron que la gente común no tuviera suficiente dinero para comprar sus propios robots, y competir con los ricos.
La automatización es una cosa que provoca miedo.
Muchos de nosotros no estamos seguros todavía de cómo vamos a adaptarnos a ello.
Pero no permitan que el establishment les convenza de que la única manera de sobrevivir a la próxima ola de automatización es la redistribución de la riqueza y la tiranía.
La verdadera solución es la libertad, la moneda sana, y la desregulación. En caso de duda, confía en el mercado libre.
Daniel Lang para SHTFPlan
Más allá de lo que uno opine o no sobre los puntos de vista presentados en el artículo de SHTFPlan, lo que realmente llama la atención, es cómo los mass media se han volcado a repetir la idea de que la robótica y la automatización eliminará los puestos de trabajo, así como a poner sobre la mesa la idea de la renta de ciudadanía.
Parece como si la robotización solo existiera desde hace 6 meses, cuando en realidad se sabía que esto sucedería desde hace incluso décadas.
Durante muchos años se sabía lo que se avecinaba, pero nadie hablaba de ello y de repente, todo el mundo parece haber caído en la cuenta.
Todo parece indicar que los grandes medios, así como los líderes políticos, han recibido una consigna y la obedecen a rajatabla: “ahora toca transmitir estos conceptos por todos los medios a las masas”…y todos lo hacen.
Quieren “vendernos” algo…
Un ejemplo claro, lo tenemos en los debates políticos a escala europea sobre nuevas leyes relacionadas con los robots (y con la renta básica, el asunto relacionado con ello).
Lo vimos en el artículo EL PARLAMENTO EUROPEO REDACTA DERECHOS Y LEYES PARA LOS ROBOTS…Y LO VINCULA A LA RENTA BÁSICA
Y como hicimos entonces, reiteramos la misma pregunta: ¿por qué de repente todos hablan sobre el mismo asunto?
Aparte de la evidencia de que siguen una consigna, relacionada con el impulso de una agenda concreta de planificación, ¿saben alguna cosa que no sabemos nosotros, como por ejemplo algún tipo de avance tecnológico inminente que permita dar un salto importante en el campo de la robotización y la Inteligencia Artificial?
Esto explicaría la premura e insistencia con la que se está hablando de un tema, que hasta ahora se había decidido ignorar y que, en todo caso, podrían ir tratando de forma más paulatina en el futuro…
Fuentes:
http://www.shtfplan.com/headline-news/guardian-warns- automation-may-lead-to-class- warfare-and-genocide_03032017
https://www.theguardian.com/technology/2017/mar/02/robot- tax-job-elimination-livable- wage
http://www.europarl.europa.eu/news/es/news-room/ 20170210IPR61808/robots-e- inteligencia-artificial-el-pe- pide-normas-europeas