Aug 10, 2017 Emir Sader
Estar a favor del gobierno de Venezuela no es sólo una cuestión política, sino también de solidaridad.
Es vergonzoso como persona que pretende estar en el campo de la izquierda, quedan silenciosos o se valen de críticas al gobierno para justificar la falta de solidaridad con el pueblo de Venezuela.
No hay ningún pretexto que justifique el asedio del pueblo venezolano por parte del gobierno de Estados Unidos. Es verdad que este y el bloqueo afectan al gobierno, pero más afectan al pueblo.
Se
puede no estar de acuerdo con aspectos de las políticas del gobierno de
Maduro,
pero ninguna crítica justifica una posición de equidistancia, porque
nadie
tiene dudas de que, en caso de que se lograra la caída del gobierno,
sería
sustituido por un poder de derecha e incluso ultra-derecha, semejante a
las de
Pinochet, Macri o Temer.
Estas
posturas egoístas, son un reflejo de la ideología liberal.
Lo único que hay para estas, es la visión de democracia o dictadura. Y
como el
gobierno de Maduro no cabe en la concepción que tienen para la
democracia, la
clasifica inmediatamente de dictadura y centran su fuego en contra del
gobierno, supuestamente aislado del pueblo, pero no es así.
Para
estas posturas egoístas, no existen ni capitalismo ni
imperialismo. No hay tampoco derecha ni neoliberalismo. Las clases
sociales
desaparecen, disueltas en la tal sociedad civil, que pelea en contra
del
Estado. No toman en cuenta los beneficios para el pueblo pobre las
políticas
anticapitalistas y antimperialistas.
Parece
que no se dan cuenta que no se trata de defender un
gobierno, se trata de defender los logros de un pueblo, que si llegara,
cae
todo, y Venezuela se sumaría a la recomposición neoliberal que hoy
victimiza a
Argentina y Brasil.
Se
puede ser de izquierda y ser crítico, pero peleando dentro de
la izquierda, no en contra de ella por no estar de acuerdo con las
políticas de
Maduro, y mucho menos por su derrota. Porque la alternativa a esos
gobiernos
está siempre en la derecha –como Argentina y Brasil lo confirman–,
nunca en la
extrema izquierda. Derrotar a gobiernos anti neoliberales es abrir el
camino a
la restauración neoliberal, que es la única bandera de la derecha.
Lo
que está en juego hoy, no es sólo Venezuela, sino también
Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Salvador, Uruguay, Argentina, Brasil, es
el
destino de los gobiernos más importantes que América Latina ha tenido
en este
siglo.
Esa
es una razón más para que la izquierda exprese su apoyo y
solidaridad con Venezuela. Hay horas en que el silencio es criminal,
sea de
dirigentes, sea de militantes, sea de intelectuales, sea de partidos,
sea de
instituciones, sea de gobiernos, sea de quien sea.
http://www.radiomundial.com.ve/article/la-hora-y-la-vez-de-venezuela