Por Patricio Mery Bell y Jorge Molina Araneda /Resumen Latinoamericano/ 14 agosto 2017
La constructora Odebrecht es una empresa privada que surgió durante el gobierno de la dictadura militar de Brasil en 1970, con estrecha vinculación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y con el Banco Mundial (BM), cuyo principal accionista es Estados Unidos (EE.UU), todo esto para chantajear a los gobiernos de la Región, ofreciéndoles créditos millonarios para grandes proyectos de obras.
Odebrecht y el BM trabajan juntos. Cuando el gobierno de un determinado país pobre tiene un proyecto de construcción de carreteras o represas generadoras de electricidad o cualquier tipo de obra, Odebrecht ayuda a ese gobierno a conseguir el préstamo del Banco Mundial, lográndolo con facilidad, y de esta manera concretar las contrataciones de obras.
De acuerdo a la periodista argentina Sabrina Cereda, a manera de historia del complot, el 21 de diciembre de 2016, se publicó en EE.UU una investigación sobre la constructora brasileña en que se detalla que esta empresa había realizado coimas de dinero y sobornos a funcionarios públicos de gobiernos en 12 países para obtener beneficios de contrataciones públicas, ese es el caso de Angola, Mozambique, Colombia, México, Panamá, Guatemala, Perú, República Dominicana, Argentina, Venezuela, Ecuador y Estados Unidos.
Como parte del ardid, la constructora creó en la década de 1980, con el nombre de “Caja B”, un sector de relaciones estratégicas para disimular la maraña de coimas, corrupción y cohecho… No era otra cosa que el denominado Departamento de Sobornos, con sede en Brasil, y cuya primera secretaria fue Concepción Andrade. De ahí en más todo ha funcionado con la precisión de un reloj suizo, y son algunos los líderes de tendencia izquierdista los que han sido vinculados con la corrupción, en beneficio de los intereses de la derecha internacional representada por el imperio que quiere seguir manteniendo el control del mundo.
En síntesis, todo está montado y la campaña sucia de EEUU incluye la desaparición de Odebrecht para tener credibilidad, tan igual como han procedido mañosamente en otros casos donde han tumbado gobiernos democráticos y progresistas, e incluso la CIA ha asesinado miembros de su propio grupo, para culpar a los sectores de la izquierda y condenarlos o desprestigiarlos públicamente.
El dueño de la constructora, Marcelo Odebrecht, delincuente confeso y condenado, según se informó en medios periodísticos, al dar su declaración en tan escandaloso problema habría mencionado en su testimonio a líderes políticos y funcionarios de Ecuador de haber recibido estas coimas, incluyendo en la lista al expresidente Rafael Correa Delgado, al actual mandatario Lenín Moreno Garcés, al Vicepresidente Jorge Glas, al alcalde de Quito Mauricio Rodas, Mauro Terán, al ex asesor presidencial Alexis Mera, al actual ministro Eduardo Mangas, a su esposa la canciller María Fernanda Espinoza, a los exministros Alberto Acosta, Augusto Barrera, Gustavo Larrea, Alecsey Mosquera, Esteban Albornoz, Rafael Poveda, Carlos Pareja, Pedro Merizalde, Vinicio Alvarado, María Duarte, Walter Solís, Carlos Bernal, José Icaza y al tío del vicepresidente de la República Ricardo Rivera, entre otros. No obstante, en el proceso no constan las pruebas pertinentes que sustenten lo señalado. Esto lo habría realizado como un chantaje hacia el gobierno del Ecuador para obtener el pago de US$ 200 millones de débito y seguir manteniendo megaobras como la construcción del metro en Quito.
Según algunos analistas brasileños, la lista de Odebrecht no es más que la expresión de la venganza de Marcelo Odebrecht en contra de los altos dirigentes de la Revolución Ciudadana porque el Estado ecuatoriano no le ha pagado los 200 millones de dólares adeudados y porque fue expulsada de aquel país al ser descubierta en actos reñidos con la ley: detección de deficiencias técnicas en la central hidroeléctrica San Francisco, cuyo contrato fue suscrito en el año 2000, durante la administración de Gustavo Noboa. La empresa Odebrecht fue expulsada de Ecuador por el actual Vicepresidente Jorge Glas, en aquella época ministro de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información; hecho que en su momento significó que se generara una tensión diplomática entre Ecuador y Brasil.
Antecedentes de Complots de la Derecha Internacional
Cuando estalla la noticia de la inmensa corrupción de Odebrecht, hay un engolosinamiento con la acusación inquisitorial y se descuida deshilvanar el complot que está atrás. ¿Puede entrelazarse semejante corrupción sin un complot? Lula de Silva, expresidente de Brasil y rostro emblemático de la izquierda sudamericana, junto a otros líderes, es partícipe del Foro de Sao Paulo, el cual fue constituido, en 1990 por el Partido de los Trabajadores de Brasil, para reunir esfuerzos de los partidos y movimientos de izquierda, para debatir sobre el escenario internacional después de la caída del Muro de Berlín y las nefastas consecuencias del neoliberalismo en los países de Latinoamérica y el Caribe. Y mucha atención, Alianza País forma parte de la membresía de este grupo. Ergo, ¿a quién beneficia sobremanera la reducción del Estado, la privatización de servicios y bienes públicos y la reducción colosal del gasto público? ¿Qué tendencia política poseen los paladines de los hechos narrados en la pregunta anterior?
Es cierto… Por la estabilidad, el gasto social y el crecimiento económico con equidad que Correa y Glas dieron al Ecuador, y por no cejar en el resguardo del erario nacional y en la prevalencia de la soberanía y dignidad del pueblo ecuatoriano, la derecha no ha encontrado mejor vendetta que vincularlos sin prueba tangible en actos de corruptela para mancillar y asesinar su imagen y, de paso, extinguir con aquellas sucias estratagemas a la izquierda del siglo XXI.
Lo anterior no es un caso aislado, porque el pretérito año presenciamos como el principal rostro del neoliberalismo ecuatoriano, el multimillonario banquero Guillermo Lasso, contactó a su fiel amigo, el panameño Abdul Waked, investigado por narcotráfico y lavado de dinero por la Agencia Estadounidense Antidrogas (DEA) y por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, respectivamente, para tratar de involucrar al Vicepresidente Glas en actos delictivos. De hecho, el mismo Waked se refirió e involucró a su amigo Lasso en dicha calumnia, mediante Twitter (ver el siguiente enlace):
Finalmente, como Jorge Glas no tenía sus manos manchadas con delitos tributarios por la falsa acusación de Lasso y Waked, qué mejor táctica que tratar de involucrar a su tío Ricardo Rivera, en el caso Odebrecht, donde solo han aparecido ciertos rumores y opiniones. Pero ya está bueno de dejarnos de sandeces. Sabemos por elemental lógica que los testimonios pueden ser manipulados, además, tampoco existe prueba fáctica contundente ni de derecho en contra de esta persona… Luego, espero que no olvidemos uno de los principales bastiones del Estado de Derecho: la presunción de inocencia, es decir, todos somos inocentes hasta que en los Tribunales de Justicia se demuestre lo contrario; y lo que acá se está tratando de hacer es culpar y crucificar de antemano a personas con una prístina hoja de vida.
La CIA en Latinoamérica
A continuación, daremos a conocer suscintamente algunas intervenciones de la Agencia en Estados que se atrevieron a desafiar las políticas económicas capitalistas y que quisieron optar por una vía de desarrollo alternativa a dicho sistema, que tuviese como centro el interés general, no individual, y al ser humano como pilar fundamental de la sociedad, mas no al capital. Algunos de estos ejemplos también demuestran denodados apoyos a regímenes criminales coadyuvantes de la política neocolonialista estadounidense, a saber:
Guatemala, en 1954, derrocando al gobierno de Jacobo Árbenz organizando una invasión dirigida por un coronel mercenario, Carlos Castillo Armas, quien luego de hacer lo que le fuera ordenado sería asesinado tres años después en el Palacio Presidencial.
Haití, en 1959, sosteniendo al por entonces amenazado régimen de François “Papa Doc” Duvalier y garantizando la perpetuidad y el apoyo a esa criminal dinastía hasta 1986.
En Cuba, han operado desde los comienzos mismos de la Revolución; actividad que continúa hasta el día de hoy y que registra como uno de sus principales hitos la invasión de Playa Girón en 1961.
Brasil, 1964, asumiendo un activísimo papel en el golpe militar que derribó al gobierno de Joao Goulart y sumió a ese país sudamericano en una brutal dictadura que perduró por dos décadas.
Santo Domingo y República Dominicana, en 1965, apoyando la intervención de los marines luchando contra los patriotas dirigidos por el Coronel Francisco Caamaño Deño.
En Uruguay, en 1969, cuando la CIA envió a Dan Mitrione, un especialista en técnicas de tortura, para entrenar a los militares y la policía para arrancar confesiones a los Tupamaros. Mitrione fue ajusticiado por estos en 1970, pero la dictadura instalada por “la embajada” desde 1969 perduró hasta 1985.
Argentina, en 1976, la CIA y la embajada fueron activas colaboradoras de la dictadura genocida del general Jorge R. Videla, contando inclusive con la desembozada ayuda y consejo del por entonces Secretario de Estado Henry Kissinger.
En El Salvador, desde 1980, para contener el avance de la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, involucrándose activamente durante los doce años que duró la guerra civil que dejó un saldo de más de 75.000 muertos.
En Granada, liquidando al gobierno marxista de Maurice Bishop.
Panamá, 1989, invasión orquestada por la CIA para derrocar a Manuel Noriega, un ex agente que pensó que podía independizarse de sus jefes, ocasionando al menos 3.000 muertos en la población.
Los gobernantes de derecha no son acusados… ¿Por qué?
“¿Por qué nunca habrá un golpe de Estado en Estados Unidos? Porque en Washington no hay ninguna embajada de EE.UU”. Esta vieja frase sigue estando muy de actualidad, más aun con los ejemplos citados precedentemente, a los que podemos adicionar: Irán (1953), Vietnam del Sur (1963), Grecia (1967), Chile (1973) y actualmente Venezuela. Y para qué nombrar los golpes de Estado blandos a través de los Impeachment a los presidentes de Paraguay (Lugo) y Brasil (Rousseff); dando cuenta de esta forma de una nueva vía de sacar del camino a representantes de denominado Socialismo del siglo XXI. Luego uno se pregunta ¿por qué estas acciones “jurídico parlamentarias” no se han aplicado a gobernantes de derecha con comprobados antecedentes delictuales, incluso estando en el poder, como por nombrar a algunos:
Sebastián Piñera: ver el siguiente link http://www.awake-chile. com/los-15-peores-hechos-de- corrupcion-de-sebastian- pinera/
Mauricio Macri: ver el siguiente link http://www.carasycaretas. com.uy/macri-presidente-mas- corrupto-del-mundo/
No son sometidos a juicio porque su ideología es afín a la que dicta desde el norte Estados Unidos y los principales grupos económicos de sus respectivos países.
Para finalizar, recordemos que tanto Jorge Glas como Ricardo Rivera han sido sumamente claros -incluso han mostrado sus cuentas bancarias- en defender su inocencia ante el premeditado asesinato de imagen llevado a cabo por los poderes fácticos de la derecha internacional. El concepto de civilización nos conmina a todos y cada uno de nosotros a respetar las normas del debido proceso judicial y, por ende, resguardar en grado sumo el principio de inocencia, que en este caso ha tratado de ser conculcado por los enemigos acérrimos del crecimiento con equidad que Glas y Alianza País en general trajeron al Ecuador. ¿Teme acaso, la derecha y Estados Unidos, que la Revolución Ciudadana continúe con la gran confianza de la ciudadanía y que Glas sea el próximo Presidente de la República?