Las
acciones de EEUU, que tras la disolución de la URSS se autoproclamó
‘gendarme mundial’, sumergieron a todo el mundo en el caos y llevaron al
propio país a la decadencia, escribe Tom Engelhardt en el diario The
Nation.
Según Engelhardt, las élites gobernantes
de EEUU se proponen conducir la democracia a través de las armas,
desestabilizando regiones enteras, pero ni siquiera se les ocurre que no
son ni Rusia, ni Irán, ni Corea del Norte los que merecen ser
castigados, sino un país más cercano: el mismo EEUU.
“Después de desplomarse la Unión Soviética
en 1991 y hasta el momento reciente, casi todos los políticos de EEUU
nos aseguraban que nosotros éramos la nación indispensable del planeta, la única y excepcional.
(…) EEUU resultó ser la única superpotencia, un sheriff global y
arquitecto del futuro planetario. (…) ¿Quién podía dudar de que había
llegado el siglo americano más allá de toda comparación?”, dice.
Engelhardt recuerda los atentados del 11 de septiembre de 2001,
cuando los islamistas desafiaron a la “superpotencia más grande de
todos los tiempos” lo que hizo que el triunfalismo organizador del mundo
se hiciera más firme en Washington y entre los altos cargos de la
Administración del entonces presidente, George Bush.
EEUU, señala, se proponía “limpiar el
mundo del terror” al usar, según el mismo Bush, “la fuerza más grande de
la humanidad que el mundo jamás había visto antes”.
“Era tan incuestionablemente poderosa que
ningún enemigo pudo resistir. ‘Liberó’ no solo Afganistán sino también
Irak, el país de Oriente Próximo que no tenía nada que ver con Al Qaeda
ni con islamistas, pero que sin embargo, estaba gobernado por una
persona a la que odiaba Washington”, indica.
Engelhardt explica que en respuesta a la
destrucción del Pentágono y las Torres Gemelas, un grupo de altos cargos
de Washington decidió imponer su punto de vista sobre el orden mundial y
la democracia, aprovechando el hecho de que en aquel entonces no había
otra superpotencia capaz de obstaculizar sus intenciones o hacerle
frente:
la Unión Soviética ya solo era una página
en la historia, mientras China, aun teniendo una fuerte economía,
carecía de una potencia militar considerable.
De ese modo, las élites estadounidenses
aprovecharon el concepto de ‘exclusividad’ de EEUU para mostrar que el
país no estaba en decadencia.
Sin embargo, menciona, tales tentativas
muy a menudo muestran lo contrario ya que “cuando eres verdaderamente
indispensable y excepcional, no necesitas repetir que es así”.
El actual mandatario, Donald Trump, quizás al haber sentido el declive del país, aplicó el lema de Ronald Reagan: “Make America Great Again“.
Engelhardt opina que para comprender el
nivel de decadencia actual de EEUU vale la pena notar que apenas medio
año después del nombramiento de Trump, ya está amenazando con una guerra
nuclear.
“¿Acaso no estamos viviendo en un mundo lleno de caos, creado por una sola superpotencia?
Me parece extraño que nadie que tenga
derecho a tomar decisiones, que no sienta ninguna responsabilidad por la
frustrante situación en el mundo”, prosigue.
Engelhardt constata que cuando se trata de los males mundiales, los culpables siempre son los mismos, Vladímir Putin o también China, Irán e incluso Filipinas.
“Pero recuérdenme: ¿acaso el Estado Islámico no nació en una cárcel militar estadounidense en Irak? (…) ¿Acaso Washington no ignora sus promesas a Mijaíl Gorbachov? (…) ¿Acaso la Administración Bush no igualó Corea del Norte con Irak, que tanto quería invadir, e Irán (…) a pesar de que Corea del Norte no tenía nada que ver con esos países?”, pregunta.
George Bush calificó estos países de “eje
del mal” y los relacionó con el terrorismo al aludir a un posible cambio
de poder allí.
“Quiero hacer otra pregunta: si cada país
asume una parte de responsabilidad, ¿por qué se condena solo a los
malvados? ¿Qué hay de nosotros, de la única superpotencia, de su
liderazgo y su mejor fuerza militar en la historia del universo?
¿Acaso no tenemos ninguna responsabilidad
por la situación global, desde Corea del Norte hasta Oriente Próximo,
Ucrania y Venezuela?”, reclama.
Al final, el autor recuerda Irak y las
acusaciones del supuesto desarrollo de armas de destrucción masiva al
calificar al Ejército estadounidense de verdadera arma masiva que
desintegró Irak y desempeñó un papel clave en la formación de Daesh.
“En un contexto tan global, nuestro Congreso impone sanciones contra Rusia, Irán y Corea del Norte pero ¿quién va a sancionarnos a nosotros? (…) ¿Acaso EEUU no es responsable de nada? ¿Nadie ni siquiera recuerda nada?”, concluye el autor dejando la pregunta abierta.