31/10/2017
En la
Primera Guerra Mundial hubo en Europa más de diez millones de muertos y más de
20 millones de heridos (casi todos mutilados). Producto de la Segunda Guerra
Mundial el planeta tuvo más 70 millones de muertos y por su culpa alcanzó la
cifra de unos 200 millones de locos y heridos. En ésta última contienda mundial
participó gozosa la mejor hija y émula de los imperialismos europeos: Estados
Unidos.
Luego EE
UU ha asesinado en los últimos sesenta años, a más de 500 millones de personas
con intervenciones, invasiones, bloqueos e injerencias en el planeta.
Europa
(la mamacita y ductora del imperialismo gringo) es la madre del racismo y de la
esclavitud, de la Inquisición, de las abominables contiendas religiosas; de
guerras que duraron cien años; la que impuso la guerra del opio para obligar a
los chinos a drogarse (para que vivieran sometidos al imperio inglés); llevó
sus crímenes y criminales a todos los continentes: África, Asia, Oceanía, y
América Latina.
Todos
ellos: alemanes, franceses, ingleses, españoles, italianos, holandeses,… han
sido países horriblemente malhechores y genocidas.
Y estos
malditos locos (madres y abuelas de los nazis y fascistas del orbe) nos quieren
dictar a nosotros cátedra de derechos humanos. Es la que le da el premio
Sajarov a la oposición venezolana (!y se lo dan para que alienten el
terrorismo, las guarimbas!), porque todavía sueña con que nos matemos unos con
otros y así ella lograr la guerra civil que con gran acierto ha sabido
implantar (junto con estados Unidos) en Libia, Irak, Siria, Afganistán, Yemen,…
Mataron de la manera más vil, con sevicia, a Sadam Hussein y a Gadafi; lo
celebraron difundiendo el ahorcamiento de uno y la mutilación con gran jolgorio
del otro. Entraron estas malditas hienas a Irak y a Libia para saquear sus
tesoros y su petróleo.
Y siempre
han sido así.
Sólo los
imbéciles que no conocen la historia de Europa sería capaces de admirar a este
asqueroso y repugnante continente junto con todos sus mandatarios, filósofos y
políticos.
Simón
Bolívar sentía el mayor asco hacia Europa, y estoy escribiendo un libro para
demostrarlo.
La
historia de Francia (la culta), por ejemplo, comienza con Clodoveo y la reina
Cleotilde, padres de Clodomiro. Cleotilde tuvo la virtud de hacer católico a su
bárbaro marido; este “milagro” condujo al dominio de los visigodos y un poder
que se extendió desde el Loira hasta los Pirineos.
En el
siglo VI, los hijos de Clotario habían dividido su herencia en tres reinos: el
de Paris (Neustria), que pertenecía a Chelperico; el de Metz (Austrasia), que
tenía por Rey a Sigiberto, y el de Autun (Borgoña), que el que reinaba Gontrán.
Los tres
soberanos eran una banda de degenerados y envidiosos.
Cuando
murió el hermano de Clodomiro, dejando tres niños pequeños, Clodomiro pensó que
los tres sobrinos eran molestos y los invitó a pasar una tarde en su palacio.
Los niños llegaron sin ninguna desconfianza. Clotario mandó a su madre una nota
redactada así: “Quisiera conocer tu voluntad acerca de los niños: ¿prefieres
que vivan con la cabeza rapada o que sean degollados?”
En
aquella época, la cabeza rapada constituía una señal infamante. La abuela
exclamó ante los emisarios, a la manera de los héroes cornelianos:
– ¡Antes
muertos que rapados!
Clotario
no esperaba más que esta respuesta para poner manos a la obra. En cuanto la
recibió, se dirigió a la sala en la estaban jugando los niños, y con la ayuda
de su hermano Childeberto, los asesinó a cuchillazos. Tras ello, los dos
criminales procedieron a repartirse el reino de Clodomiro.
Estos
métodos, eran corrientes en aquella época; Chilperico, Sigiberto y Gontrán se
mantenían alerta.
Chilperico
era quien llevaba la vida más disoluta. Poseía un verdadero harén, y cada una
de sus preferidas ostentaba el título de reina.
Todo un
mierdero que lleva casi dos milenios y siguen igualitos.
!Qué
multitud de canallas y miserables, Dios mío!