Posted: 21 Nov 2017 06:22 AM PST
Qué pasa
Ocurrió durante los ejercicios militares de la OTAN Trident Javelin 2017 en Noruega: se colocaron imágenes del mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, y del primer presidente y fundador del país otomano, Mustafa Kemal Ataturk, en las dianas de entrenamiento. Ankara lo recibió como un acto hostil de parte de la OTAN y no está dispuesto a perdonar.
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Más vale pedir perdón, que pedir permiso. Por ese derrotero decidió moverse la OTAN respecto a Turquía. Permiso fue el que no pidieron desde la Alianza: el escándalo saltó el 17 de noviembre cuando durante los ejercicios que se realizaron en Noruega, alguien colocó las imágenes de Erdogan y Ataturk en las dianas que se estaban utilizando en los ejercicios.
Tras jugar con fuego y para sofocar el incendio de grandes proporciones que se desató en las gélidas tierras del norte, Stoltenberg y Bakke-Jensen echaron balones fuera del terreno de juego institucional: es un civil contratado por Noruega, no es un empleado de la OTAN, dijo para salvar la cara el pope de la Alianza. Y añadió que correspondía a las autoridades noruegas investigar lo sucedido, como si no fuera con él la cosa, que aparte de ser la máxima autoridad de la OTAN, es noruego.
Mientras, con la boca pequeña, el ministro de Defensa noruego dijo: "Lamento lo ocurrido durante las maniobras en el Centro Conjunto de la OTAN en Stavanger".
Pero era demasiado tarde. La situación se les escapó de las manos.
La reacción turca más diplomática más la dio su Ministerio de Exteriores: "Se seguirá de cerca el procedimiento penal respecto a los que cometieron estas atroces acciones", decía el comunicado.
Por si la gravedad de la situación de lo ocurrido en Noruega no había quedado clara, el asesor principal de Erdogan, Yalcin Topcu, dijo que Turquía debe revisar su adhesión a la OTAN por la línea hostil adoptada por el bloque militar contra Ankara.
© AFP 2017/ Benoit Doppagne
Perdón fue el que pidieron después, — o más bien disculpas, que no es lo mismo —, tanto el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, como el ministro de Defensa de Noruega, Frank Bakke-Jensen. El autor que perpetró la ofensa ya está identificado, dijeron a coro, y puntualizaron que se trata de sólo una persona, pese a que anteriormente habían apuntado a dos personas.
Tras jugar con fuego y para sofocar el incendio de grandes proporciones que se desató en las gélidas tierras del norte, Stoltenberg y Bakke-Jensen echaron balones fuera del terreno de juego institucional: es un civil contratado por Noruega, no es un empleado de la OTAN, dijo para salvar la cara el pope de la Alianza. Y añadió que correspondía a las autoridades noruegas investigar lo sucedido, como si no fuera con él la cosa, que aparte de ser la máxima autoridad de la OTAN, es noruego.
Mientras, con la boca pequeña, el ministro de Defensa noruego dijo: "Lamento lo ocurrido durante las maniobras en el Centro Conjunto de la OTAN en Stavanger".
Pero era demasiado tarde. La situación se les escapó de las manos.
La reacción turca más diplomática más la dio su Ministerio de Exteriores: "Se seguirá de cerca el procedimiento penal respecto a los que cometieron estas atroces acciones", decía el comunicado.
Pero el propio presidente Recep Tayyip Erdogan fue más a fondo, tal como lo requería la gravedad de la situación: "Es una falta de respeto que no se soluciona con una simple disculpa. (…) Ustedes pudieron ver el comportamiento irrespetuoso en las maniobras de la OTAN. Hay algunos errores que no son cometidos por gente estúpida, sino por gente normal", dijo Erdogan en un evento celebrado en el noreste de la provincia turca de Rize, citado por TRTWorld.
El mismo día, pero horas antes de conocerse este hecho, se difundió que Erdogan, había acusado a EEUU de estar prestando ayuda financiera a los terroristas y de incumplir la promesa dada a Ankara de retirar las fuerzas de autodefensa de los kurdos sirios (PYD) de las regiones sirias que queden liberadas de los terroristas.Por si la gravedad de la situación de lo ocurrido en Noruega no había quedado clara, el asesor principal de Erdogan, Yalcin Topcu, dijo que Turquía debe revisar su adhesión a la OTAN por la línea hostil adoptada por el bloque militar contra Ankara.
El presidente del Observatorio Hispano-Ruso en Eurasia, Fernando Moragón, observa que "el gran viraje que da Erdogan es a raíz del fallido golpe de Estado que da un sector de los militares turcos apoyados por EEUU. No hay que olvidar esto: el Ejército turco es un Ejército OTAN, sus relaciones con EEUU siempre han sido absolutas desde el inicio".
Moragón fundamente en ese fallido golpe de Estado, la perspectiva con la que Erdogan observa lo ocurrido.
"En la base conjunta (de la OTAN) de Incirlik (en Turquía), hay un mando norteamericano y un mando turco. El mando turco era de los principales implicados en el golpe de Estado contra Erdogan. ¿Alguien se puede creer que los norteamericanos no lo sabían? Nadie puede pensar que el Ejército turco, o una parte de él, pueda hacer algo, sin por lo menos, el visto bueno de EEUU", explica el analista.