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¡Como
se parece esto que denuncia Emir Sader al discurso de los teóricos que
publican consejos para Cuba en las webs nacidas del sombrero del Tío
Obama!
Cuidar a los ricos. Por Emir Sader
En
Estados Unidos y en Argentina, de manera formal, con nuevas leyes. En
Brasil y en otros países, con medidas concretas que equivalen a lo
mismo, se disminuyen los impuestos a los ricos.
Leonardo
Boff dice que hay que cuidar a las personas. Lula dice que gobernar,
cualquiera gobierna. Pero de lo que se trata es de cuidar a la gente más
pobre, más frágil.
Los
gobiernos de derecha, hoy todos neoliberales, se dedican a cuidar a los
ricos. Ya no les basta ser ricos. Tienen que ser cuidados. Si no, no se
deciden a invertir su platita, ganada con el sudor del rostro ajeno.
Hay que tentarlos a que hagan inversiones, convencerlos, darles
argumentos para que se arriesguen a hacer inversiones. A lo mejor a
crear algunos bienes, quién sabe si algunos empleos informales.
Esa
es la lógica de los ministros y de los cronistas de derecha, tanto en
las reformas laborales como en las tributarias. Asumen el llanto de los
grandes empresarios, de que invertir sale muy caro. Hay mucho riesgo,
además.
Que
los costos de contratar trabajadores son demasiado elevados. Que así no
es posible. Que no vale la pena. Mejor poner la plata en la bolsa de
valores, donde no se contrata a nadie, no se paga prácticamente ningún
impuesto, se saca y se lleva la plata para la bolsa de algún otro país,
si vale más la pena.
Que
hay que abaratar los costos de la contratación de trabajadores –a
expensas de los derechos de éstos, claro– para que se contrate a más
gente. Que éstos se adapten al ritmo, a las necesidades, a la
temporalidad del capital, que es el motor de la sociedad, desde luego.
Dos horas hoy, ninguna mañana, pasado, a lo mejor otro día 14 horas, si
las máquinas así lo demandan.
Total,
el sistema vigente se llama capitalista. Su centro es el capital. Todos
tienen que adecuarse al movimiento del capital. Si les interesa viajar a
alguna isla lejana, hay que generar las condiciones para que hagan ese
viaje. Si quieren volver, que se creen las condiciones de bienvenida a
los que retornen.
Sin
capital no hay capitalismo, no hay capitalistas, no hay siquiera empleo
para mucha gente. Los gobiernos que se importan con el desarrollo del
país tienen entonces que cuidar del capital, que a su vez cuidará del
país y de sí mismo.
Basta
que se mencione reforma tributaria para que los empresarios se froten
las manos: ¡Excelente! Menos impuestos y nunca tributación justa. El que
gana más, paga más. No. Es el que gana más quien mueve al país. Tiene
que pagar menos impuestos para que se anime a hacer inversiones y a lo
mejor contrate algunos trabajadores por algún tiempo.
Es
el regalo de Navidad de los gobiernos de los ricos para los ricos, por
buen comportamiento, buen financiamiento, préstamo de sus cuadros al
gobierno para ayudar a cuidar de ellos. Si no les agrada, pueden
dejarnos e ir a asumir riesgos en otros pagos.
Menos
impuestos, perdón de deudas, financiamientos a intereses bajos –esas
son las condiciones de tener el apoyo de los empresarios. Cuidar a los
ricos para que no nos abandonen por algún paraíso cualquiera.
Si
no nos quedaríamos prisioneros de los pobres, de esos que viven del
sudor de su rostro, de los que no explotan a nadie, de los producen
todas las riquezas del país, de esos que se asocian, se organizan, se
movilizan.
Para
evitar esto, reforma laboral, reforma de las jubilaciones, reforma
tributaria. A los que no tienen nada les quitaremos todo. Cuidar a los
ricos para que seamos países de ricos, para que los otros sepan que no
hay para todos, que en el capitalismo gana el que tiene capital.
Y si un gobierno de ricos no cuida a los ricos, ¿quién lo hará?