Por José Manzanedapor La pupila insomne |
Se
acaban de celebrar las elecciones municipales en Venezuela. Son las
terceras votaciones en cuatro meses, en un país al que los grandes
medios califican como “dictadura” (1).
Si en las elecciones regionales de octubre pasado el chavismo arrasó, obteniendo 18 de las 23 gobernaciones (2), en esta ocasión la ventaja sobre la oposición ha sido mucho mayor: ha vencido en un 92 % de los municipios del país (3) y en 22 de las 24 capitales de estado (4), con el 71 % de voto popular.
Pocos
noticieros de televisión han recogido la noticia (5). Y la prensa
escrita ha tratado de deslegitimar el triunfo chavista, con dos
mensajes: uno, que la oposición no se ha presentado (6); y dos, que la
abstención ha sido excepcional: “elecciones desiertas” (7), “colegios
semivacíos” (8) o “desolados centros de votación” (9) son expresiones
que repetían los grandes diarios de referencia.
Pero ambos mensajes son tan falsos como contradictorios.
Primero, no
es cierto que “la oposición” no haya participado. Se presentaron cerca
de 5 mil candidaturas de 72 formaciones políticas (10). La mayoría, de
oposición (11). En muchos municipios, además, hubo coaliciones
antichavistas unitarias (12). Quienes trataron de boicotear el proceso
fueron los tres principales partidos de la alianza opositora Mesa de
Unidad Democrática (MUD) (13). Pero –incluso- miembros disidentes de
estas formaciones se presentaron bajo otras siglas (14).
Segundo, dada la innegable importancia de estos tres partidos dentro de la MUD, una
participación del 47,32 % no puede ser considerada como baja (15). Es
un 11,6 % menor a la de las elecciones municipales de 2013 (16), en las
que la MUD participó en un solo bloque, agrupando todo el voto
antichavista (17). Siguiendo esta lógica: ¿estarían atribuyendo los
medios solo un 11,6 % a la oposición que –aseguran- no se ha presentado a
estas elecciones (18)?
En
cualquier caso, incluso en estas circunstancias, la participación fue
superior a otras en el continente: la de las recientes elecciones
presidenciales de Chile no pasó del 46,5 % (19); y en las elecciones locales de EEUU apenas participa el 15% del censo (20).
Conclusiones.
Una: es evidente que, a pesar de la grave situación económica del país,
el chavismo ha recuperado la hegemonía electoral (21); y que la oposición, dividida en mil pedazos, ha perdido el capital político ganado en las elecciones parlamentarias de 2015, debido a su apuesta por la violencia, la guerra económica y las sanciones internacionales contra su propio país (22).
Dos: también parece claro que, de haber concurrido toda la oposición, el margen de ventaja del chavismo habría sido menor, y la derecha habría conservado algunas alcaldías ahora ya perdidas.
Pero
los medios se siguen mintiendo a sí mismos. Dicen a sus audiencias que
el chavismo tiene el rechazo del 80% de la población… que luego les vota
de manera mayoritaria (23).
Un
reciente editorial del diario español “El Mundo” calificaba las
elecciones como una “mascarada del régimen chavista”, que “debiera
aprovechar la mano tendida de la oposición” liberando a “los presos
políticos” (24). Curioso, porque una noticia del mismo diario aseguraba
que dos de estos supuestos “presos políticos” –Manuel Rosales y Yon
Goicoechea- obtuvieron su libertad a cambio de “concurrir en estas
elecciones” (25). Es decir, un “régimen autoritario”, una “dictadura”
habría perdonado sus graves imputaciones –corrupción en un caso (26),
traslado de explosivos en otro (27)- a cambio de su participación en la
democracia (28).
Pero quien nos
explica esto mucho mejor es el diario “El País”: “el mandatario
venezolano –leemos- se refugia en el diálogo con la oposición y en sus
victorias en las (tres últimas) elecciones” para “argumentar que existe
democracia” (29). Ya queda claro: dialogar con oponentes políticos y
ganar elecciones son los dos rasgos esenciales de las dictaduras
modernas.
(2) https://www. telesurtv.net/news/Resultados- elecciones-regionales- Venezuela-2017-20171015-0065. html