Nosotras Paramos Unidad de las Trabajadoras/ Nosotras Nos Cuidamos, carta a la Ministra de Seguridad/ El patriarcado y el Poder Judicial/ Feminismo y crudeza …

Resumen Latinoamericano/ 7 de marzo 2018.-
Entrevista a Moira Millán: el 8M y los reclamos de las mujeres originarias
“Hay derechos que no son siquiera imaginados por el Estado”

Moira Millán tiene 47 años. Dentro de su comunidad es una weichafe; es decir, de guerrera. Es mamá de cuatro hijos y vive en la lof Pillán Mahuiza, en Corcovado, Chubut, un territorio recuperado en 1999. Mucho antes de la desaparición de Santiago Maldonado se convirtió en vocera de su pueblo denunciando en radios y TV las tensiones entre el Estado, los proyectos extractivistas y la cosmovisión mapuche, y también las violencias contra los pueblos originarios que concibe “como laboratorio de un plan que luego es aplicado contra todos los disidentes”.
“A partir de agosto del año pasado, debido a todo lo que nos ha pasado en Chubut, mi imagen se mediatizó mucho -dice Millán-. Entonces cuando vengo a Buenos Aires y me subo a un colectivo se distinguen dos bandos: quienes me saludan, me animan, me dicen que siga luchando, y otra gente que hace exactamente lo contrario. Es un signo pequeño de un tiempo bisagra del país, que hoy permanece en una tensa calma”. Esta vez estuvo en la Ciudad de Buenos Aires de camino a Chiapas, donde fue invitada al Encuentro de Mujeres que Luchan, convocado por las zapatistas. Un viaje que la entusiasma porque “siempre quise conocer Chiapas pero no para hacer el ‘zapatour’, sino para intercambiar sabidurías”. Allí llevó las experiencias del trabajo que hacen con la organización Marcha de Mujeres Originarias en Argentina.
La naturaleza para Millán durante estos días quedó reducida a unos metros cuadrados llenos de masetas, un pulmón minúsculo en un departamento de Caballito, en medio de lo que ella llama “una vorágine de cemento que te traga, toma tu tiempo, y de pronto un día ya no es nada”. Sigue: “Trato de venir a la ciudad en cuanto puedo. La presencia de los pueblos originarios en Buenos Aires es muy importante para poder traer otras voces, de la mapu, de la tierra. ¿Pero cómo se hace para pedirle a tanta gente sumergida en esta metrópoli cien por ciento pavimentada, que no te da tiempo para nada, que se tome un minuto para pensar cómo quiere vivir?”
-¿Cómo se preparan desde la Marcha de Mujeres Originarias para el 8 de marzo?
-Aquí en Buenos Aires participarán de la gran marcha nuestras hermanas, que estuvieron participando de las asambleas previas. Ya que se conmemora el Día de la Mujer Trabajadora, hacemos énfasis en las condiciones laborales. Hay una gran cantidad, ni siquiera relevada estadísticamente por el Estado, solo por las ONG, de mujeres indígenas explotadas, con trabajo en negro, en condiciones inhumanas, es escalofriante. Gran cantidad de hermanas nuestras mueren por esto. Hay derechos que no son siquiera imaginados por el Estado y que serían vitales para nosotros: por ejemplo, que nuestros días sagrados, cuando hacemos ceremonias, se reconozcan dentro de las legislaciones laborales. Tampoco reclaman por este tema los sindicatos. Nadie se hace cargo de la agenda de los pueblos originarios. Mientras que los días sagrados del cristianismo están reconocidos en Argentina
-¿Qué pasa con el machismo dentro de las comunidades?
-Son siglos de colonización durante los cuales ha penetrado a fondo el patriarcado y la lógica machista. Las mujeres originarias sufrimos por un lado toda la violencia institucional, y por el otro lado, la violencia machista doméstica de nuestros maridos. Lamentablemente es tremendo el nivel de violencia de género hacia el interior de las comunidades en todos los pueblos. Tal vez se dé en menor medida en la nación mapuche porque las mujeres hemos tenido históricamente un protagonismo importante. Hay mujeres machis (mujeres medicina), lonkos (líderes espirituales), weichafes (guerreras). Aún con esa cosmovisión, la comunidad mapuche no está exenta de maltrato. Fortalecer la autoestima de las mujeres indígenas es difícil un país tan eurocéntrico, donde lo indígena se asocia a lo abyecto y la pobreza, nosotras entramos en lo más repudiable.
-Dijo que la violencia institucional contra las comunidades indígenas era un laboratorio para luego aplicarla contra todos los disidentes, ¿evalúa que eso ya está pasando? ¿Hasta dónde puede llegar?
-El Gobierno lejos de reflexionar va a recrudecer la violencia. Ya ha mostrado su arrogancia y necedad. Veo también lo que está pasando a nivel continental y Argentina no puede ser una excepción de la geopolítica global. Puede ser mucho peor. Me preocupa la cantidad impresionante de soldados israelíes en la Patagonia. Me preocupa que ante el levantamiento de diversos sectores sociales que se ven perjudicados la respuesta ya no sean sólo balas de las fuerzas represivas locales, sino que justifiquen intervenciones. La Patagonia es la región más rica del país, y los mapuches somos la población más pobre. Esta asimetría económica y social no es casual, y se debe sostener contra viento y marea a favor de las transnacionales. Por eso buscan demonizarnos, mostrarnos como terroristas. La ministra Bullrich me indilga a mí el rol de vocera de una supuesta célula terrorista. Están más cerca de ser parte de una relatoría psiquiátrica que de ser funcionarios a la altura de las necesidades de los pueblos. Me entristece que el proceso del pueblo argentino para organizarse y unirse contra eso sea tan lento.
¿Dice que hay soldados israelíes en la Patagonia?
-Van como turistas pero a lugares donde no va nadie. Al corazón de la zona de la meseta, por ejemplo. Hacen expediciones, trekking, rápel. Hace pocos días, un matrimonio mapuche que venía de la costa a visitarme pasó por Trevelin. Fueron a parar a un hostel y les dijeron que ésa era una cadena que sólo trabaja con soldados israelíes. Ya empiezan a aparecer sectores de la cámara de comercio y prestadores turístico que se benefician. ¿Por qué tienen que alojarse en lugares particulares? ¿Qué es lo que no podemos ver?
-En este paso fugaz por la ciudad participó del acto por los tres meses del asesinato de Rafael Nahuel. ¿Qué impresión le dejó?
-Me confirmó la idea de que el pueblo argentino es racista hasta para eso. La convocatoria ese día fue muy escasa. El pueblo no salió con la misma contundencia con que lo hizo por Santiago Maldonado porque la vida de los pueblos originarios está más que devaluada ante la mirada social. Hoy no solamente quienes tienen el poder o cumplen funciones públicas se vuelven antimapuche o racistas, sino que lamentablemente hay un sector de la oposición que también lo hace. Se podría trazar otra grieta: entre supremacistas blancos, que no quieren perder privilegios, y los plurinacionalistas. Hay gente dentro de lo que se llama campo popular que se pone la camiseta patriotera y homogeneizante de este país y ve con malos ojos la libre determinación de los pueblos. Nosotros decimos que éste es un territorio plurinacional, y eso debe ser abordado desde una perspectiva que contemple la reciprocidad entre los pueblos.
-Y más allá de ese acto, ¿de qué modo la recibió esta vez la ciudad?
-Antes venía a Buenos Aires y en general había una devolución simpática cuando me veían vestida como mapuche. Debido a todo lo que nos ha pasado en Chubut, mi imagen se mediatizó. Entonces cuando vengo acá y me subo a un colectivo se distinguen dos bandos: quienes me saludan, me animan, me dicen que siga luchando, y otros que hacen exactamente lo contrario. Es un signo pequeño de un tiempo bisagra del país, que hoy permanece en una tensa calma. Hay diferentes manifestaciones frente a la política de ajuste. Se viene alimentando algo que puede desembocar en un estallido, y esa es una fuerza que espero sea encausada por alguna perspectiva de solución, de alternativa. Argentina ya tuvo un 2001, ya se derramó sangre. Seguimos teniendo los mismos personajes reciclados detentando el poder con absoluto desprecio por la vida.
-¿Qué opina del intento de arancelar la salud pública para los extranjeros?
– El exabrupto racista de Jujuy, que ha estallado innumerablemente en otras regiones del país, diría que es un escenario ficticio para seguir descalificándonos. Hay una dirigencia política hábil a la hora de canalizar el racismo de una porción de la sociedad: remarcan con trazos gruesos los rasgos sociales que han estado enquistados siempre con política, presupuesto y con una estrategia lamentablemente eficaz para la penetración de estigmas. Este gobierno en particular es profundamente racista y cruel. El maestro Osvaldo Bayer habla de la crueldad argentina, y yo creo que ellos realmente hoy están encarnando esos siglos de crueldad argentina. La dicotomía civilización versus barbarie se ha perpetuado, tal vez con otras categorías pero que encierran la misma simbología de ir relegándonos y discriminándonos. Lo que nos cabe a las naciones originarias es generar consenso, generar ideas superadoras que eleven la condición de la humanidad que hoy está tan degradada. Desde la organización Marcha de Mujeres Originarias estamos planteando una gran campaña para que el Encuentro de Mujeres -que este año será en Chubut- pueda recoger la bandera de la plurinacionalidad y piense en nosotras, las mujeres de todos los colores y de todos los sonidos, de todas las pertenencias. Lamentablemente cuando en una reunión en Lago Puelo planteamos esta idea de que se lo renombre como “Encuentro Plurinacional de Mujeres”, tuvimos abucheos de compañeras militantes de izquierda. Hablamos de plurinacionalidad y de cohabitar. No es un separatismo. Decimos que el pueblo argentino debe reconocernos en nuestra verdadera identidad y consensuar cómo queremos habitar el mundo y construir el espacio de relación en los territorios.
El paro de mujeres llega por el camino de la unidad
Todas las centrales sindicales y las organizaciones sociales firmaron una convocatoria unitaria. El #8M parece marcar el camino a seguir en momentos de dispersión del movimiento obrero.
Con un escrito conjunto, la CGT, la Corriente Federal de Trabajadores en la CGT, la CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma, el SiPreBA, el triunvirato de San Cayetano comformado por la CTEP, Barrios de Pie y la CCC, Frente Milagro Sala y CNCT, convocaron al paro de mujeres de mañana.
“Porque las mujeres somos las más afectadas por el ajuste de este Gobierno. Por eso somos las protagonistas de la resistencia popular, enfrentando el ajuste, el hambre y la represión en la calle, construyendo en conjunto, con la fuerza de la unidad”, abre el comunicado unitario.
“Contra la reforma laboral y todo intento de pérdida de derechos. Por paritarias libres y sin techo. Basta de despidos en el Estado y en el sector privado. Reincorporación de todxs lxs despedidxs. Por la derogación de la reforma previsional y el acceso a la seguridad social para todas. Queremos el 82% móvil”, sostienen entre sus consignas.
“Por Convenios Colectivos de Trabajo y Estatutos Sindicales con perspectiva de género. Reclamamos la paridad en todos los cargos electivos. Por el reconocimiento del trabajo no remunerado que realizamos en las casas y las comunidades. Por la implementación de políticas públicas de cuidado y la socialización de dicha tareas”, remarcan entre sus reclamos, también al mundo sindical.
“Las trabajadoras exigimos trabajo digno para las cooperativas y espacios de cuidado infantiles para tener igualdad de oportunidades en el acceso al trabajo, y reconocimiento formal de nuestro sector. No al desmantelamiento de los planes de empleo cooperativo ’Ellas hacen’ y ’Argentina Trabaja’”, agregan.
Y piden: “Basta de violencia machista. Queremos presupuesto genuino para que se cumpla la Ley 26.485, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Necesitamos la aplicación de protocolos contra la violencia sexista en todos los ámbitos laborales y licencias por violencia de género para todas”.
Nosotras Nos Cuidamos
 NI UNA MENOS·MARTES, 6 DE MARZO DE 2018
Carta a la Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich BASTA de cacería, el Estado es responsable.
La Comisión de Seguridad y Cuidados de la Organización del Paro Internacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans, convocado por el colectivo Ni Una Menos y a realizarse el próximo jueves 8 de marzo, presentó hoy una nota a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, para comunicarle que el recorrido de la movilización será desde Plaza de Mayo hasta el Congreso, donde se ubique el escenario de lectura del documento. Si bien el horario pautado es a partir de las 16, se prevé que toda la zona estará afectada desde las 12 del mediodía hasta las 22 por los preparativos, concentración y desconcentración.
En su nota, la Comisión advierte que ante el incumplimiento de los pasos solicitados a los diferentes organismos de Ciudad en las reuniones que se llevaron a cabo durante febrero y hasta la fecha, se hará responsable a la cartera de Seguridad de Nación de cualquier circunstancia que ponga en riesgo la integridad física de les manifestantes durante la jornada del 8M.
Además, y a fin de garantizar el libre ejercicio de los derechos constitucionales a manifestarse en libertad y peticionar ante las autoridades, se pidió el cumplimiento de la solicitud presentada por la Comisión ante el secretario de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Marcelo D’Alessandro, de liberar el espacio de la Catedral de presencia policial. “En la primera reunión que mantuvimos con él –detalla el documento-, se comprometió a hacerle llegar este pedido (a Bullrich), y en la segunda confirmó esta gestión.”
Por último, se solicitó a la ministra no emplazar camiones hidrantes en el perímetro acordado para la marcha, requerimiento que ya había sido presentado “por la vía de la Secretaría de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, a los efectos de evitar provocaciones que generen conflictos con las manifestantes”.
“Ante el incumplimiento de lo mencionado hacemos responsable a la cartera del Ministerio de Seguridad de la Nación por cualquier situación o circunstancia que nos exponga, que ponga en riesgo la integridad física de las manifestantes y sea contraria al ejercicio de nuestros derechos de protesta.”
Ni Una Menos,
¡Vivas Nos Queremos!
Colectivo Ni Una Menos
8M PARO INTERNACIONAL DE MUJERES – “NOSOTRAS PARAMOS”
Las alumnas del Mariano Acosta convocaron al 8M
“Nosotras levantamos nuestras banderas”

Mujeres trabajadoras y de organizaciones sociales marcharán en unidad
“Unidad de las trabajadoras, y al que no le gusta, que se joda, que se joda”, se escuchó una y otra vez en la esquina de Paseo Colòn e Independencia, allì donde se ubica el Monumento al Trabajo en Ciudad de Buenos Aires. Una compañera del SiPreBA abrió la conferencia con la lectura del documento consensuado entre la CTA Autónoma, la CTA de los Trabajadores, la CGT, la Corriente Federal en la CGT, el SiPreBA, CTEP, Barrios de Pie, la CCC, el Frente Milagro Sala y la CNCT.
A su turno, Claudia Baigorria, Secretaria Administrativa de la CTA Autónoma, valoró la articulación lograda por parte de las mujeres trabajadoras independientemente del grado de inserción laboral: “Hoy es un día para poner bien en alto nuestra identidad de clase, para llenar las calles: nuestra CTA Autónoma para y moviliza desde Jujuy a Tierra del Fuego, con abandono de tareas, para decir Basta de despidos y precarización”, afirmó Baigorria.
Además convocó a la acción que realizará la Central desde las 14.00 frente a la Subsecretaría de Trabajo, ubicada en Callao y Mitre, para exigir la reincorporación de las trabajadoras despedidas: “Allí vamos a plantar los rostros del ajuste, de los despidos de Macri. Estarán las compañeras del INTI, del SENASA, de Fanazul, de Rio Turbio, las compañeras azucareras que están dejando el cuero para que no cierren los Ingenios, del Posadas que es un conflicto testigo del vaciamiento que quieren hacer en la salud pública”.
Jackeline Flores, representante de las mujeres de CTEP: “Este es un camino que venimos construyendo desde hace mucho tiempo. Mujeres del subsuelo de esta patria, trabajadoras, nos hace muy felices reconocernos en la fuerza de la unidad de las mujeres de esta patria”, dijo Flores y agregó: “somos las mujeres que hemos querido y no hemos tenido un trabajo formal, o se nos han echado. Pero somos las que hemos salido a labrar igual: somos las cartoneras, las carreras, las manteras, las artesanas, las que trabajamos la tierra, las constructoras de viviendas, quienes sostenemos los comedores comunitarios”.
Estela Díaz, de la CTA de los Trabajadores, quien ratificó el pliego reivindicativo consensuado: “Nos paramos contra el ajuste, contra los despidos, contra la precarización, contra la reforma previsional, contra un neoliberalismo que empeora nuestra vida cada día”. “No somos maquillaje ni cortina de humo, somos sujetos políticos de trasformación social, somos sujetos de derecho y ciudadanas de derechos que construimos una patria y trabajamos en eso”, añadió Díaz que también repudió el ataque a dirigentes sindicales.
Por la CNCT, habló Andrea Viet, quien pidió ser reconocidos como un gremio de cooperativistas: “Para nosotras es muy importante estar acá, es algo histórico. Convocamos a todas las compañeras de todo el país a movilizarse en cada plaza, en cada pueblo para decir: basta de este ajuste”, dijo a la vez que exigió el cese del vaciamiento a los programas Argentina Trabaja y Ellas Hacen: “Estos programas son muy importantes para nuestra autonomía”.
Evangelina Ortiz habló en nombre de la CGT: “Emociona muchísimo escuchar a estas mujeres que pertenecen a diferentes confederaciones, centrales y organizaciones sociales”, afirmó y convocó: “necesitamos que las mujeres salgan a las calles, necesitamos visibilizar las violencias que sufrimos”, remarcó Ortíz y reclamó la apertura de planes de trabajo para el puerto y el área marítima.
Julia Rosales, de la CCC, también reclamó la continuidad de los planes sociales y de los programas Argentina Trabaja y Ellas Hacen: “Nos quieren sacar lo único que tenemos para darle de comer a nuestros hijos, nos quieren descartar”, denunció. Asimismo valoró la lucha conjunta de los últimos años: “Hemos peleado mucho y hemos conseguido la Emergencia Social”. dijo”. Finalmente recordó que el pasado 28 de agosto fue baleada al salir de su casa: “No han podido matarme y no van a poder matar lo que hacemos”.
Luego fue el turno de Ofelia Góngora, uien tomó la palabra por Barrios de Pie: “Nosotras, las mujeres, tenemos que seguir luchando por todo lo que falta”, destacó a la vez que denunció que “el gobierno nos está queriendo sacar lo poco que tenemos”. “Necesitamos la emergencia alimentaria para palear la malnutrición que sufrimos en nuestros barrios”, agregó.
Carolina Arrigui, del Frente Milagro Sala, celebró ser parte de esta mesa de unidad y denunció la persecución del gobierno de Cambiemos a Milagro y las demás compañeras de la Tupac Amaru: “Nuestras compañeras son presas políticas porque Macri y Morales administran las prisiones preventivas para disciplinar las protestas sociales”.
Cerró la conferencia Vanesa Siley, de Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal de Trabajadores en la CGT, quien valoró esta mesa de unidad: “No es casualidad que estemos frente hoy al Monumento al Trabajo, elegimos este lugar como tantas veces nos vio cerca. Lo que estamos defendiendo es el trabajo, porque el gobierno lo eligió como su principal enemigo en la República Argentina”, dijo.
El Proyecto de Ley de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito –que está integrada por 500 organizaciones del campo popular, entre ellas la CTA Autónoma- se presentó ayer por séptima vez y cuenta con el aval de diputadas y diputados de casi todo el arco político.
En las últimas semanas ha quedado demostrado que el trabajo de la Campaña y de las organizaciones que la integran dan sus frutos, con la instalación del tema en la agenda pública, mediática, gubernamental y de la sociedad en su conjunto. Desde la Campaña se viene observando cómo desde diversos sectores se toma posición a favor de despenalizar esta práctica histórica y legislar al respecto.
“El Estado omite cumplir con los tratados internacionales de derechos humanos de las mujeres y las personas con capacidad de gestar; en nuestro país se realizan entre 500.000 y 600.000 abortos al año en condiciones de clandestinidad. La clandestinidad nos pone en riesgo, siendo 50.000 las mujeres y personas con capacidad de gestar hospitalizadas al año por complicaciones relacionadas a prácticas abortivas que se realizan de modo inseguro”, indican desde la Campaña y afirman: “Las más afectadas y cuyas vidas perdemos cada día son las de las mujeres de los sectores de la población más vulnerables. Todas abortamos en la clandestinidad, pero el dinero y la información dan acceso a un aborto seguro. Clandestino, pero seguro”.
Alejandra Angriman, Secretaria de Género de la CTA Autónoma, participó del debate en el Congreso Nacional junto a Viviana García, Silvia León, Marta Galante, Nora Velazco y otras compañeras de la Central. Al finalizar, explicó a ACTA que la CTA-A es parte de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito desde su constitución, hace 13 años: “Fue a partir de un debate enorme que se dio en la Central en su momento que, incluso fue aprobado por un Congreso Nacional de nuestra CTA”, recordó del tiempo en que Victor De Gennaro era Secretario General. Más tarde, cuando De Gennaro ocupó responsabilidades legislativas, firmó las distintas presentaciones que se hicieron en tantos años.
“Para nosotras el aborto es una cuestión de salud pública. Es imprescindible sacar el debate del plano ético-moral y entender que es una realidad en nuestro país y en todo el mundo, y hay que debatir si eso que existe va a seguir siendo ilegal y penalizado, o si se va a legalizar y a hacer en los hospitales públicos”, reflexionó Angriman.
Asimismo la dirigente destacó la importancia de la Educación Sexual Integral como “uno de los puntos estratégicos”. “A nosotras nos preocupa porque quienes no tienen acceso al aborto seguro son las mujeres pobres”, añadió y valoró: “Lo que ha cambiado y crecido enormemente el último tiempo es el nivel de conciencia de las mujeres, que es lo que hace posible que ahora estemos en la puerta de que se vote, al menos, en la Cámara de Diputados”.
“Que estemos hoy haciendo esta presentación, y que tengamos la posibilidad de que se trate, tiene que ver con un triunfo del movimiento de mujeres, que incluye años de trabajo, de organización, de debates y de acuerdos, y además que está directamente relacionado con los Encuentros Nacionales de Mujeres”, celebró la dirigente.
* Equipo de comunicación de la CTA Autónoma
8M: Día de la Mujer Trabajadora
El patriarcado y el Poder Judicial
Este 8 de marzo, en el marco del día Internacional de la Mujer, la presidenta de la Suprema Corte Bonaerense, Hilda Kogan, expondrá sobre la incorporación de la legislación de género a la agenda del Poder Judicial. Compartirá escena con Rodrigo Cataldo, quien fuera denunciado por la AJB y una ex trabajadora del juzgado a su cargo por maltrato laboral.
Desde la asunción de Cataldo como titular del Juzgado Civil y Comercial N°5 de Mar del Plata, ocho personas tuvieron que trasladarse a otras dependencias. Seis de ellas eran mujeres.
Las víctimas de Cataldo sufrieron distintas afecciones en su salud, al ser sometidas a una creciente sobrecarga laboral y a la amenaza constante de ser objeto de sumarios administrativos. Fueron forzadas a renunciar a promociones en su carrera y se les negaba arbitrariamente el ejercicio del derecho a licencias, como el caso en que Cataldo impidió la asistencia a un familiar directo afectado por una enfermedad terminal.
Para Kogan, las acciones de Cataldo solo configuraron “rispideces”, conflictos inevitables ocurridos en el marco de una reestructuración legítima de la organización del trabajo impulsada por el magistrado. Al menos así argumentó al firmar el archivo de la denuncia contra el magistrado, el que todavía no se encuentra firme.
Esta postura de Kogan no es accidental, ya que ha votado en favor del juez de familia de Olavarría, Claudio García, demorando su apartamiento preventivo ante una denuncia de acoso sexual y violencia laboral sobre una trabajadora. En ese mismo caso, Kogan trasladó compulsivamente de dependencia a la víctima y denunciante, y hace pocos días avaló el apartamiento ordenado finalmente por el Jury, pero sin mencionar siquiera la violencia de género padecida por la trabajadora.
Ya en el ocaso de su presidencia, Kogan continúa negándose a regular la licencia laboral por violencia de género en el ámbito del Poder Judicial, no incorporó el cupo laboral trans ni habilitó un debate necesario en pos de consagrar licencias familiares que desfeminicen las tareas de cuidado. Tampoco generó políticas activas que permitiesen romper el techo de cristal existente en el Poder Judicial, ni habilitó espacios de diálogo para debatir seriamente los proyectos que propuso la Asociación Judicial Boanerense (AJB-CTA) en estas materias.
En síntesis, Kogan intenta posicionarse como una ministra con perspectiva de género, pero su historial como integrante del máximo tribunal muestra que no se ha atrevido a romper el pacto de caballeros que garantiza la complicidad del Poder Judicial con el sistema patriarcal mediante prácticas cotidianas sexistas, misóginas y machistas.
Fuente: www.ajb.org.ar
* Equipo de Comunicación de la Asociación Judicial Bonaerense (AJB-CTA)
Feminismo y crudeza
 Por: Ximena Tordini – Mario Santucho  Fotografía: Rueda Photos/ Revista Crisis 
 Con ustedes, la segunda parte de Ni una menos en crisis. Hace menos de un año publicamosFeminismo y barbarie. Por ese entonces todos hablaban de la violencia contra las mujeres. Y había que salir de ahí: “Después del 8M de 2017 hay un récord de femicidios, se da la discusión en el Congreso por la ley 24660 para limitar las excarcelaciones, y aparece muy fuerte la traducción punitivista de nuestras demandas, una contraofensiva de argumentos. Creo que no nos dejamos encapsular en la discusión de la inseguridad. Lo fundamental para cambiar de eje fue la conexión con los conflictos sociales”, dicen hoy, mientras se desesperan con los últimos aprontes para elsegundo paro internacional de mujeres.
Si hiciéramos flashfordward, o sea un saltito hacia adelante en el tiempo, podríamos ver que las calles volverán a ser feministas y las imágenes de la protesta hermanarán continentes. Pero ahora, mientras se llenan los vasos y las lenguas hacen su elongación, es momento de entender algunas claves (y también algunas complejidades) de este movimiento que nadie sabe hasta dónde llegará, pero que va logrando enraizar en los sectores populares a la vez que arrasa en las redes sociales y en los medios de comunicación, penetra en el parlamento y hasta perfora las viejas estructuras sindicales. La escena transcurre en un corazón de manzana porteño, con el asado como excusa imbatible.
¿Cómo hicieron para cambiar el eje de la discusión hacia la cuestión del trabajo? ¿Es la prepotencia del activismo o hay una acumulación?
-Fue muy importante que entraron en diálogo sindicalismo y feminismo. Hubo un encuentro y una retroalimentación que no se había dado hasta que empezó el proceso de los paros: muchas compañeras sindicalistas vivían la militancia en el feminismo escindida. Este salto fundamental fue a partir de la asamblea en la CTEP, en octubre de 2016, a la que van muchas representantes de las centrales. Allí empezó un proceso en el que las compañeras iban a las asambleas de mujeres y volvían a los sectores de trabajo, lo que permitió a su vez una revitalización del sindicalismo a partir del feminismo. Con ese ida y vuelta de fondo se logró poner en el centro la cuestión del trabajo.
-Nuestro aporte en ese diálogo consiste en ampliar la noción de trabajo e incluir actividades y tareas que no son generalmente reconocidas y que tienen que ver con la reproducción de la vida. Esta politización de las tareas de cuidados, de lo que implica atender un comedor o una guardería en un barrio por ejemplo, nos permitió también en diciembre hacer un diagnóstico feminista de lo que implica la reforma previsional. Por eso decimos que no hubiese habido diciembre sin nosotras. Además, el último viernes se dio un hecho histórico en el contexto de las asambleas: vinieron referentes de las cinco centrales sindicales (CGT, CGT La Corriente, CTA, CTA Autónoma y CTEP) y se logró una voluntad de acuerdo que se plasmará en una conferencia de prensa conjunta y en marchar como bloque sindical. Es un logro del feminismo conseguir esta transversalidad que sobrepasa las divisiones del mapa sindical.
El año pasado ustedes tenían una posición muy crítica sobre los líderes sindicales. Eran los días del “poné la fecha la puta que te parió” y ustedes se jactaban de que mientras los hombres dudaban las mujeres paraban. Hoy se reúnen con uno de los jefes de la CGT, que va a ir a cocinar el 8M a un comedor para que las mujeres puedan marchar. ¿Hay oportunismo o maduración?
-No veo mucha variación en nuestra línea con el sindicalismo como sugerís vos. Nosotras siempre tratamos de hacer un doble movimiento: radicalizar la asamblea, sin perder interlocución con estructuras de poder. Nunca fue la idea marginalizarnos ni decir “somos un grupo de feministas radicalizadas con las axilas peludas, nos damos besos entre nosotras y no queremos hablar con sindicalistas”.
-Me parece que una interpelación como la que hicimos el año pasado también vale ahora, porque desde el 21F hay estructuras que nos quieren inscribir en su plan de lucha pero no terminan de hacerlo del todo. Adhieren al paro de un modo que se lee como simbólico. En términos personales, creo que este año también deberíamos sacar una interpelación directa para pedir que llamen al paro. Nosotras no podemos abandonar ese lugar de generar incomodidad.
-La incomodidad para mí hoy es juntarnos con Schmid, no sacar una carta para pedirles que paren. Están viniendo muchas trabajadoras a nuestra asamblea, creo que quedarse en la interpelación a las centrales que hicimos el año pasado es algo que nos puede dar cartel de combativas pero atrasa.
-Una sindicalista nos decía: “nunca juntamos 60 delegadas para preparar el 8M, hay reunión por paritarias no vienen ni 20”. Hay una revitalización del sindicalismo a partir de la movida del feminismo, eso no lo pueden pasar por alto.
Hubo una crítica al primer 8M que planteaba que ustedes hablaban de “paro” pero en realidad era algo más simbólico que otra cosa. Hoy ese cuestionamiento parece haber quedado en el olvido.
-Cuando a raíz de algunos femicidios decimos “vamos a hacer paro” surge la cuestión de “¿cómo hacen paro las mujeres?”. Y la respuesta es “no se trata de parar solo en el trabajo, sino en otro montón de instancias de la vida”. Eso genera una tensión con las mujeres de sindicato que tenían una idea determinada sobre qué es parar. Al mismo tiempo, en el ámbito de la economía popular aparecen los planteos de las compañeras que decían “si no pongo el puestito, no tengo plata para comer ese día”. Entonces la idea del paro se complejiza, cuando no queda reducido a su forma sindical tradicional.
-En una asamblea de mujeres de la villa 21-24, una de las más grandes de la Ciudad de Buenos Aires, surgió el dilema de cómo las mujeres que trabajan en los comedores populares podían parar. ¿Vamos a dejar sin comer a los chicos?, era la preocupación que flotaba. La solución fue “hoy repartimos crudo”: entregar el alimento pero sustrayéndole todo el trabajo. Hoy esa frase es un grafiti. Otra mujer dijo “yo paro para que sientan mi ausencia y valoren mi presencia”. En una asamblea de mujeres presas se dijo “quiero parar de tener que negociar mis derechos todos los días”.
-El trotskismo también hizo un aprendizaje, sobre todo porque asumieron que el paro no solo hay que exigírselo a las centrales sino que hay formas novedosas y creativas de parar, incluso cuando tu sindicato no lo hace. O que hay otros mandatos que desobedecer, que exceden la relación salarial. Antes, en las asambleas del año pasado, llegaban y lo primero que decían era “esto no tiene sentido si las centrales no llaman al paro”. También se bancan la complejidad de que haya lo que ellas llaman “una burócrata” hablando, diciendo que no sabe si va a poder llamar al paro. Se dieron cuenta de que es otro tiempo, que es otra la lógica, que no es asimilable a la lógica sindical.
no todo es color de rosa
La conversión del feminismo en un acontecimiento callejero de masas pareciera torcer algunas de las hipótesis que suelen utilizarse para titular lo contemporáneo: la sociedad algorítmica, la juventud que no levanta la vista de las pantallas, la debilidad de los grandes relatos, el alejamiento lento y persistente de los espacios comunes hacia el confort hiperconectado. Esas imágenes que se utilizan para explicar el declive de lo político enmudecen ante la conquista espontánea de las plazas, el desarrollo de procesos asamblearios que se pueblan de milennials, la álgida discusión teórica entre los feminismos ahora a cielo abierto y la politización de la pregunta por cómo vivir juntos.
Pero este movimiento magmático no es un viaje hacia la isla de las fantasías. Se parece más a una inmersión en un mar de complejidades, un torbellino que por momentos logran surfear y otras veces se las lleva puestas, que las llena de una alegría inconmensurable pero no les ahorra sinsabores y amarguras. Están cansadas. No dan más. Y aún así, no pueden parar de hablar.
Llama la atención en la experiencia de NUM la proliferación de asambleas masivas, teniendo en cuenta que en su origen se trataba de un grupo de periodistas con mucha capacidad de intervenir en los medios.
-Hay tres momentos. Luego del primer NUM que fue espontáneo, se da una partición entre un sector que tenían posiciones más onegeístas y nosotras que decidimos no ser un fenómeno comunicacional únicamente sino usar una práctica muy extendida en el feminismo que es llamar a asambleas. El segundo momento es el proceso para preparar el primer paro del 19 de octubre, esos encuentros en la CTEP donde el movimiento se torna más plebeyo y donde surge la fuerza para convocar al paro internacional del 8M. Y el tercer salto es la asamblea de Pepsico, en mayo de 2017, cuando nos inspiramos en la transversalidad y heterogeneidad producida durante el proceso de organización del 8M para prolongarlo a través de asambleas situadas en conflictos concretos.
-Cuando en octubre de 2016 volvíamos del Encuentro de Mujeres que se hizo en Rosario y apareció el cuerpo de Lucía Pérez, lo que dijimos fue “dejemos de lamentarnos en las redes”. La única convocatoria fue esa. No se sabía cómo seguir. Pero la asamblea donde surgió la idea del paro del 19 de octubre en el galpón de la CTEP produjo el qué hacer. Ahí cambia la dinámica. Las que no habían ido a la asamblea decían que era una locura llamar a un paro, que era absurdo, imposible. Pero ese día sentimos que podíamos hacerlo, porque hay un común, una inteligencia que lo hace pensable, tenés la experiencia física de que va a funcionar. Entonces, ahí hay una asamblea que no es para ir a votar algo ni negociar el orden de una marcha: es un dispositivo donde se inventa una racionalidad política.
-La asamblea de Pepsico fue otro hito. Hubo guiso, hablábamos, comíamos, se tomaban decisiones. Hubo un cruce entre las feministas y las que venían de las ollas populares. Me venían memorias del Puente Pueyrredón en 2002, pero la mayoría eran jovencitas militantes que no sabían qué es una olla popular. Era algo muy físico, el olor, afuera hacía frío y adentro calor.
-Después nos empezaron a pedir asambleas de todos lados, una especie de delivery de asambleas. Lo más difícil fue que algunas compañeras no consideraran eso como una línea política de NUM. Algunas acciones las hicimos divididas.
¿En qué consistía esa discusión al interior del colectivo?
-Hay quienes dicen que el feminismo que intenta ligarse a la conflictividad social le habla solo a la militancia y pierde eficacia y especificidad, mientras que cuando el feminismo habla de la violencia contra las mujeres logra interpelar a las minas comunes. Ese tipo de polarización se fue desarmando a partir de que el 8M logra ampliar la dimensión del trabajo y consigue conectar violencias distintas. Es algo que venimos planteando hace tiempo: el cuerpo de las mujeres es la terminal de una cantidad de violencias que no son solo domésticas, que no se explican solo por una dimensión familiar ni psicológica. Ese movimiento nos permite, una y otra vez, desarmar la trampa de que hay un feminismo que se ocupa de las femicidios y otro que se ocupa de hacer política, como si fuesen dos instancias separadas. Nuestro desafío es no dejar que se congelen esos dos estereotipos: el de las mujeres “politizadas” y las mujeres “sufrientes”.
-Yo no creo que estas asambleas hubieran sido tan multitudinarias si las cuestiones como el abuso sexual, por ejemplo, no hubieran tenido el protagonismo que tuvieron. El acumulado es un engranaje entre ambas cosas, entre la experiencia personal dentro del pequeño territorio de tu cuerpo y la vivencia de cómo se extiende a un territorio más compacto, que tiene que ver con esa casa feminista donde una comprende que los abusos sexuales no son posibles sin una estructura de relaciones laborales, de distribución de la riqueza, que sostiene la posibilidad de que te abusen, de que tu cuerpo tenga menos precio. Es lo que vimos en estos meses con la sucesión de voces públicas que denunciaron a sus jefes. La novedad no es que hay abuso sexual sino que se denuncia a los jefes, a los intocables. Eso genera la posibilidad de cuestionar todo lo demás.
Entonces, ¿podría decirse que las denuncias por acoso y el nivel de mediatización trepidante acumulan para el movimiento? ¿O es puro sensacionalismo?
-Acumula un montón, en el sentido de jerarquizar las voces de las mujeres a partir de un pacto de alianza entre congéneres que se basa en decir “yo te creo” y “no nos callamos más”. Sin esos fenómenos no habría desborde del 8M porque si no lo narrás en primera persona el feminismo no termina de ser comprendido. Ser mujer es una acumulación enorme de violencias naturalizadas, por eso abrir un espacio donde esas violencias puedan ser reconocidas, generar agencia a partir de eso, un lugar donde “me hermano con otras”, es muy importante.
En el último año NUM comenzó a entrometerse con otras agendas, por fuera de lo que suele considerarse un temario “feminista”. Por ejemplo, con los crímenes de la dictadura. ¿Por qué?
-La intersección apareció muy fuerte en la manifestación contra el “dos por uno”, el día de la marea de pañuelos blancos. Luego viene la desaparición de Santiago Maldonado y aparece con fuerza la consigna “nuestros cuerpos, nuestros territorios”. Y otro vínculo muy importante para nosotras como colectiva fue la conversación con las hijas desafiliadas de genocidas, las que dicen “nosotras no somos hijas de esos represores”, que hicieron su aparición en la marcha NUM de junio del año pasado.
-En esa conversa encontramos que teníamos en común el cuestionamiento a la familia patriarcal. Eso es completamente revulsivo, porque los términos de qué es una familia no son revisados en ningún espacio. Eso lo cuestionan las madres que denuncian abusos y estas minas que se desafilian y dicen “no somos más hijas”. Uno de nuestros desafíos es imaginar otra modalidad de familia. Si la familia es “la célula de la sociedad”, dinamitémosla porque con esta célula se construyen sistemas de aislamiento, sistemas de control. Hay un anudamiento muy fuerte de la violencia institucional con el sometimiento personal en las familias y necesitamos revisar la conexión entre terrorismo de estado y familia patriarcal, entre la crueldad en el campo de concentración y en la intimidad.
la yuta que te parió
Luego del 21F el gobierno salió a la cancha. Dos días después de la demostración de fuerza moyanista, la tapa de los principales diarios armaron la jugada: empujar el tratamiento en el Congreso de una ley presentada ya siete veces. Un out of the box, como se llama en el mundo creativo a una solución no prevista por el resto de los jugadores. La movida generó ondas expansivas en el sistema político, en el tablero de alianzas gubernamental y hacia el interior de las organizaciones feministas: ¿cortina de humo?, ¿táctica de pacificación?, ¿oportunidad? El 1 de marzo, en el discurso de apertura de las sesiones parlamentarias, Macri hizo suyas otras demandas del movimiento, como la reducción de la brecha salarial y las licencias por paternidad. La operación estaba hecha: divide (más) y reinarás.
La misma triquiñuela fue activada en las negociaciones por el operativo policial durante la marcha del 8M. Las reuniones con el Ministerio de Seguridad de la Ciudad fueron picantes. Los funcionarios preocupados por la propiedad y los inmuebles; las representantes de la asamblea reclamando la protección de los cuerpos, con la memoria de la cacería policial de marzo del año pasado en carne viva. Ante el señalamiento de que no solo las detenciones habían sido violentas sino que además se había detenido al voleo, el sub-jefe de la policía Gabriel Oscar Berard preguntó: “¿y ustedes no nos podrían pasar el nombre de las rojas y las más radicalizadas para que nosotros podamos tenerlas identificadas?”. Las negociadoras no lo podían creer. Lo mandaron a freír churros.
El kirchnerismo fue una forma de traducir a nivel gubernamental las demandas de los movimientos sociales, y el macrismo intenta con el aborto y la igualdad de salario tomar los reclamos del feminismo en la esfera institucional. ¿Ustedes creen que les queda cómodo ese rol?
-En el documento que se va a leer el 8M pusimos “repudiamos el oportunismo de las licencias parentales y la referencia a la brecha salarial en un contexto de despidos masivos y de reforma previsional neoliberal”.
-El macrismo viene por nosotras. Y para mí es de lo más peligroso que hay, ni siquiera con las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género el kirchnerismo pudo poner en acto la celebración de la identidad sexual como lo hace el macrismo. La apropiación de la agenda de género es propia del liberalismo.
-En esta coyuntura se ven los peligros de traducir al movimiento en reivindicaciones que son “realizables”, como las brechas salariales o las líneas telefónicas para atender denuncias. Cualquier demanda concreta parece poder ser saldada. Ahora va a venir una lluvia de inversiones de los organismos internacionales y van a decir que cumplieron la agenda, pero no que esas metas están sostenidas sobre cuerpos precarizados permanentemente. Por eso la discusión sobre el trabajo es clave.
Pero quizás no se trata de demostrar que el uso que hacen de los reclamos es mentiroso, porque ese engaño tiene eficacia.
-Sí, tan fácil no desmontás la movida del gobierno. Es central el modo en que están jugando la discusión sobre el aborto, de una manera que tampoco podés negarte a discutirlo porque te quedarías afuera. Pero la verdad sea dicha: el aborto es legal y lo que deberíamos pelear es por la producción de misoprostol y para que se cumpla la legalidad que ya existe. Para mí, el del aborto es el famoso eje falso. Lo cual no quiere decir que el aborto por voluntad de las mujeres no sea un cambio simbólico enorme. El tema es que ese cambio simbólico se suplanta por un supuesto cambio simbólico que sería “dar el debate”.
¿Qué impacto tuvo la jugada del macrismo en relación al aborto en el proceso del 8M?
-Impactó enormemente, hasta en la performatividad de la marcha. Dentro mismo de NUM tuvimos un debate fuerte durante la preparación del 8M en relación a cómo el eje parlamentario modifica la temporalidad de la asamblea y las prácticas de consenso que venimos cultivando. Siempre estuvo presente el planteo sobre la importancia del aborto y que lo potente es la intersección de las cuestiones del cuerpo y las cuestiones del trabajo.
-Después, algunas organizaciones hicieron el comentario de que no está bueno que prime la lógica de la votación en la asamblea de preparación del paro (en este caso para definir el recorrido), porque si es así entonces la asamblea se va a convertir en una disputa de aparatos, de a ver quién trae más gente. Eso es interesante porque habla de cómo la lógica de la Asamblea ha ido cambiando a las organizaciones. Y de que no se naturaliza el hecho de que se hayan perdido, en ese momento, el espíritu del consenso y la conversación entre iguales.
¿Esto que cuentan evoca un planteo que hizo Juan Grabois, cuando sugirió que el eje del aborto lo había propuesto el macrismo para dividir al movimiento social y que era un reclamo más bien de clase media?
-Cuando Grabois dice que la discusión del aborto es una preocupación de clase media lo que quiere decir es que las clases populares son conservadoras y cristianas. Se trata de una disputa por la caracterización de lo popular. El feminismo popular precisamente está interviniendo en ese debate, y tal vez a Grabois le molesta. Por eso ensaya un acto de disciplinamiento interno. Y fomenta una división clasista hacia el interior de la propia CTEP y también de la CTEP con otras colectivas feministas. Pero salieron varias compañeras a decir: “nosotras estamos juntas”.
-En la foto grande es cierto que se diluye el 21F en la cuestión del aborto. El 8M se inscribe en un plan de lucha que se ancla en diciembre y está expresando un punto de conflictividad social cada vez más alto, que desborda el reclamo por el aborto. Por otro lado, todos los debates que se dan en los medios son infumables, los mismos que dicen querer discutir la despenalización del aborto exclaman estar “a favor de la vida”. Es un culebrón sin final que no tiene sentido, no tiene saldo.
Luego del 21F también aparece con fuerza la convocatoria a una “unidad” de la oposición, ¿cómo repercute ese proceso al interior del feminismo?
-Ese es otro eje de diferencias internas en NUM. Algunas compañeras piensan que “ahora la gran discusión de los movimientos sociales es la unidad”. Pero esa unidad tiene una forma muy distinta a la que nosotras construimos. Nosotras estamos buscando otras modalidades de cómo articular, cómo transversalizar que no buscan disputar hegemonía en el sentido de los aparatos.
-El trasfondo que no podemos obviar es que hay una intencionalidad de sectores que buscan acumular por medio de movimientos sociales, y ahora la potencia más fuerte está en el feminismo. En ese sentido, hay un ansia de apropiación rápida, directa. Ahí entran perfecto ciertas personalidades, que son funcionales a esas estrategias que buscan capitalizar el lugar de enunciación de NUM. La pregunta es cómo el movimiento puede mantenerse transversal e independiente de los intereses de sectores definidos, para mantener la potencia política propia, y a su vez pensar cómo acumulamos, cómo intervenimos en el Estado.
Esta discusión entre “transversalidad o unidad” recuerda un poco al 2001, cuando los movimientos sociales planteaban que la verdadera política debía impugnar toda forma de representación. Pero si la transversalidad no tiene una hipótesis de cómo intervenir en las relaciones de fuerzas, es decir en el poder, si se elige prescindir de esa dimensión…
-Yo creo que la discusión sobre el poder está en el aire, la planteamos siempre y no tenemos respuestas aún. Porque NUM es una experiencia incipiente. Pero lo que nosotras tenemos que hacer es intervenir en el plano del poder sin perder la potencia que hemos experimentado en la transversalidad. Y, precisamente, se complica más contestar la pregunta cuando te operan para generar un lugar de representación que capitalice tu movimiento. ¡Ese es el problema!
-No creo que seamos prescindentes. Lo que pasa es que no queremos construir de arriba para abajo. La transversalidad de la que hablamos implica construir desde abajo para arriba, para los costados y para todos lados. Eso que nos quieren meter por arriba, tarde o temprano va a surgir de nosotras mismas. Y va a ser mucho más genuino. Porque vamos hacia allí. Queremos disputar todo el poder. Aunque no sepamos cuál es la manera.
Buenos Aires: Hacia el 8-M
CICOP adhiere al Paro de Mujeres
“Además, luego de la valoración realizada en la reunión de Consejo Directivo Provincial del viernes 2, resolvimos definir una jornada de lucha de 48 horas para los días lunes 5 y martes 6, participando con delegaciones en las movilizaciones de los docentes al Palacio Pizzurno el día lunes y de estatales a la Casa de Gobierno provincial el martes. En ambos casos, daremos cumplimiento al espíritu de unidad en la acción que ha primado en el CDP y en muchas asambleas seccionales a partir de entender que será en forma conjunta con los otros gremios estatales que estaremos en situación de conseguir mejores resultados en la pelea por salarios y condiciones laborales para lxs trabajadorxs.
“De este modo, seguiremos insistiendo en nuestra demanda de convocatoria paritaria en forma urgente, planteando la grave crisis que afecta al sistema de Salud provincial, la falta de recursos humanos –principalmente en el sector profesional-, los puestos vacantes en guardias y plantas hospitalarias, el cierre virtual de muchos servicios a expensas de los planteles incompletos y la tremenda inacción de las autoridades sanitarias para siquiera esbozar una respuesta que tienda a dar cuenta de tan acuciante situación.
“En la semana que pasó, se produjo la apertura de las sesiones legislativas en la provincia de Buenos Aires. Allí, la gobernadora María Eugenia Vidal, además de desarrollar un belicoso discurso contra lxs trabajadorxs de la educación, sólo hizo mención al área de la Salud para referirse a las guardias y al Servicio de Emergencias (SAME). No formuló ni una alusión a la situación real en hospitales y centros de salud a su cargo, a las tremendas dificultades para conseguir personal ni a la falta de respuestas a la demanda de atención.
“En nuestro criterio, resulta muy preocupante que el enfoque se limite a la atención de las urgencias, más allá de su importancia. La falta de una mirada integral, sin observar la Salud en toda su complejidad, convierte al sistema sólo en un pobre intento de responder a la demanda perentoria, dejando de lado la perspectiva de la prevención, la continuidad en la atención y la relación profesional-paciente, entre otros elementos esenciales en el proceso salud-enfermedad”.
Fuente: www.cicop.org.ar
* Equipo de Comunicación de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP-CTA)
Página12/ Agencia CTA/ Ni una Menos/ Revista Crisis/ Agencias
