Resumen Latinoamericano / 1 de abril de 2018 / Camilo Villa J., Radio UChile
Desde que repartió el Libro del Mar entre los estudiantes del Colegio Carlos Condell de La Serena, el comunicador perdió su trabajo y es blanco de constantes amenazas. “No puedo seguir en Chile”, manifestó a nuestro medio.
Alfonso Ossandón estimó que algo había que hacer. Al percatarse del bullying del que seis alumnas bolivianas eran víctimas, propuso, ante la mesa técnica del colegio Carlos Condell de La Haza de La Serena, trabajar con el Libro del Mar. La idea fue aprobada por unanimidad.
Y como tal, el documento redactado por el gobierno boliviano fue repartido entre los estudiantes del establecimiento. La idea era reivindicar la historia del país vecino, y así combatir la xenofobia que, según el comunicador, era evidente entre el alumnado.
Pero la xenofobia llegó por otro lado. De hecho, las redes sociales se llenaron de comentarios y amenazas en su contra, y como si fuera poco, el Ministerio de Educación decidió sumariarlo.
Lo narrado sucedió en mayo del 2017. A casi un año de los hechos, la vida de Ossandón no ha vuelto a la normalidad, al contrario, cada día se le hace más difícil.
Por eso que a principios de marzo, quien fuera alguna vez candidato por la alcaldía de La Serena, pidió asilo en Bolivia. Específicamente lo que solicita es la extensión de una visa humanitaria para residir en la nación vecina porque, según él, su diario vivir en Chile se tornado insostenible.
“Lo mío es un hecho puntual. Llegado marzo me vi en la imposibilidad de volver a trabajar como monitor de mis talleres de comunicación y retomar mi trabajo”, sostuvo Ossandón.
En la carta enviada al presidente Evo Morales, explica que “al día de hoy se ha cerrado toda posibilidad de volver a recuperar mi empleo en el Sistema Escolar en la ciudad en donde vivo, así como en diversos medios de comunicación a los cuales he postulado”.
Quien estudiara comunicación social en Venezuela, hoy se encuentra trabajando como obrero de la construcción, ocupación que, si bien valora y agradece, no es lo que él desea, sobre todo porque no le alcanza para ayudar a sus hijos.
Y no solo es la situación laboral la que tiene a Ossandón a las puertas de abandonar el país, sino que también manifiesta que lo hace por razones de seguridad.
“Yo no puedo seguir en Chile en las circunstancias actuales, definitivamente no. Tengo a las policías y a la inteligencia encima, y yo no voy a justificar a un inepto policía que estará revisando mi Facebook, bajando fotos y justificando cuatro o cinco millones de pesos. Yo no me prestaré para eso, yo quiero seguir mi vida; caminar por la calle, compartir con la gente: una vida tranquila, y eso no me lo está brindando Chile.”
Desde que estalló la polémica por repartir el Libro del Mar, Ossandón ha sido objeto de numerosas amenazas: llamadas telefónicas y mensajes por internet prometen hacerle daño, incluso, quitarle la vida.
No es para tomarlo a la ligera. Por eso el año pasado envió una carta a la entonces presidenta Michelle Bachelet para que se iniciara una investigación. La ex mandataria respondió y encargó al ex subsecretario Mahmud Aleuy iniciar una investigación. Si bien Ossandón reconoce que policías se entrevistaron con él y sus familiares, no se llegó a ningún resultado concreto.
“Por esta razón, dentro de esta carta que le envíe al presidente Evo Morales, le hago ver que la investigación iniciada en el gobierno pasado no llegó ni a sanciones, ni a identificaciones, ni a nada”, sostuvo.
Pero Ossandón si llegó a algo: el comunicador cuenta que logró identificar a dos personas que lo amenazaban constantemente a través de las redes sociales. Ambos sujetos –sindica- son miembros activos de las fuerzas armadas, quienes además articulan a otros en su contra.
Al contrario de lo que pasa en nuestro país, Alfonso Ossandón cuenta que en Bolivia –donde alguna vez fue recibido por el mismísimo presidente Morales- existe la posibilidad concreta de desarrollar su profesión.
“Me siento agradecido del pueblo boliviano, el trato por parte de ellos nunca ha sido ni vejatorio, ni de amenazas, al contrario, la veces que he estado trabajando allá no he tenido ningún tipo de problema”, expresó.
Consultado sobre en qué estado está la petición de su visa humanitaria, el comunicador comentó que tras hablar con la Cónsul de Bolivia en Santiago, ella le expresó que tenga paciencia, que tardará un tiempo, pero que el canciller de país vecino ya está al tanto de la situación.