Resumen Latinoamericano / 25 de abril de 2018 / Las2orillas
El gobierno presidido por Santos, apoyado por los parlamentarios y los partidos políticos, aquellos a quienes mi padre llamaba El País Político, no solo han traicionado a los guerrilleros desmovilizados de las FARC, sino que nos han traicionado a todos los colombianos víctimas de la violencia gestada por el establecimiento que, desde la independencia de España, nos gobierna a través de unas pocas familias que heredan el poder y sus prebendas de manera monárquica.
Hoy publica Las2orillas un artículo donde aparece un documental con María Elvira Bonilla y Juan José Jaramillo recorriendo una zona veredal (el campamento alfonso Cano) relatando cómo el gobierno abandonó sus compromisos:
Hace un año, 5000 guerrilleros de las Farc se concentraron en las llamadas zonas veredales localizadas en los antiguos campamentos desde donde operaron, para iniciar el proceso de desarme. Se movilizaron sobre la base del acuerdo de paz firmado con el gobierno de Juan Manuel Santos en el que se adquirieron compromisos de recursos, protección militar, y apoyo para iniciar la nueva vida. Nada de esto ha ocurrido. Natalia Orozco, la directora de la película ‘El Silencio de los Fusiles’, recorrió con el periodista Juan José Jaramillo, la zona donde operó el Bloque Occidental Alfonso Cano, comandado por Pablo Catatumbo, convertida en la zona veredal La Esperanza.
Esto fue lo que encontraron:
A los guerrilleros de las FARC les hicieron creer que el camino hacia la bonanzas nacional sería a través del amor y la reconciliación, pregonada por los mismos que, cuando yo era niña, incitaron al odio y la violencia. No han cambiado. Son los mismos con las mismas. Son los hijos o los nietos de quienes nos transformaron en huérfanos a corta edad.
No me digan que los ame. No me digan que me reconcilie con ellos. El único camino es derrotarlos y creo que, en el momento actual, hay una herramienta para avanzar por esa vía: el triunfo de Petro, quien tiene excelentes ideas.
Lamentablemente no tiene el temperamento para actuar en “acciones colectivas”, que es el nombre que el gaitanismo le dio a la participación ciudadana en la conducción de los destinos nacionales. Por el momento NO IMPORTA. Al votar por Petro en forma masiva se obstaculizará el fraude que ya preparan para imponer a los hijos y los nietos de políticos reconocidos en el mundo oligárquico. Además, estaremos apoyando el programa democrático y popular de Petro. Estaremos votando por el entusiasmo que ha surgido en el pueblo humilde, cuyas vidas han sido un verdadero via crucis de abandono y dolor, como nos lo está mostrando la explosiva situación que se vive hoy, a ojos vista, en el Catatumbo.
Hay que apoyar el entusiasmo de los marginados, de los explotados, de los humillados. Hay que darle aliento a esa esperanza que ha vuelto a renacer en sus atormentadas vidas. Votar por Petro es, ante todo, aplaudir y estimular la voluntad popular de cambiar el rumbo del país derrotando a la oligarquía y no, como lo pregonan algunos extranjeros venidos a “ayudarnos”, reconciliándonos con nuestros opresores. No. El camino es sacar del templo a fuete a la oligarquía que nos ha mantenido en la indignidad, la humillación, la vejación y la afrenta.