Cervantes

Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobretodo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia dondequiera que esté.

MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote de la Mancha.
La Colmena no se hace responsable ni se solidariza con las opiniones o conceptos emitidos por los autores de los artículos.

11 de abril de 2018

El cazador cazado. Por Carlos Luque Zayas Bazán

por La pupila insomne
No tenía previsto comentar nuevamente algún texto del economista cubano Pedro Monreal. La última vez, su natural estilo sabio y reposado perdió el norte de la paciencia y acudió a la última ratio del polemista, es decir, a ofensas personales algo ajenas a la condición de un catedrático. Pero le sigo leyendo, naturalmente, abrigado en aquella máxima quijotesca que protege contra los agravios.
Pedro Monreal en el extremo izquierdo, junto al Director de Cuba Posible, Roberto Veiga.
No rompo lanzas por el autor del blog La Pupila Insomne, que ni lo necesita y que en estas lides las emplea muy bien. Lo que me atañe y motiva, como ciudadano común, es lo que me repito a cada rato: los especialistas no deben escribir sólo para ellos. Su interlocutor último, o primero en algunos casos y temas, debe ser el hombre sencillo, ese que, al final, todos dicen que lleva sus hombros la soberanía que decide. Y el imaginario cubano se disputa fieramente desde la tribuna de especialistas, cubanólogos y sabios de toda suerte. Hay, pues, que prestarles suma atención.
En el texto a que nos referimos el recurso del economista es aprovechar que el artículo de Iroel Sánchez apunta y advierte sobre el manejo sesgado de los datos cuando nos proponen estudiar la experiencia vietnamita, para a su vez dejar sibilinamente dicho que el que sesga los datos es el editor comentado, es decir, Sánchez.
En su artículo, el también director del programa televisivo La Pupila Asombrada se refiere a, y reconoce, tanto al impetuoso desarrollo de la economía vietnamita como a sus inocultables falencias, muchas de las cuales, por cierto, tiene Cuba resueltas, pese a los recursos de Vietnam, todas las condiciones que Fidel analizó en su momento, y el trato preferencial que recibe de su antiguo agresor. Y como un botón de muestra de los recursos materiales de ese país indochino, Iroel Sánchez menciona datos de las exportaciones del petróleo anamita del año 2014.
Para desplegar su análisis, Monreal parte de tres premisas o “aspectos” que según él “deben ser tenidos en cuenta al abordar el análisis de una reforma económica como la vietnamita con el objetivo de aprender de ella”. El tercero se refiere a “La comprobación de la veracidad y actualización de los datos.”  Más adelante, aplicando ya sus “aspectos” analíticos al tema de los recursos naturales vietnamitas, en particular el petróleo, hete aquí que nuestro economista cree atrapar en falta a nuestro editor. Pues, según asevera Pedro Monreal, Vietnam se habría convertido “en un importador neto de petróleo”. Y esa categórica afirmación la sustenta en unos datos del 30 de enero de 2018 tomado de  http://www.xinhuanet.com/english/2018-01/30/c_136935834.htm).
Si mal no conté, Vietnam ocupa el lugar 26, por encima de 76 países, en reservas probadas de petróleo crudo, con 4,400,000,000 barriles (bbl), según dato del 2017 en https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/.
Ante esta realidad, carece de especial relevancia que en determinado período ese país haya importado más petróleo que el que ha exportado. Sobre todo si obedece a condiciones coyunturales, como el hecho de que en el momento en que desplomen los precios del crudo, a un país le pueda resultar más irrentable hacer prospección, extraer, procesar y exportar, que importar. Una cosa que otra, o viceversa.
Ya en el 2015 el presidente general  de Vietsovpetro, la corporación del petróleo Vietnam – Rusia, había anunciado que si el precio del petróleo continuaba cayendo, se interrumpiría la planificación, búsqueda y explotación de algunos de los yacimientos de hidrocarburos explotados, así como también se ralentizarían los estudios geológicos de los pozos y yacimientos con reservas pequeñas, además de los planes de desarrollo en el sector. Una decisión coyuntural que si alguna relevancia tiene “para lo que deberíamos aprender de la experiencia vietnamita”,  -y en caso de tener Cuba alguna vez tan abundantes reservas sería, ¡hacer lo mismo! ante una situación semejante. Brillante lección. Pero se comprende que  la intención del economista es sorprender en falta y agradecerle la oportunidad de señalarle al adversario el sesgo de los datos y demeritar su análisis. Al “oficialista” cubano Iroel Sánchez conviene enmendarle la plana siempre que se presente la ocasión…
En el 2014 Vietnam había exportado 183.600 barriles/día, y había importado en desde el 2012,  2013 y 2014…nada. (Petróleo total importado en barriles por día (bbl/día), incluidos tanto el petróleo crudo como los productos derivados del petróleo.) En: https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/
¿Es un rasgo dominante o definitivo su posterior curva importadora?  Y si así fuera, ¿lo importante y significativo no son sus abundantes reservas y que en ese “aspecto”, su específica coyuntura, también geopolítica, ha signado el curso y perfil de sus reformas?
Lo relevante en este caso, y es lo que sesga analíticamente nuestro economista al hacer énfasis en la coyuntura importadora, es la relativa riqueza petrolera de ese país, que es la intención evidente del dato y los argumentos que maneja Iroel Sánchez.
El dilema que afrontan los economistas de perfil economicista, y que es un grave escollo para los neoclásicos, es hacer corresponder “la lista con el billete” cuando constatan que Cuba “ha tenido un crecimiento económico promedio bajo” y a la vez “tiene indicadores sociales –especialmente en educación y salud- que no solamente son superiores a los de Vietnam sino también a los de varios países desarrollados”. ¿Cómo se explica ese intríngulis? Uno sospecha que como en este caso no valen mucho los fundamentos “económicos”, se evaden las razones “políticas”, culturales y los rasgos cubanos que, pese a todo, apuntan a lo que debe ser y se va imponiendo cada vez más como un necesario cambio civilizatorio. Son economistas que le piden a Cuba pagar el precio del “desarrollo”, estilo Vietnam y China, es decir, las falencias que menciona Iroel y que no puede menos que aceptar su comentarista.
El hombre común no puede evitar una confesión de ignorancia supina y hacerse preguntas: ¿cómo, si el desarrollo económico estilo Vietnam en tan conveniente, tan sinérgicamente poderoso, sin embargo “el 25% de la población no tiene asegurada la atención médica, el 10% es analfabeto, la mortalidad infantil es cuatro veces superior a la de Cuba y más del 50% del empleo urbano es informal, o sea sin contratos ni jubilación garantizada”? Además, y como  nos agrega el economista Monreal, en Vietnam “en los diez últimos años,  el 40% de la población con menores ingresos ha reducido su participación en el ingreso nacional del 19,33% al 17,28%.”  Y el otro dato, “en una hora, la persona más rica de Vietnam pudiera ganar 5000 veces más que lo que gasta diariamente el 10% más pobre de la población en sus necesidades básicas (datos de OXFAM).
Entonces, correlativamente, ¿cómo, si el estado de la economía cubana es tan deplorable, y su sistema tan poco aconsejable, Cuba “tiene indicadores sociales –especialmente en educación y salud- (pero no sólo en esas áreas, agrego yo) que no solamente son superiores a los de Vietnam sino también a los de varios países desarrollados”? Hay algo que no cuadra bien, correlativa y comparativamente.
Pero el sesgo a que se refiere el economista tiene otro aspecto, por supuesto. Y es que señala implícitamente a Iroel Sánchez de sesgo político en el manejo de los datos.
Insistentemente algunos necesitan “probar” que pese a los indicadores cubanos conocidos y reconocidos, algo debe estar muy mal, de todos modos, en el proyecto cubano, y para constatarlo definitivamente necesitan los datos que reclaman, los indicadores Palma y Gini, y los índices de pobreza, etc. Aunque hasta sin ellos, y con los datos positivos que reconocen, de todas las formas canten a cada rato y de mil modos, el fracaso cubano. Es decir, se le impone a Cuba una guerra multidimensional de largas décadas, organismos internacionales objetivos reconocen logros equiparables a naciones con enormes riquezas y poder, y cuando  se manejan datos de pobreza, desigualdad, etc. ¿de quién será la culpa, y quién será el responsable? Se puede hacer una crónica de la respuesta anunciada: del socialismo, y, ergo, es inevitable que asumamos “la economía de mercado con tendencia socialista”, y que comiencen a correr, con toda transparencia, las cifras de la desigualdad más humillante, que es la generada por la explotación y la pérdida de la humana dignidad. Cuba tiene una pobreza irradiante, o como dijo una vez el poeta, “somos materialmente pobres”…
Lo que parece una experiencia que al análisis no le es posible sesgar de ningún modo, de tan evidente que resulta, es que ese tipo de “desarrollo” o prosperidad a que aspiran algunos consejeros de Cuba, se alcanza, en estos tiempos, (no sé qué nos depare una historia que no se puede adivinar), sólo si se marcha hacia una sociedad de “ganadores y perdedores”, si se goza de la “enemistad íntima” de los EEUU, si por alguna razón geoestratégica a la Roma Americana le interesa el comercio y hasta las relaciones militares con un país, y comercia, y le abre sus mercados y capitales, cuando años atrás le cometió el más horrendo y nefando de los genocidios. Ciertamente, para Cuba no deseo, no deseamos millones de cubanos, ese destino.
Estudiemos un poco más los intereses de los EEUU en el mar meridional de China, la contención que se propone levantarle en esa región al empuje de la influencia del gigante asiático, los roces de intereses vietnamitas con los chinos en la región y tendremos algunos otros elementos para valorar las condiciones que ha tenido Vietnam para tomar su propio camino, desde un país brutalmente masacrado otrora, hasta las alianzas militares que se ve obligado a tejer con su antiguo agresor. El análisis holístico (de la totalidad, de las interrelaciones de factores) es mucho más conveniente para “aprender” de la experiencia ajena que el estrecho marco económico. Cuba tendrá de los EEUU el tratamiento que merezca, que impulsen sus intereses, y que le propicien nuestros errores. Hasta ahora el tratamiento ha sido un breve paréntesis de respeto en medio de un gran compás de agresión.
Aprendamos de la experiencia de Vietnam, de cualquier otro país, y, a la vez, cuidémonos de los análisis sesgados de algunos economistas  que creen saber mucho

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