Resumen Latinoamericano / 27 de abril de 2018 / Radio Progreso
El analista y reconocido escrito hondureño, Julio Escoto, es de la idea que la profunda crisis política que arropa a Honduras ve lejos los caminos de solución.
“Dentro de los grupos de oposición, de lo que conocemos en términos generales como la resistencia, no hay claridad, más bien los actores principales de la oposición tienen entre ellos discrepancias que indican que no hay claridad, en muchos casos indican con absoluta visión que algunas personas que pretenden dirigirnos no tienen formación política, dicen hoy una cosa, mañana otra, eso indica que no están preparados para gobernar”, señaló Escoto.
Para el escritor hondureño, el país necesita nuevos líderes. “Mi sueño, mi deseo, mi búsqueda es que la nueva generación, la que está alcanzando los 30 años, esa generación tome el relevo, que se dé cuenta de que si no se lanzan en este momento a construir una nación los mayores explotados serán ellos”, aseguró.
Radio Progreso (RP) dialogó con Julio Escoto (JE) sobre la realidad política del país y las posibilidades de avanzar a soluciones certeras.
RP. ¿Por qué en Honduras se dice que estamos viviendo una dictadura?
JE. Este país ha sido robado, así como en la “mil y una noche” se habla de los 40 ladrones, yo en un artículo he señalado que el país ha sido robado por uno 400 ladrones. Esos 400 ladrones antes pertenecían mayormente a los dos partidos principales del país, liberales y nacionalistas, pero actualmente está mayormente constituido por nacionalistas. Todo lo que es el estamento estatal, todo lo que es el árbol del país, de la patria, de la nación, su sistema jurídico, su sistema económico, hasta su sistema cultural podríamos decir, ha sido totalmente distorsionado en provecho de unos pocos.
RP. ¿Desde cuándo se da esto?
JE. Viene ocurriendo desde hace mucho tiempo, pero se intensificó desde el año 2009 tras el golpe de Estado contra Manuel Zelaya Rosales. Si nosotros recordamos la deuda que nos dejó el gobierno del innombrable Micheletti fueron 30 mil millones de Lempiras en deuda interna y no pudo realizar una deuda externa porque los organismos internacionales no le prestaban dinero. Sólo el hecho de que haya comprado 10 mil bombas lacrimógenas es suficiente para darse cuenta que la prioridad de ese gobierno era la represión y no el desarrollo.
RP. ¿Y qué ha pasado del 2009 a la fecha?
JE. Pues lo mismo. El grupo negociante del país lo que ha hecho es poner todos los recursos naturales al servicio del lucro, del comercio y de la ganancia personal, individual o empresarial en vez de utilizar el beneficio de esos recursos para la población, por lo tanto, es innegable que estamos ante un robo del Estado por parte de un grupo de políticos.
RP. ¿Cuál es el tipo de democracia que tenemos en Honduras?
JE. Desde el momento en que ha habido un fraude electoral no hay democracia, eso es absolutamente lógico. El Congreso Nacional no quiso aprobar las reformas electorales que hubieran permitido un proceso democrático más limpio de lo que fue. El Tribunal Supremo Electoral no acepta más representaciones de los partidos políticos de los que ha establecido para su propio manejo.
RP. ¿A qué tipo de democracia se le debe apostar?
JE. Es bien básico a pesar de toda su profundidad y complejidad. Es una democracia donde el pueblo sea capaz de decidir qué es lo que quiere como nación y donde la actuación del Estado sea beneficiosa para ese mismo pueblo. Recuerde la frase famosa, clásica, aquello de “el gobierno para el pueblo y por el pueblo”, esa es exactamente la democracia. Cuando la población decide quiero que me gobierne esta persona o este grupo político, y cuando, además de eso, la población decide cómo quiere ser gobernada, qué tipo de sistema político desea, y además tiene el derecho para quitar y poner un presidente, está funcionando definitivamente la democracia, en el instante en que se rompe uno de esos tres basamentos entonces ya no tenemos definitivamente un sistema democrático.
RP. ¿Qué queremos en Honduras?
JE. Pues simplemente un Estado que sea capaz de solucionar los graves, terribles, dolorosos problemas de la nación. Mayormente lo que el Papa Francisco ha señalado con la cláusula de las tres “T”: tierra, techo y trabajo. Un Estado que es capaz de dar esos tres elementos a la población definitivamente que es un Estado querido y democrático, así como un Estado que utiliza los grandes recursos naturales de este país, que son inmensos, que son cuantiosos y grandiosos, en el momento en que los utiliza para desarrollar a su población estamos en democracia.
RP. ¿Cuándo se puede detectar que hay democracia en un país?
JE. Es importantísimo partir de dos elementos esenciales: no hay democracia mientras la pobreza del país se mantenga en un 64, 65% y en vez de reducirse se amplía, y no hay democracia mientras la extrema pobreza en el país está en un 42, en un 43% y en vez de reducirse más bien se amplía, por lo tanto, las luchas democráticas en el país deben concentrarse en ese campo de acción que son los únicos que van a ser posible mejorar el país.
RP. ¿Dónde está el poder real en Honduras?
JE. Hay dos poderes reales en Honduras: uno visible y otro invisible. El visible lógicamente es del Estado, quienes ocupan el Estado, los partidos políticos, que son capaces de establecer reglas, leyes, impuesto para ayudar a la población o reprimir a la población. Pero hay otro poder que usualmente se le conoce como fáctico, que es invisible o muy escasamente visible. Ese poder que es generalmente bancario, económico, financiero, industrial pero que también pertenece, a veces, a grupos ultraconservadores que no son económicos.
RP. ¿Quién es el actor de la institucionalidad hondureña que sostiene esta crisis?
JE. Lastimosamente una fuerza mayor que impide la expresión del pueblo en su voluntad son las Fuerzas Armadas. En el momento en que el pueblo se manifiesta en las calles, en que sale a ocupar las avenidas, a poner obstáculos para la circulación en forma de protesta, en ese momento entran las Fuerzas Armadas a reprimir, a gasear e incluso a matar, y no es su función, la función de las Fuerzas Armadas es defender la territorialidad, defender la soberanía nacional, y además de ello, asegurar que el sistema, entre comillas democrático hondureño, funcione, pero no es reprimir y matar gente.
RP. ¿La clase política se ha burlado de la Constitución, el contrato social?
JE. Sí, definitivamente sí. Viene burlándose, rompiéndose ese contrato social desde hace muchísimo tiempo, cada vez que hay un golpe de Estado, cada vez que se burla en una elección, lógicamente que se rompe con ese contrato.
RP. ¿Cómo reconstruir ese pacto social?
JE. Básicamente a través de la expresión del pueblo, de la expresión popular. Esa expresión puede ser a través de los medios de comunicación, cuando se lo permitan, desde luego educada, suave, cívica si se quiere llamar así. Pero llega un momento en que se da cuenta el ciudadano de que no sirve, que no se le hace caso, no se le escucha, y entonces es obligatorio, lo permite la Constitución de la República, tiene que irse a la calle, tiene que haber una expresión insurreccional obligada, no es que nosotros queramos que eso ocurra, pero si no se pueden cambiar las cosas por la palabra, por el diálogo, entonces definitivamente tiene que haber una presión social mucho más intensa sobre aquellos que están actuando mal dentro de la nacionalidad.
RP. ¿Estamos lejos de ese escenario?
JE. Bastante lejos, lastimosamente sí lo estamos. Incluso dentro de los grupos de oposición, de lo que conocemos en términos generales como la resistencia, no hay claridad, más bien los actores principales de la oposición tienen entre ellos discrepancias que indican que no hay claridad, en muchos casos indican con absoluta visión que algunas personas que pretenden dirigirnos no tienen formación política, dicen hoy una cosa, mañana otra, eso indica que no están preparados para gobernar. Necesitamos nuevos líderes. Mi sueño, mi deseo, mi búsqueda es que la nueva generación, la que está alcanzando los 30 años, esa generación tome el relevo, que se dé cuenta de que si no se lanzan en este momento a construir una nación los mayores explotados serán ellos.
El analista y reconocido escrito hondureño, Julio Escoto, es de la idea que la profunda crisis política que arropa a Honduras ve lejos los caminos de solución.
“Dentro de los grupos de oposición, de lo que conocemos en términos generales como la resistencia, no hay claridad, más bien los actores principales de la oposición tienen entre ellos discrepancias que indican que no hay claridad, en muchos casos indican con absoluta visión que algunas personas que pretenden dirigirnos no tienen formación política, dicen hoy una cosa, mañana otra, eso indica que no están preparados para gobernar”, señaló Escoto.
Para el escritor hondureño, el país necesita nuevos líderes. “Mi sueño, mi deseo, mi búsqueda es que la nueva generación, la que está alcanzando los 30 años, esa generación tome el relevo, que se dé cuenta de que si no se lanzan en este momento a construir una nación los mayores explotados serán ellos”, aseguró.
Radio Progreso (RP) dialogó con Julio Escoto (JE) sobre la realidad política del país y las posibilidades de avanzar a soluciones certeras.
RP. ¿Por qué en Honduras se dice que estamos viviendo una dictadura?
JE. Este país ha sido robado, así como en la “mil y una noche” se habla de los 40 ladrones, yo en un artículo he señalado que el país ha sido robado por uno 400 ladrones. Esos 400 ladrones antes pertenecían mayormente a los dos partidos principales del país, liberales y nacionalistas, pero actualmente está mayormente constituido por nacionalistas. Todo lo que es el estamento estatal, todo lo que es el árbol del país, de la patria, de la nación, su sistema jurídico, su sistema económico, hasta su sistema cultural podríamos decir, ha sido totalmente distorsionado en provecho de unos pocos.
RP. ¿Desde cuándo se da esto?
JE. Viene ocurriendo desde hace mucho tiempo, pero se intensificó desde el año 2009 tras el golpe de Estado contra Manuel Zelaya Rosales. Si nosotros recordamos la deuda que nos dejó el gobierno del innombrable Micheletti fueron 30 mil millones de Lempiras en deuda interna y no pudo realizar una deuda externa porque los organismos internacionales no le prestaban dinero. Sólo el hecho de que haya comprado 10 mil bombas lacrimógenas es suficiente para darse cuenta que la prioridad de ese gobierno era la represión y no el desarrollo.
RP. ¿Y qué ha pasado del 2009 a la fecha?
JE. Pues lo mismo. El grupo negociante del país lo que ha hecho es poner todos los recursos naturales al servicio del lucro, del comercio y de la ganancia personal, individual o empresarial en vez de utilizar el beneficio de esos recursos para la población, por lo tanto, es innegable que estamos ante un robo del Estado por parte de un grupo de políticos.
RP. ¿Cuál es el tipo de democracia que tenemos en Honduras?
JE. Desde el momento en que ha habido un fraude electoral no hay democracia, eso es absolutamente lógico. El Congreso Nacional no quiso aprobar las reformas electorales que hubieran permitido un proceso democrático más limpio de lo que fue. El Tribunal Supremo Electoral no acepta más representaciones de los partidos políticos de los que ha establecido para su propio manejo.
RP. ¿A qué tipo de democracia se le debe apostar?
JE. Es bien básico a pesar de toda su profundidad y complejidad. Es una democracia donde el pueblo sea capaz de decidir qué es lo que quiere como nación y donde la actuación del Estado sea beneficiosa para ese mismo pueblo. Recuerde la frase famosa, clásica, aquello de “el gobierno para el pueblo y por el pueblo”, esa es exactamente la democracia. Cuando la población decide quiero que me gobierne esta persona o este grupo político, y cuando, además de eso, la población decide cómo quiere ser gobernada, qué tipo de sistema político desea, y además tiene el derecho para quitar y poner un presidente, está funcionando definitivamente la democracia, en el instante en que se rompe uno de esos tres basamentos entonces ya no tenemos definitivamente un sistema democrático.
RP. ¿Qué queremos en Honduras?
JE. Pues simplemente un Estado que sea capaz de solucionar los graves, terribles, dolorosos problemas de la nación. Mayormente lo que el Papa Francisco ha señalado con la cláusula de las tres “T”: tierra, techo y trabajo. Un Estado que es capaz de dar esos tres elementos a la población definitivamente que es un Estado querido y democrático, así como un Estado que utiliza los grandes recursos naturales de este país, que son inmensos, que son cuantiosos y grandiosos, en el momento en que los utiliza para desarrollar a su población estamos en democracia.
RP. ¿Cuándo se puede detectar que hay democracia en un país?
JE. Es importantísimo partir de dos elementos esenciales: no hay democracia mientras la pobreza del país se mantenga en un 64, 65% y en vez de reducirse se amplía, y no hay democracia mientras la extrema pobreza en el país está en un 42, en un 43% y en vez de reducirse más bien se amplía, por lo tanto, las luchas democráticas en el país deben concentrarse en ese campo de acción que son los únicos que van a ser posible mejorar el país.
RP. ¿Dónde está el poder real en Honduras?
JE. Hay dos poderes reales en Honduras: uno visible y otro invisible. El visible lógicamente es del Estado, quienes ocupan el Estado, los partidos políticos, que son capaces de establecer reglas, leyes, impuesto para ayudar a la población o reprimir a la población. Pero hay otro poder que usualmente se le conoce como fáctico, que es invisible o muy escasamente visible. Ese poder que es generalmente bancario, económico, financiero, industrial pero que también pertenece, a veces, a grupos ultraconservadores que no son económicos.
RP. ¿Quién es el actor de la institucionalidad hondureña que sostiene esta crisis?
JE. Lastimosamente una fuerza mayor que impide la expresión del pueblo en su voluntad son las Fuerzas Armadas. En el momento en que el pueblo se manifiesta en las calles, en que sale a ocupar las avenidas, a poner obstáculos para la circulación en forma de protesta, en ese momento entran las Fuerzas Armadas a reprimir, a gasear e incluso a matar, y no es su función, la función de las Fuerzas Armadas es defender la territorialidad, defender la soberanía nacional, y además de ello, asegurar que el sistema, entre comillas democrático hondureño, funcione, pero no es reprimir y matar gente.
RP. ¿La clase política se ha burlado de la Constitución, el contrato social?
JE. Sí, definitivamente sí. Viene burlándose, rompiéndose ese contrato social desde hace muchísimo tiempo, cada vez que hay un golpe de Estado, cada vez que se burla en una elección, lógicamente que se rompe con ese contrato.
RP. ¿Cómo reconstruir ese pacto social?
JE. Básicamente a través de la expresión del pueblo, de la expresión popular. Esa expresión puede ser a través de los medios de comunicación, cuando se lo permitan, desde luego educada, suave, cívica si se quiere llamar así. Pero llega un momento en que se da cuenta el ciudadano de que no sirve, que no se le hace caso, no se le escucha, y entonces es obligatorio, lo permite la Constitución de la República, tiene que irse a la calle, tiene que haber una expresión insurreccional obligada, no es que nosotros queramos que eso ocurra, pero si no se pueden cambiar las cosas por la palabra, por el diálogo, entonces definitivamente tiene que haber una presión social mucho más intensa sobre aquellos que están actuando mal dentro de la nacionalidad.
RP. ¿Estamos lejos de ese escenario?
JE. Bastante lejos, lastimosamente sí lo estamos. Incluso dentro de los grupos de oposición, de lo que conocemos en términos generales como la resistencia, no hay claridad, más bien los actores principales de la oposición tienen entre ellos discrepancias que indican que no hay claridad, en muchos casos indican con absoluta visión que algunas personas que pretenden dirigirnos no tienen formación política, dicen hoy una cosa, mañana otra, eso indica que no están preparados para gobernar. Necesitamos nuevos líderes. Mi sueño, mi deseo, mi búsqueda es que la nueva generación, la que está alcanzando los 30 años, esa generación tome el relevo, que se dé cuenta de que si no se lanzan en este momento a construir una nación los mayores explotados serán ellos.