El “TSJ en el exilio” ordenó la captura de Nicolás Maduro a través de Interpol
Desde principios de abril se está reuniendo en Bogotá, un supuesto “Tribunal de Justicia”, el autodenominado “TSJ en el exilio”, conformado por ex magistrados opositores venezolanos.
Estos ex integrantes del Tribunal Supremo de Justicia fueron designados en el 2017, por la Asamblea Nacional en desacato, un ente de mayoría opositora que violó las leyes de Venezuela desde 2016, y que persiste en desacato hasta la actualidad.
La ex fiscal general y prófuga de la justicia venezolana, Luisa Ortega Díaz, responsable de actos de corrupción que generaron el desfalco patrimonial de la nación bolivariana, es una de las patrocinadoras del “TSJ en el exilio”.
Como títeres de Estados Unidos, los ex magistrados; opositores que huyeron de Venezuela cuando tenían la orden de presentarse ante la justicia, fueron asilados por regímenes cómplices, como el del presidente colombiano Juan Manuel Santos Santos.
Ahora, con el concierto no sólo de Santos y del patético secretario General de la OEA, Luis Almagro, sino fundamentalmente con la tutoría y conducción de los Estados Unidos, montaron un tribunal que juzga al legítimo Presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Ex magistrados venezolanos que están requeridos por la justicia de su país y que son arropados por regímenes narcoparamilitares, se autodenominan “tribunal” y enjuician a Maduro por supuestos delitos de corrupción y deslegitimación de capitales.
Se trata de un montaje judicial que está fuera de la legalidad venezolana.
Este pasado lunes 9 de abril, emitieron el siguiente “fallo”: “Esta sala del Tribunal Supremo de Justicia declara procedente la solicitud a la medida cautelar de privación de libertad en contra de Nicolás Maduro Moros…Se ordena notificar a Interpol para proceder con la captura contra Nicolás Maduro”.
Un “fallo” sin precedentes que no tiene ninguna aplicación en Venezuela.
Presionar políticamente desde la esfera judicial y acumular fuerzas en el camino de la intervención, parecen ser los nuevos métodos en los intentos por convertir a Latinoamérica y el Caribe, en el patio trasero de los gringos.
En contexto: Cumbre de las Américas en Lima
Desde la semana pasada, la prófuga de la justicia Luisa Ortega, viene solicitando la “alerta roja de Interpol contra Nicolás Maduro”, para que “sea detenido en Perú si es que va a la Cumbre de las Américas o donde vaya”, y si fuera necesario, había agregado, “lo intercepten por aire”.
De manera que ese tribunal fantasma, dirigido en realidad por Donald Trump, junto a las declaraciones de Ortega, se desenlazan en los días previos a la realización de la VIII Cumbre de las Américas en Lima (13-14 de abril), para la cual, cabe advertir, se movilizaron más de 16.000 efectivos militares.
Maduro anunció que no participará de la Cumbre de Lima, luego de ser invitado y rechazado por el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski. El presidente venezolano, afirmó que no viajará porque es una “pérdida de tiempo” y además, no está en las prioridades del gobierno bolivariano.
Como es sabido, desde su creación en 1994, la Cumbre de las Américas opera como uno de los centros de las intervenciones políticas económicas de los Estados Unidos en nuestro Continente. Tuvo particular trascendencia la V Cumbre en Mar del Plata (2005), cuando se logró derrotar al ALCA, tras una gran batalla que encabezaron los pueblos desde la Contracumbre y el Comandante Hugo Chávez, desde el seno de la Cumbre.
También en Lima se está desarrollando en estos momentos, una Contracumbre de los pueblos, en la que participan delegados y dirigentes sindicales de Cuba, Venezuela, Bolivia, Argentina, El Salvador, Costa Rica, Panamá y del resto del continente.
La reciente noticia de que Donald Trump suspendió su participación en la Cumbre, fue recibida como una señal de que no siempre puede hacer lo que se plazca y quedar impune. Los pueblos también resisten y construyen su propia fuerza.
Contraofensiva imperialista: los gringos pisan el acelerador
La semana pasada el juicio y la condena de prisión sin ninguna prueba, al ex presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, sienta un nuevo precedente en la escalada actual de los yanquis sobre América Latina.
El empleo de recursos judiciales ilegítimos aparece como una de las tácticas actuales, ante la insuficiente fuerza de los gringos para intervenir militarmente determinados países e imponer su política económica, como lo hacen con sus socios sionistas israelíes en la Palestina ocupada, que hace semanas está siendo masacrada, y sin embargo, contra todo pronóstico, sostiene la resistencia.
También en estos días los yanquis pusieron el pie en acelerador, tras detener a Jesús Santrich, comandante de las FARC, distinguido por sus labores de paz en el proceso de Diálogos en La Habana. Encarcelado por una absurda orden, dispuesta desde Washington, se violó los Acuerdos de Paz que establecían la suspensión de las ordenes de captura contra ex guerrilleros.
Como resolución política, demuestra cuan en jaque está actualmente el proceso de paz, que el gobierno de Santos incumple y vulnera con su régimen terrorista, que ya asesinó en lo que va de este año, a más de treinta lideres y lideresas sociales, y que además ejecutó acciones terroristas contra el candidato a la Presidencia Gustavo Petro, Piedad Córdoba y también contra los candidatos de las Farc.
Hechos que conforman también la contraofensiva imperialista actual.
Para los yanquis se trata de presionar, intervenir e invadir Latinoamérica, a los efectos de consolidar y reconquistar la dependencia política de los pueblos oprimidos. Solo la resistencia y el poder de éstos, podrá impedirlo.