Posted: 02 May 2018 04:28 AM PDT
El ex primer ministro del régimen israelí Ehud Barak desestima las acusaciones hechas por Benyamin Netanyahu contra el programa nuclear de Irán y asegura que el servicio de inteligencia de Israel, el Mossad, no ha hallado ninguna prueba de la violación del pacto nuclear por parte de Teherán.
Las supuestas pruebas recientemente presentadas por el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, sobre un presunto programa confidencial del Gobierno de Irán para el desarrollo de armas nucleares, no son nuevos documentos, indicó el lunes Barak.
De hecho, son los mismos papales y archivos aireados por Netanyahu en 2012 ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que el mundo ya desestimó, por lo tanto no prueban ninguna violación del acuerdo nuclear firmado en 2015 entre Irán y el Grupo 5+1.
“El servicio de inteligencia israelí no ha encontrado ninguna información que muestre incumplimiento de Irán del convenio nuclear”, enfatizó Barak, para luego matizar que todos los intentos de Netanyahu se producen con tal de persuadir al presidente de EE.UU., Donald Trump, para que salga de este acuerdo.
Pues todo esto viene unos días antes de la fecha límite propuesta por el mandatario estadounidense para decidir si abandona o no el pacto nuclear alcanzado en 2015, conocido como JCPOA (siglas en inglés de Plan Integral de Acción Conjunta).
La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) también las calificó de falsas, y como recordó el martes el ministro de Exteriores de Alemania, Heiko Maas, es el único órgano competente para investigar las acusaciones de Netanyahu contra el país persa.
Incluso los medios israelíes han reconocido que el “show” de Netanyahu no aportó pruebas irrefutables ni mucho menos sobre que Irán está fabricando armas nucleares. A su juicio, la exhibición del premier israelí fue un golpe de efecto dirigido a los EE.UU. y los países occidentales, aunque aducen que el premier hizo “mucho ruido para nada”, mero espectáculo.
mnz/ktg/hnb
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Las supuestas pruebas recientemente presentadas por el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, sobre un presunto programa confidencial del Gobierno de Irán para el desarrollo de armas nucleares, no son nuevos documentos, indicó el lunes Barak.
De hecho, son los mismos papales y archivos aireados por Netanyahu en 2012 ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que el mundo ya desestimó, por lo tanto no prueban ninguna violación del acuerdo nuclear firmado en 2015 entre Irán y el Grupo 5+1.
“El servicio de inteligencia israelí no ha encontrado ninguna información que muestre incumplimiento de Irán del convenio nuclear”, enfatizó Barak, para luego matizar que todos los intentos de Netanyahu se producen con tal de persuadir al presidente de EE.UU., Donald Trump, para que salga de este acuerdo.
Pues todo esto viene unos días antes de la fecha límite propuesta por el mandatario estadounidense para decidir si abandona o no el pacto nuclear alcanzado en 2015, conocido como JCPOA (siglas en inglés de Plan Integral de Acción Conjunta).
El servicio de inteligencia israelí no ha encontrado ninguna información que muestre incumplimiento de Irán del convenio nuclear”, señala el ex primer ministro del régimen israelí Ehud Barak.Las acusaciones de Netanyahu han provocado una oleada de críticas y condenas entre las autoridades persas. En esta línea, la Cancillería iraní tachó, el mismo lunes, las afirmaciones del primer ministro israelí, de un “espectáculo de una propaganda ridícula” e indicó que la supervivencia del “régimen ilegal (de Israel) se fundamenta en mentiras”.
La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) también las calificó de falsas, y como recordó el martes el ministro de Exteriores de Alemania, Heiko Maas, es el único órgano competente para investigar las acusaciones de Netanyahu contra el país persa.
Incluso los medios israelíes han reconocido que el “show” de Netanyahu no aportó pruebas irrefutables ni mucho menos sobre que Irán está fabricando armas nucleares. A su juicio, la exhibición del premier israelí fue un golpe de efecto dirigido a los EE.UU. y los países occidentales, aunque aducen que el premier hizo “mucho ruido para nada”, mero espectáculo.
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