El pasado mes de junio se cumplieron 120 años de la ilegal ocupación por los Estados Unidos de una porción de territorio cubano.
Sobre
este tema, “The Intercept_”, un prestigioso sitio de noticias en
internet, publicó el pasado 4 de julio el siguiente artículo:
Un siglo americano de brutal conquista en ultramar comenzó en la bahía de Guantánamo
por Miriam Pensack
The Intercept_, julio 4, 2018
Es
un testimonio de la destreza retórica del "establishment" de Washington
que ha etiquetado la bahía de Guantánamo como el hogar de los
terroristas más peligrosos del mundo. Los líderes de EE. UU. querían,
por supuesto, referirse a los cientos de personas no estadounidenses
detenidos en la base en los últimos 16 años. Pero una mirada más cercana
a la historia de Guantánamo cuenta un relato diferente: uno en que los
Estados Unidos, comenzando hace 120 años este junio, usó el enclave en
el sureste de Cuba para lanzar décadas y décadas de conquista terrorista
en el extranjero.
Cuba
fue el objetivo de muchos de tales complots de terror. Mucho antes de
que Donald Rumsfeld se concentrara en el país para encarcelar a
'combatientes enemigos', después del 11 de septiembre, el entonces
Fiscal General Robert F. Kennedy buscó infligir 'los terrores de la
tierra'(1) a Cuba como parte de la Operación Mangosta, un empeño
encubierto de la CIA para derrocar al líder Fidel Castro. Mangosta
previó actos de sabotaje, incluida la escasez de alimentos (2) creada
por los EE. UU., potencialmente inducida (3) a través de armas
biológicas (4). Y otro complot de los años 60, la Operación Northwoods
(5), buscó crear un pretexto para invadir Cuba. 'Podríamos desarrollar
una campaña de terror comunista cubana en el área de Miami'(6), decía un
documento presentado al Estado Mayor Conjunto. 'Podríamos explotar un
buque de guerra de los EE. UU. en la Bahía de Guantánamo y culpar a
Cuba'. Los EE. UU. Inventaron una serie de planes simultáneos para
asesinar a Castro; al menos uno involucró reclutar a la mafia. Estas
tramas probaron ser un precedente ideológico poco sutil para la broma
que en 2003 George W. Bush realizó al administrador de Irak, Jay Garner,
que, tras los esfuerzos de Garner por reconstruir ese país, que los
Estados Unidos, 'para el próximo'(7), invadirían Cuba, la cual
clasificaba entre los países del 'eje del mal' de la administración
Bush.
Hoy,
GTMO, como se le llama a la base en la jerga militar, cuenta con una
tienda de regalos a un tiro de piedra del McDonald's Guantánamo. Allí,
por $15, se puede comprar una camiseta de la Fuerza de Tarea Conjunta
GTM de operaciones de detención, que tiene en relieve un gráfico de una
torre armada de guardia de la prisión y rematada con filigrana de
alambre de púas. El "souvenir" es un recordatorio preocupante de la
normalidad con la cual el Imperio estadounidense se ha infiltrado en
nuestra vida cotidiana, una iteración de lo que el historiador de
revisionista William Appleman Williams llamó “un estilo de vida.” En
efecto, la malignidad estadounidense en Cuba, de la Guerra Fría a la
llamada guerra contra el terror, es solo parte de la agresión que surgió
de la toma de Guantánamo. Este mes de junio marca un aniversario
importante para la base naval y también para el imperio estadounidense.
De hecho, su historia de origen es el mismo. De hecho, su historia de
origen es una y la misma.
A
principios de junio de 1898, los marines estadounidenses llegaron a la
bahía de Guantánamo y protagonizaron el primer desembarco exitoso en lo
que se conocería como la Guerra Hispanoamericana. Además de vengar el
hundimiento del acorazado USS Maine en el puerto de La Habana, Estados
Unidos intentó 'liberar' a los cubanos del dominio imperial. Esa
pretensión ignoró convenientemente la anterior lucha de 30 años de Cuba
por la independencia de España, un esfuerzo nacido en la sociedad de
plantaciones de la parte oriental de la isla, no muy lejos de
Guantánamo. De hecho, 1898 resultó el desenlace de la guerra de los diez
años (1868-1878), la pequeña guerra (1879-1880) y la guerra final por
la independencia de Cuba que comenzó en 1895.
La
invasión de Guantánamo marcó el comienzo formal de una inclinación
estadounidense a intervenir militarmente en los asuntos de otras
naciones. Los historiadores del imperio estadounidense han reconocido
desde hace mucho tiempo a 1898 como un hito en la trayectoria de la
postura global de los Estados Unidos. Estados Unidos siempre había
puesto sus miras en el Caribe y Cuba, a solo 90 millas de la costa de
Florida. Los filibusteros simpatizantes del sur buscaron incorporar la
isla como un territorio esclavo adicional desde principios del siglo
XIX, y en 1823, John Quincy Adams predijo lo que muchos vieron como la
inevitable adquisición de Cuba por los Estados Unidos, argumentando que
'si una manzana cortada por la tempestad de su árbol nativo no puede
elegir sino caer al suelo, Cuba'...solo puede gravitar hacia la Unión
Norteamericana, la que, por la misma ley de la naturaleza no puede
apartarla de su seno'. Pero Estados Unidos solo se movilizó para invadir
Cuba después de que sus adquisiciones territoriales en América del
Norte hubiesen alcanzado sus límites occidental y meridional: un
cumplimiento del Destino Manifiesto y la realización de un sueño
colono-colonialista que se extendía desde el Atlántico hasta el
Pacífico.
Así,
en 1890, la Oficina del Censo de los Estados Unidos declaró la frontera
'cerrada'. En la década siguiente EE. UU. atacó al imperio español,
logrando una victoria rápida que tuvo como resultado el traslado de las
posesiones coloniales restantes de España a los Estados Unidos. Puerto
Rico y Guam se convirtieron en tenencias territoriales de los Estados
Unidos y emprendieron una guerra brutal y sangrienta contra los
nacionalistas filipinos para anexar Filipinas.
Cuba,
entretanto, cayó bajo la ocupación militar de Estados Unidos de 1898 a
1902. Un gobierno militar americano que aparentemente intentaba guiar a
la nación incipiente en el camino hacia la plena autonomía y acordó
poner fin a la ocupación una vez que la primera República cubana hubiese
redactado y ratificado una Constitución al gusto de Washington - una
constitución que debería incluir el texto completo de la Enmienda Platt,
que otorgó a los Estados Unidos la última palabra en los tratados
cubanos y legalizó la intervención de los Estados Unidos siempre que lo
considerara necesario 'para la preservación de la independencia de
Cuba'. El artículo VII de la enmienda ordenó el arrendamiento de
Guantánamo sin fecha de terminación, que se anularía únicamente con el
acuerdo de los gobiernos de los Estados Unidos y de Cuba. El propósito
declarado del arrendamiento era garantizar que, al otorgarle a los
Estados Unidos un espacio para una estación naval y de carbón,
'permitiera a los Estados Unidos mantener la independencia de Cuba'.
Así
comenzó un legado de la cuasi-soberanía de Cuba. Ambos gobiernos
renovaron el contrato de arrendamiento coercitivo de Guantánamo en 1934,
y es en virtud de ese contrato de arrendamiento que los 40 detenidos
actualmente en la base se encuentran encarcelados indefinidamente en una
impresionante extensión de 45 millas cuadradas de territorio cubano,
cuya belleza natural seguramente nunca verán.
A
poca distancia de los campamentos 5 y 6, donde se recluye a 'detenidos
de bajo valor', el personal militar y sus familias disfrutan los frutos
del territorio efectivamente robado, tierra que Castro exigió que se
devolviera después de que su Movimiento 26 de Julio subiera al poder en
1959 y
procuró deshacer unos 60 años de maquinaciones imperiales
estadounidenses en la isla. En un momento dado, Castro cerró el
suministro de agua a la base, una sugerencia poco sutil de que Estados
Unidos debía desocupar las instalaciones. Los EE. UU. Tomaron
represalias Más de 2 mil cubanos empleados en la base fueron despedidos
sumariamente. A pesar de estos antagonismos, el Departamento del Tesoro
de los Estados Unidos aún envía al gobierno cubano un cheque de 4 mil 85
dólares anuales por 'arrendamiento' de Guantánamo. Hasta el día de hoy,
el gobierno revolucionario se niega a cobrar los cheques.
En
efecto, Guantánamo es a la vez la base militar más antigua fuera de los
Estados Unidos y la única mantenida contra la voluntad expresa del
gobierno del país que ocupa. Esto hizo que el estado legal de aquellos
en la instalación fuera particularmente turbio, y esta misma ambigüedad
legal permitió la detención indefinida de presuntos combatientes de
guerra contra el terrorismo, algunos de los cuales nunca han sido
acusados de un crimen. Antes de un puñado de casos de la Corte Suprema
que han extendido protecciones legales limitadas a los detenidos, la
administración de Bush se aprovechó de la limitación legal de Guantánamo
para argumentar, entre otras cosas, que la base estaba bajo la
soberanía de la República de Cuba, negando ostensiblemente las
protecciones constitucionales u obligaciones de acatar los tratados
internacionales y, por lo tanto, hacer de la base un lugar ideal para
cometer abusos contra los derechos humanos. Un puñado de casos de la
Corte Suprema ha mitigado parte de esta ambigüedad legal. En el caso
Rasul versus Bush la Corte dictaminó en 2004 que los tribunales
federales estadounidenses tienen jurisdicción sobre la bahía de
Guantánamo, proporcionando así acceso a los tribunales a los detenidos
como un medio para cuestionar la legalidad de su detención, aunque el
fallo dejó sin resolver la cuestión de las protecciones constitucionales
que se extendían a los no ciudadanos en la base.
Hay
una similitud en la retórica y la lógica entre la Enmienda Platt y el
papel de Guantánamo en la guerra contra el terrorismo. El argumento de
Estados Unidos de arrendar coercitivamente el territorio como estación
de carbón y naval para 'proteger la independencia cubana' hace eco del
llamado a la tortura y detención ilegal de combatientes enemigos por el
bien de la seguridad nacional de los EE. UU.
Pero
estos paralelismos son más profundos, en la medida en que todos los
caminos conducen de regreso a Cuba, donde Estados Unidos todavía se las
arregla para hacer lo que quiera. Guantánamo persiste como un lugar de
reinvención y olvido imperial, una hidra en constante evolución donde el
personal militar estacionado puede recibir su certificación de buceo y
llevar a sus hijos al cine a un corto trayecto del sitio negro donde la
CIA llevó a cabo torturas en la base. Si no fuera por la sección de
"Cuba" de la tienda de regalos GTMO, donde imágenes de la Habana adornan
llaveros, postales e imanes, usted podría olvidar que estaba en Cuba.
En efecto, esta amnesia imperial, junto con los 120 años de
maquinaciones imperiales que comenzaron en la bahía de aguas profundas,
bien pueden hacer que Guantánamo sea el lugar más estadounidense de la
Tierra.
(Traducción: Juan Alfonso Fernández González)
Referencias:
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