Resumen Latinoamericano, 2 de agosto 2018.
Declaración Política
Ante la grave crisis que vive el modelo rentista Venezolano que
agudiza cada vez más las contradicciones de clases en el campo, los
campesinos organizados emprenden “LA MARCHA ADMIRABLE” desde Guanare
Estado Portuguesa a
partir del 12 de julio con destino a Miraflores, para colocar al
relieve la necesidad de la revisión estructural del SISTEMA
AGROALIMENTARIO VENEZOLANO, corregir en lo inmediato las desviaciones y
prácticas políticas demagógicas
burocráticas y corruptas para convertirlas en procesos de gestión
múltiples donde participen los campesinos, trabajadores y el poder
popular (comunas, consejos comunales) y afianzar el compromiso con el
proceso Bolivariano y la Soberanía de la Patria ante los ataques del
Imperialismo.
El carácter capitalista de la agricultura
El carácter capitalista de la agricultura ocurre simultáneamente
con la formación de los monopolios agroindustriales y la organización de
los monopolios de comercialización de los productos agropecuarios. Los
primeros ejercen dominio
sobre la agricultura, mientras que los segundos, además de ser los
principales agentes en encarecer los productos agropecuarios,
transfieren parte de las ganancias, que lógicamente deberían ser de los
productores a otras capas de la
burguesía, en este caso concreto a la comercial. Hoy continúan
predominando las relaciones de producción capitalista en la producción
de cereales, caña de azúcar, frutas, hortalizas, granjas avícolas,
ganado porcino y ganado vacuno.
Hoy persisten los sistemas agroindustriales y de monocultivo
intensivo como es el caso de cereales (maíz, arroz y sorgo), caña de
azúcar y soya, que están directamente asociados a las relaciones de
producción capitalista dentro del
sector primario; que se apropia de todo el esfuerzo logístico,
financiero, subsidios e insumos del Estado y sigue siendo un reducido
grupo agroindustrial que concentra la mayor capacidad de procesamiento y
controla la comercialización
de productos procesados.
El modelo agrícola en Venezuela es altamente dependiente de insumos
exógenos, en la mayoría de los casos importados y de allí que la
agricultura del país es en alto grado dependiente, poco productiva y
poco sostenible, principalmente en lo que se refiere a los cultivos
cerealeros agroindustriales.
Cambiar este patrón implica reorientar la producción del componente
energético de la dieta hacia otros rubros y formas de producir, que
prioricen productos con un mayor potencial agroecológico, mayor
producción y menor dependencia de
agroinsumos.
Concentración de la tenencia de las tierras
Muy a pesar de la lucha contra el latifundio y el rescate de
tierras realizado por el INTI, 251.369 familias, que representan el 78%
de los productores, ocupan unidades de producción menores a las 50 Ha;
mientras que 2.973 familias, que
representan sólo el 0,92%, ocupan extensiones mayores a las 1000 y más de 5.000 Ha
La ganadería vacuna en nuestro país, es el sector que está más
vinculado con el monopolio de la tierra. En el sector pecuario, mientras
122.028 familias (71,4% de los productores) explotan para la producción
bovina unidades de producción menores a las 100 Ha; 3.128 familias (que
representan sólo 1,83% de los productores) lo hacen en unidades de
producción mayores a las 1.000 y más de 5.000 Ha; en los que continúan
predominando formas de atraso en la producción, como la ganadería
extensiva. El monopolio de las tierras persiste con el reforzamiento de
las relaciones capitalista en el campo.
Sicariato en el campo
Los pequeños, medianos productores y el sector campesino continúan
con grandes esfuerzos en la producción de subsistencia, sometidos a
amenazas por las bandas criminales y paramilitares que operan en los
sectores rurales, que
han llevado al asesinato de más de 300 dirigentes campesinos y hasta el momento no hay respuesta por parte de los
tribunales competentes, pero también sometidos a las arremetidas
del propio Estado que mediante acciones amparadas en decretos regionales
y decisiones Judiciales han desalojado a los campesinos que vienen
trabajando y produciendo principalmente en los Estados: Apure, Barinas,
Cojedes, Portuguesa y Yaracuy.
Investigación a fondo contra la corrupción
En general, la estructura orgánico -funcional del Estado sigue
estando fundamentalmente orientada a responder a los intereses de la
burguesía comercial importadora, cuya relación e intervención no sólo
impacta tremendamente todos los ámbitos y niveles del aparato
institucional, sino que tiene en éste la principal fuente de sus
ingresos y acumulación de capitales, asociada a la corrupción y la
cultura política clientelar.
La investigación a fondo contra la corrupción está pendientes en
los casos de la Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL), Agroflora,
Agropatria, Pescalva, los pivotes de riego y el Fondo Nacional Bufalino
(FONABU), por ejemplo.
Errores en las asesorías internacionales
Se incluyen aquí numerosos casos de errores con asesoría
internacional. Entre estos, el Centro de Mejoramiento Ganadero Luiz
Carlos Prestes, en el estado Anzoátegui; el Central Azucarero Ezequiel
Zamora, en el estado Barinas; las casas de cultivos protegidos, la
producción de soya en las sabanas orientales, el matadero industrial y
la planta de lácteos en el estado Apure, los silos de arroz y maíz,
ubicados en El Sombrero y Calabozo, respectivamente, en el estado
Guárico, son ejemplos, que comprometen las capacidades agrícolas del
país.
Visión Propositiva Agraria del Partido Comunista de Venezuela
Los componentes del sistema agroalimentario venezolano, en la
perspectiva del proceso de liberación nacional, deben estar
completamente articulados e integrados, alineados en sus objetivos de
soberanía alimentaria a través de los
distintos planes, previstos para cada sector, en el Plan de la
Patria, y en este ámbito, bajo la dirección del gobierno bolivariano a
través del MPPAT.
En consecuencia, un nuevo esquema socioproductivo agrícola, de
carácter eco-productivo socialista, debe estar determinado por la
propiedad colectiva sobre los medios fundamentales de producción, la
planificación de los procesos
productivos y sus realizaciones económicas, la retribución
económica de acuerdo con la capacidad y el trabajo invertido en la
producción y por un alto nivel de intensificación de la agricultura, que
privilegie el fomento de pasturas y el manejo de la ganadería, sin
agrotóxicos, como primer paso hacia una agricultura vegetal libre de
agrotóxicos. Esto además de otórgale carácter agroecológico, reduce los
costos de producción y elimina la dependencia de las transnacionales
agroindustriales.
Hoy se imponen decisiones obligantes, de carácter geoestratégicas,
en virtud de las amenazas imperialistas y las realidades económicas
internacionales. En esta perspectiva, el MPPAT debe trazar los
lineamientos para promover la diversificación espacial de la producción
al incorporar cultivos como raíces y tubérculos, leguminosas, pastos,
sorgo, arroz, frutales,
plátano, plantaciones forestales, cucurbitáceas, moringa, morera,
plantas halófilas (Batis marítima, Salicornia), estevia, quinua, bledo,
además de planes de lagunas comunitarias para acuicultura, estimulo de
la apicultura y la ganadería de pequeños animales (caprinos, ovinos,
cunícola, pato real y especies autóctonas como el chigüire, y la
iguana); entre otras especies capaces de suministrar proteínas,
aminoácidos y otros elementos esenciales. Esta concepción y adecuación
de los sistemas agroproductivos- alimentarios permite que dirijamos la
producción agrícola hacia las demandas nutricionales de la población, en
función de satisfacer los requerimientos de la sociedad y no hacia las
exigencias del “mercado”. En otras
palabras, estos lineamientos permiten orientar la producción
agrícola hacia las necesidades reales de los venezolanos y no en función
de la prioridad de las demandas agroindustriales.
Las políticas públicas del MPPAT deben orientarse a fomentar formas
de producción diversificada de alimentos, como reservas estratégicas,
sin agrotóxicos, que reconozcan el trabajo, los servicios ecosistémicos
de estas formas de producción, dignifique a los hombres y las mujeres
del medio rural; y contribuyan a reducir las diferencias entre la ciudad
y el campo. Estas políticas públicas deben orientarse en las regiones
con mayor número de unidades de producción menor a 5 Ha se incluyen los
estados: Lara, Portuguesa, Mérida, Trujillo, Táchira, Barinas, Yaracuy y
Zulia.
No es suficiente organizar eficientemente al sistema
agroalimentario venezolano, lo cual es un objetivo mediato de
extraordinaria importancia nacional; sino que necesitamos construir las
bases para transformarlo en medio de una situación país compleja, que
impone miradas de largo plazo en los objetivos estratégicos: garantizar
la soberanía y la seguridad alimentaria, romper la dependencia
tecnológica, superar los modelos agrícolas que tributan al gran capital
agroindustrial, reducir progresivamente las diferencias entre la
ciudad y el campo, impulsar una agricultura agroecológica altamente
intensiva, que preserve los bienes comunes de aguas y suelos, y
triplique la producción y los rendimientos, una agricultura que empodere
a los sectores más pobres del campo y los arme con conocimiento y
tecnologías que tributen en la formación de una nueva conciencia para
disputarle a la burguesía agro importadora su dominio en el sistema
alimentario venezolano.
Caracas, julio 2018
CONFRONTAR, DESLINDAR Y ACUMULAR PARA AVANZAR
CORRIENTE CLASISTA CAMPESINA “NICOMEDES ABREU”
PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA
Fuente: Tribunapopular