Publicado
por: Iván Oliver
Rugeleson: octubre 20, 2018
AUTOR: André Abeledo
Fernández
¿Qué mayor
muestra de la necesidad de la unidad de la izquierda que el resurgimiento del
fascismo?
Hoy como
ayer la frase de “Si no luchamos juntos nos ahorcarán por separado” está
vigente.
El
fascismo es el capitalismo en descomposición.
¿El
problema es la corrupción o el sistema que la genera?, aceptando que existen
distintos niveles de corrupción dependiendo del nivel de degradación de las
instituciones burguesas, no podemos olvidar que la corrupción es inherente al
capitalismo. Porque los que dicen que existe un “capitalismo bueno” mienten, es
un sistema basado en la explotación y la acumulación de riqueza.
¿Tiene
futuro del capitalismo?; el capitalismo no tiene futuro, el sistema no aguanta,
estamos ante una crisis de sobreproducción y de escasez de recursos naturales,
desde los recursos energéticos hasta el agua potable empiezan a escasear a
causa del hambre depredadora del sistema, esto genera nuevas guerras por el
control de esos recursos, nos lleva a peligrosos enfrentamientos
geoestratégicos por el dominio de espacios económicos y mercados.
El
capitalismo se basa también en un crecimiento infinito que está llegando a su
fin, las alternativas hoy como ayer son socialismo o barbarie. Un mayor reparto
de la riqueza y una economía basada en cubrir las necesidades básicas de la
humanidad y evitar la acumulación de riqueza son el único camino para salvar al
planeta. La humanidad se encamina con paso firme hacia la autodestrucción.
En España hemos
visto cómo perdíamos capacidad adquisitiva al tiempo que subía el precio de los
productos básicos.
Electricidad, agua, gas, combustible son ahora artículos de lujo, como lo son los alquileres, o la alimentación de una familia.
Electricidad, agua, gas, combustible son ahora artículos de lujo, como lo son los alquileres, o la alimentación de una familia.
Nuevos
tipos de pobreza se han añadido al drama, pobreza energética y pobreza
asalariada.
Los pensionistas
tienen que sobrevivir con pensiones miserables y escuchar a políticos hablar de
sus pensiones como de limosnas estatales.
Los pobres
ya no tienen que ser trabajadores en paro, ahora puedes tener un empleo con un
salario que te mantiene en la miseria y en unas condiciones que pisotean tú
dignidad.
Nos han ido robando derechos con la excusa de una crisis que ha aumentado la fortuna y los privilegios de los más ricos.
Han legislado contra el derecho a huelga y la legítima protesta del pueblo.
Nos han ido robando derechos con la excusa de una crisis que ha aumentado la fortuna y los privilegios de los más ricos.
Han legislado contra el derecho a huelga y la legítima protesta del pueblo.
Trabajadores
pagan con multas y hasta con la cárcel la defensa de sus derechos en la calle.
Los
empresarios han conseguido una reforma laboral a su medida que pone a sus
empleados en sus manos y reprime la lucha sindical.
La sanidad
pública ha perdido medios materiales y humanos para beneficiar a los seguros
privados poniendo nuestra salud y nuestra vida a la venta como mercancía.
La
educación pública también ha sufrido importantes retrocesos, la oligarquía no
quiere que estudie el hijo del obrero.
El
fascismo campa a sus anchas y la apología del fascismo sale siempre gratis.
Y como
siempre el fascismo busca “culpables” entre los más débiles y siembra odio, “la
culpa es de los inmigrantes”, o de cualquier persona “librepensante”.
Esta es la
España de los “mucho españoles y muy españoles”.
Pero
tampoco debemos olvidar que el capitalismo tiene en la clase obrera su víctima
y su verdugo. Somos los pilares del sistema y si nos movemos juntos se
derrumbará.
Las
oligarquías lo saben y se han dotado de herramientas para evitar la unidad de
la clase trabajadora, nos quieren desunidos y confundidos, una parte
fundamental en esta estrategia es negar la vigencia de la lucha de clases como
motor de la historia, defender que ya no existen explotadores y explotados.
Las
trabajadoras y trabajadores debemos ser conscientes de que para ser capitalista
hay que ser dueño de los medios de producción, hay que ser patrón, un obrero
que se dice capitalista no es más que un consumidor que ha caído en manos del
pensamiento inducido desde el poder, ha asumido la moral del esclavo.
Defiendo
que los que somos militantes comunistas, o militantes de la izquierda en
general, tenemos la obligación de ser tan realistas como utópicos, de tratar de
entender el contexto, el momento histórico y la correlación de fuerzas.
Debemos de
ser capaces de perder parte de nuestra razón cuando sea necesario, pero jamás
ni el primero de nuestros principios.
La
situación es crítica para la clase trabajadora, ya no hace falta estar en paro
para vivir en la pobreza, ahora puedes tener empleo y trabajar por un salario
de miseria. Hace poco la discusión se centraba en si un salario de mil euros al
mes era un salario suficiente para vivir con dignidad, ahora se llega a
discutir si una persona en prácticas debe cobrar un salario y los insuficientes
mil euros al mes se consideran un salario de privilegiados.
La
degradación de los salarios y las condiciones laborales, la pérdida de
derechos, las leyes que buscan criminalizar la protesta, están creando un caldo
de cultivo muy peligroso que pude ser aprovechado por un discurso fascista, un
discurso simplón, lleno de odio irracional, pero que está disfrazado de
antisistema, un fascismo que trata de usar a su favor la desesperación, la
frustración y el sufrimiento de la clase trabajadora.
Los
pueblos del llamado “Occidente” dan un paso más hacia el fascismo. Una vez más
se repite la historia, los pueblos que no la conocen están condenados a
hacerlo, la crisis del capitalismo abre de nuevo las puertas al fascismo en
Europa y Norteamérica.
Recordemos
que no hace tanto tiempo uno de los pueblos más “cultos” de Europa elegía como
respuesta a una crisis del capitalismo a un fanático racista como su líder, ese
país era Alemania y ese “elegido” era Adolf Hitler.
En China
cuando te maldicen lo hacen con la siguiente frase, “espero que vivas en
tiempos interesantes”, y estos desgraciadamente son tiempos interesantes,
tiempos peligrosos, tiempos de descomposición del capitalismo, vivimos una
crisis diferente a otras, una crisis sistémica que no tiene salida hacia
adelante, solo hacia el siglo XIX, una crisis sin solución para los pueblos del
mundo dentro del capitalismo.
O la
izquierda recupera la esencia y pone los pies en el suelo para llamar a las
cosas por su nombre o viviremos tiempos de fascismo.