- La disyuntiva hoy en la Venezuela bolivariana es SOBERANÍA O RECOLONIZACIÓN.
- Organicemos las protestas nacionales y las brigadas internacionales solidarias
Está así en marcha una nueva fase de intervención que procura abiertamente, bajo el mando de Donald Trump, la desestabilización del gobierno legítimo de Venezuela, primero intentándolo por vía golpista (con recursos de subversión e injerencia violenta de diverso tipo); o, en su defecto, a través del Comando Sur del Pentágono y su plan diseñado para invadir y ocupar militarmente su territorio bajo el manto de la funesta OEA y con la relevante participación de los gobiernos ultraderechistas de Colombia y Brasil.
El objetivo central de esa estrategia contra Venezuela se resume en robarse sus inmensos y valiosos recursos naturales (petróleo, gas, minerales estratégicos, agua, biodiversidad…); y a ese designio de saqueo, por mezquinas conveniencias particulares y lacayismo esencial, se han plegado, no solo el grupo de gobiernos latino-caribeños y fuerzas de derecha bajo su coloniaje, sino que además se asocia la Unión Europea-UE.
Este acompañamiento internacional a esta nueva iniciativa de la denominada guerra infinita global de matriz estadounidense, no debe sorprendernos: todos ellos, y en especial la UE, en su condición de relevante componente del decadente Imperialismo Occidental, asumieron posturas similares frente a las desgarradoras guerras imperialistas contra Irak, Afganitán, Palestina y Libia.
Los hipócritas alegatos de EEUU, las derechas venezolanas y mundiales sobre el régimen político que preside Nicolás Maduro -asumidos como coro mediático global- tienen todas las características de una satanización plagada de mentiras y medias verdades para facilitar y darle curso a la agresión diseñada.
Ellos, convertidos en una cruzada comunicacional, son solo pretextos.
La verdad es que el imperialismo estadounidense solo acepta su propia soberanía y solo se ve obligado a respetar a las grandes potencias mundiales, Estados y pueblos con poder militar soberano capaz de darle respuestas contundentes y perdurables, lo que evidentemente no se logró recientemente frente a los golpes en Argentina, Brasil, Paraguay, Honduras.
En nuestra América, todo el producto del contra-ataque imperialista de los últimos años, su implantación derechista y fascistoide en gobiernos, partidos y corporaciones privadas, está siendo volcado contra la Venezuela Bolivariana en favor del falso-positivo “presidente interino” Juan Guaidó, designado por Trump; lo que exige tensar el internacionalismo solidario para hacerlas fracasar.
Si se pondera todo esto junto al real significado de los tambores de guerras del Pentágono, el estímulo subversivo de de los gobiernos europeos de la OTAN, la cabeza de playa de un presidente interino virtual, la presencia del Comando Sur en Colombia “inspeccionando” las fronteras con Venezuela y las maniobras con el Ejercito brasileño, no es difícil detectar lo que se está programando; por demás con demasiado descaro.
Evidentemente estamos frente a una agresión que puede incluir el desarrollo ascendente de la denominada “guerra de cuarta generación”, con un despliegue militar tipo Libia; que en el caso venezolano, podría tener como contrapartida disuasiva y factores favorables a un eventual empantanamiento imperialista, las potenciales capacidades de resistencia armada del pueblo y los militares venezolanos y, además, la intensa gravitación actual de la multipolaridad mundial y, específicamente, los respectivos roles de China Popular y Rusia como nuevas súper potencias mundiales.
Alienta la firmeza soberana del Gobierno legítimo que preside Nicolás Maduro y la determinación de sus fuerzas armadas regulares y sus milicias populares.
Alienta, aun más, las recientes movilizaciones multitudinarias de un pueblo bolivariano y chavista, cada vez más radicalizado y dispuesto a la pelea.
Alienta la determinación de conquistar la paz sin renunciar al combate contra la sedición y la intervención militar imperialista.
Vale el espíritu de resistencia y ofensiva que exhiben los venezolanos de a pié, civiles y militares, contra una burguesía transnacional voraz y unas derechas perversas.
Pero no basta, no es suficiente.
El carácter internacional-imperialista de esta agresión en marcha apremia una repuesta internacionalista-revolucionaria continental y global.
Esta lucha es de Patria Grande.
Es de la humanidad oprimida y amenazada de extinción, no es simplemente venezolana.
EEUU y Trump están, juntos a sus instrumentos y a aliados, por re-colonizar a América, sabiendo lo que representa la Venezuela bolivariana y chavista.
Van por Venezuela para seguir por Cuba, Bolivia, México, Nicaragua, EL Salvador, Uruguay y todo lo que huela a auto-determinación.
No podemos permitir que esas fuerzas de la opresión y el saqueo asalten lo conquistado por el pueblo venezolano, en especial su nueva independencia, sin una repuesta continental y mundial capaz de contrarrestarla.
Hay que avanzar en las luchas contra las derechas y la ultraderechas locales potenciando el antiimperialismo y la democracia de calle, recuperando el internacionalismo revolucionario a que tanto apeló nuestro Che Guevara y quien tan consecuentemente lo aplicó.
La agresión imperialista a Venezuela, con esa variedad de actores internacionales bajo tutela del poder estadounidense y grotesco estímulo del gobierno neofascista de Donald Trump, exigen y justifican una reacción solidaria sin límites.
El respaldo pueblo a pueblo se ha tornado imperioso.
En la INTERNACIONAL GUEVARISTA, la lealtad del Che nos convoca a impulsar en cada país más y más contundentes acciones e iniciativas contra los agresores y también nos compromete a exhortar a la organización de brigadas de combatientes internacionalistas, dispuestas a sumarse al pueblo venezolano en caso de que se concrete la invasión militar del Pentágono y/o OTAN-OEA a la hermana República de Venezuela, en cualesquiera de sus modalidades.
¡NI UN PASO ATRÁS!
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
Narciso Isa Conde, Presidente Ejecutivo de la Internacional Guevarista
Lois Pérez Leira, Coordinador General de la Internacional Guevarista