Publicado por: Iván Oliver Rugeleson: mayo 19, 2019
El presidente Juan Mora lideró a Costa Rica en su batalla contra los filibusteros y logró la implicación del resto de países centroamericanos.
Marcos González DíazCentroaméricaCuenta@ BBCMundo
Hubo un momento en la historia en que Centroamérica dejó a un lado sus diferencias para unirse frente a quienes pretendían hacer de la región una fuente de esclavos para Estados Unidos.
Ocurrió entre 1856 y 1857. Tras la ocupación de Nicaragua por parte del ejército filibustero estadounidense, el resto de la región vio su integridad en peligro y decidió unir fuerzas en lo que en muchos países conocen como Guerra Nacional Centroamericana y en Costa Rica se denomina Guerra Patria Centroamericana.
La victoria de aquellas pequeñas naciones frente a los grupos mercenarios liderados por William Walker fue aplastante y permitió que la aún joven independencia de Centroamérica siguiera siendo una realidad.
Sin embargo, numerosos historiadores critican la falta de relevancia con que se recuerda este episodio trascendental para la historia de la región, así como el rol crucial jugado por Costa Rica y su entonces presidente, Juan Mora.
«Él es el artífice de que hoy seamos lo que somos, y no lo que Walker quería hacer de Centroamérica en aquella época», afirma el escritor salvadoreño Manlio Argueta, autor de la novela basada en esta época «Así en la tierra como en las aguas».
¿Cuál era el interés en Centroamérica?
Para entender el origen de este conflicto, también conocido en Costa Rica como Campaña Nacional, es necesario comprender las claves históricas que marcaban el mundo a mediados del siglo XIX.
EE.UU. emergía entonces como potencia mundial y se encontraba en plena fase de expansionismo abierto, sobre todo hacia el resto del continente americano.
Los EE.UU. tomaron parte de México, compraron Alaska y empezaron a fijar sus ojos en las colonias españolas con, por ejemplo, las primeras ofertas de compra a Cuba.
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«Y Centroamérica era perseguida como parte de esa expansión hacia el sur», remarca Álvaro Ramírez, miembro de la Academia Morista Costarricense que trabaja por rescatar del olvido este episodio histórico y la figura del presidente Mora.
Detrás de ese interés también había razones económicas, especialmente ligadas al comercio internacional que podría ser facilitado en gran parte gracias a la ubicación estratégica de Centroamérica.
«La posibilidad de un canal interoceánico a través de Nicaragua pasando por el río San Juan, en la frontera con Costa Rica, era una gran alternativa para el comercio y para evitar tener que ir hasta el sur del continente», le explica Ramírez a BBC Mundo.
Esto se convirtió en motivo de disputa entre los emergentes EE.UU. y potencias europeas que veían la importancia de ese recurso, como Inglaterra, que acabó participando de manera indirecta en la guerra.
¿Quiénes eran los filibusteros?
Ramírez define a los filibusteros que intentaron la ocupación centroamericana como «una especie de fuerza paraestatal» que, aunque no representaban directamente al gobierno de EE.UU., sí tenían «un cierto consentimiento explícito» de Washington.
«(Para EE.UU) era una manera de generarse gobiernos aliados en Centroamérica por medio de estos grupos de mercenarios», explica.
Quienes integraron aquel ejército mercenario de William Walker provenían principalmente del sur de EE.UU., aunque también tenían otras nacionalidades.
A los filibusteros del siglo XIX generalmente se les identifica como aventureros militares interesados en el saqueo, veteranos de guerra o fugitivos de la justicia, pero también tenían otro tipo de perfiles.
El propio Walker, por su parte, era una persona extremadamente preparada que se formó como médico, periodista y abogado en su EE.UU. natal.
Esa inteligencia no le hizo dudar ante la oportunidad que se presentó cuando Francisco Castellón, líder de los «democráticos» en Nicaragua —uno de los bandos inmersos en su guerra civil— firmó un tratado con el estadounidense Byron Cole para que los filibusteros viajaran al país bajo el nombre de «Falange democrática» y ayudaran a derrocar al gobierno «legitimista» de Fruto Chamorro.
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