Cervantes

Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobretodo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia dondequiera que esté.

MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote de la Mancha.
La Colmena no se hace responsable ni se solidariza con las opiniones o conceptos emitidos por los autores de los artículos.

15 de junio de 2019

Teo, la vida en un suspiro. Parte I. por jerf


Pueblo Nuevo hoy
Cuando te das cuenta que el tiempo ha pasado, tratas de
hacer algo para recomponer las horas, los días mal gastados, improductivos,
llenos de frivolidades.
Intentas entonces hacer preguntas, grabar expresiones,
corroborar historias, imaginarlas y contextualizarlas, en eso estuve los
últimos tres años con mi madre, con Teo, mientras convalecía de una terrible
enfermedad: encefalopatía hepática; complicación que produjo una mala praxis
médica hace poco más de  30 años durante una
operación donde se uso sangre contaminada con Hepatitis C.
En las siguientes líneas y escritos intentare relatar la
extraordinaria historia de mi mamá, historia de victorias, frustraciones,
vivencias, enseñanzas, equivocaciones, de todo lo que alguien que viva
plenamente pueda pasar.
Esta es una manera de homenajear a esta mujer maravillosa,
digna de un libro y que seguro es un reflejo de tantas mujeres nacidas en la
década de los cincuenta en Venezuela.
Pueblo
Nuevo del Sur, miseria y machismo.
La conducta social de una época es estudiada por sicólogos,
historiadores y demás amantes del “querer entender las cosas”, pero además es
reflejada por productos propios de su tiempo; no hay mejor manera de visualizar
lo que era la Venezuela del siglo pasado que viendo una película mexicana de las
décadas 40, 50 y 60, además es necesario leer el libro de Francisco Herrera
Luque intitulado Los Viajeros de Indias
(1969) donde el autor describe con pelos y señales el posible origen de las
interacciones culturales de nuestros países latinoamericanos, hace entrever que
gran parte del subdesarrollo de nuestros países latinoamericanos proviene de
una   “herencia indeseable” que aportaron
los conquistadores españoles.
De niño, cuando empecé a entender que es un abuelo y una
abuela, pregunte varias veces a mis padres  ¿por qué solo tengo un abuelo y una abuela?, o
como nos enseñaron a decirles, ¿por qué tengo solo un nono y una nona?. La
respuesta vino ya de grande, atando cabos y conductas comprendí que la miseria
y el machismo son culpables de tantos conflictos sociales y materiales
(“herencia indeseable” de los españoles), que afortunadamente Teo logro atajar
y revertir, suerte que otras familias, otras mujeres de su época no tuvieron.
Tío Jacinto, el
hermano mayor.
En 2006 murió Tío Jacinto, el hermano mayor de Teo, un
desafortunado accidente de tránsito en las aldeas de Pueblo Nuevo del Sur le
arrebato su aliento vital.
De pequeños íbamos con mamá a Pueblo Nuevo, a Los Amarillos
y Corral de Piedra, nos quedábamos en casa de tío Jacinto, él nos recibía con
mucho cariño, era un campesino absoluto, en su forma de hablar, interactuar,
reflexionar, todo llevaba una profunda identidad cultural campesina-andina.
Teo nos avisa de la muerte de tío y decido acompañarla para
despedirlo a su última morada, nos busca un vehículo 4x4, Toyota techo duro de
cabina larga, lleno de polvo y con olor a tierra, el “miche claro” no falto en
el largo viaje de casi 3 horas de Mérida a Pueblo Nuevo del Sur.
Llegamos al funeral y pasamos una noche compartiendo con
Elodia (su mujer) y los hijos, al otro día se me ocurrió preguntarle a Teo
donde había nacido, luego de cumplir con el desayuno  le insistí para que me llevará al sitio, ella
accede.
Salimos de la casa de tío Jacinto y nos internamos por un camino a orillas de la montaña, al fondo, después de pasar el viejo trapiche de tío se empezaba a visualizar una estructura semiderruida, una especie de pared de bahareque con un techo de zinc oxidado. No recuerdo cuanto tiempo paso pero al llegar frente a las paredes de lo que desde afuera parecía un cuartucho de no más de 15 metros cuadros, mamá nos dice a quienes la acompañamos:
Aquí nacimos y crecimos, en este ranchito
Por un momento nadie hablo, hubiese querido conocer lo que
pensaba mi mamá al mirar 50 años después ese lugar lleno de recuerdos con su
madre, con mi otra nona.
Yo intentaba recrear tantos cuentos, historias, relatos que salían
de mamá y mis otros tíos sobre el lugar donde habían pasado sus primeros años
de vida, la mayoría de los cuentos no eran de felicidad, tenían que ver con
hambre, fantasmas, miedos, miserias, dolor, violencia.
Un relato  que
recuerdo es aquel que le oí a mi mamá y que describía el nivel de pobreza
extrema en que vivían,
teníamos que cocinar piedras con un poquito de sal, porque no teníamos nada para comer
 o esta, donde entre
la incredulidad y el folclorismo mi mamá relata como una vez mi tío
Andrés entro al rancho y quedo mudo, él decía que le habían hablado en la oreja, esa era una bruja, la misma que le tejía a los caballos su cabellera en las noches, porque cuando amanecía los caballos tenían una crineja.
Teo fue una víctima de la miseria de la Venezuela de los
años 50, esa misma que se mostraba ante el mundo con una moneda fuerte y una
economía solida, porque el único presidente venezolano que ha ocupado la
portada de la revista influyente y aristocrática TIME en el siglo pasado fue Pérez
Jiménez en la edición de febrero de 1955. Se quería mostrar una Venezuela
prospera, influyente, democrática, al mismo tiempo se ocultaba la Venezuela
pobre, miserable, esa que pudo haberle ganado con ventaja a las miserias
descritas por Victor Hugo en la extraordinaria novela francesa Los Miserables.
Portada revista TIME Febrero 28 de 1955
Pero Teo no fue la única víctima, también lo fue su madre,
mi nona María del Rosario, campesina condenada a la pobreza extrema por el
machismo de una sociedad que amparaba la sinverguenzura de un hombre casado,
Don Pedro Quintero, con buena posición económica pero con un nivel de
responsabilidad nulo.
Don Pedro nunca quiso reconocer a sus hijos con María del
Rosario, ni con ninguna otra mujer que se rumoreaba en el pueblo, tenía. Su
estatus social le impedía hacer lo justo, la ignorancia y las precarias leyes
le avalaban su actitud y ser como Don Pedro le hacía vivir una vida de
películas mexicanas, el macho de pueblo que enamora, canta y dispara.
5 de Marzo de 1950, domingo, horas de la mañana, María del
Rosario trae al mundo a Teófila, segunda de 8 hijos, en la aldea Corral de
Piedra, Los Amarillos, Pueblo Nuevo del Sur.

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jerf | 15 junio, 2019 de 5:14 | Etiquetas: historiarelatoteoteofila | Categorías: Comunidad | URL: https://wp.me/p16epg-1aJ

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