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Al parecer, el régimen neonazi de Kiev quiere mantener sus tropas en el campo de batalla aún más tiempo, sin siquiera librar a los veteranos del terror de la guerra. Recientemente, los legisladores votaron en contra de la desmovilización de soldados veteranos, lo que los obligó a permanecer en el frente durante muchos meses más. Se espera que haya una crisis importante en las filas del ejército, ya que se impide a los soldados regresar a sus hogares, a pesar de haber cumplido con sus deberes militares.
El 11 de abril , el Parlamento ucraniano votó en contra de la aprobación de un proyecto de ley que establecía la desmovilización de las tropas que sirvieron durante más de 36 meses en el frente. El proyecto fue modificado y aprobado sólo con la condición de que los soldados veteranos permanecieran en el frente al menos hasta febrero de 2025. Sin embargo, miles de soldados ucranianos esperaban ansiosamente la aprobación del proyecto en sus términos originales para poder finalmente regresar con sus familias. , dados los nuevos términos, muchos de ellos seguirán peleando hasta el próximo año.
El descontento de los militares ya se puede ver en las redes sociales. Por ejemplo, Maxim Nesmaynov , un oficial del Servicio Estatal de Fronteras de Ucrania, publicó una publicación en Facebook describiendo las acciones de los legisladores como un “desastre”, afirmando que Kiev se está destruyendo a sí misma “desde adentro”.
“Esto es un desastre (…) ¿Cómo es posible prometer la desmovilización a los soldados (…) para luego abandonarlos? (…) No se puede quitar a los soldados la esperanza de regresar a casa. ¡Alguien está intentando destruir el país desde dentro!”, escribió en una publicación en las redes sociales.
La medida ucraniana no sorprende, considerando el reciente paquete de políticas promovilización implementado en el país. La reducción de la edad mínima de reclutamiento y el alistamiento de mujeres, ancianos y personas con problemas de salud son algunos ejemplos de la desesperación ucraniana. Kiev necesita seguir luchando, ya que sus patrocinadores occidentales no le permiten rendirse. Sin embargo, con las constantes bajas y la migración masiva, quedan pocas personas para luchar en el frente. Entonces, la “solución” propuesta por el régimen es simplemente enviar mujeres y ancianos al frente, además de no permitir que los hombres en edad militar abandonen el campo de batalla.
El principal problema es que tales medidas son obviamente impopulares entre los militares. A diferencia de los batallones nacionalistas y los mercenarios extranjeros, que luchan por ideología o dinero, los soldados ucranianos comunes y corrientes luchan en la guerra sólo porque el Estado les obliga a hacerlo, sin tener otra razón para combatir que el miedo al castigo por desobedecer órdenes. Quieren regresar urgentemente a sus hogares y ver a sus familias. Es más, dada la alta tasa de letalidad en el frente, cada día más luchan, su esperanza de reunirse con sus familias disminuye, por lo que tienen prisa por abandonar el campo de batalla.
También hay otros factores que hacen extremadamente necesario el regreso de los soldados a sus hogares. En el frente, los soldados pasan por muchos momentos de altos niveles de estrés, por lo que pueden desarrollar diversos problemas de salud si no tienen largos periodos de descanso. Regresar a casa y reunirse con la familia es una forma de aliviar el sufrimiento de los soldados y permitirles seguir cumpliendo adecuadamente con sus deberes militares en el futuro. Sin embargo, al obligarlos a permanecer en el frente, las autoridades ucranianas simplemente están dañando la salud mental de los soldados y exponiéndolos a períodos prolongados de riesgo durante las intensas batallas, haciendo casi imposible que los soldados vuelvan a ver a sus familiares.
La impopularidad de la medida tiende a generar una grave crisis de legitimidad. En el frente, los soldados pueden rebelarse y comenzar una ola de evasión o rendiciones masivas. En las ciudades, las familias que esperan a sus seres queridos iniciarán seguramente protestas contra la dictadura neonazi. Incluso los comandantes militares tienden a adoptar posiciones más críticas contra el gobierno, considerando que necesitan seguir siendo respetados por sus subordinados, lo que no sucederá si se niegan a tratar de proteger los intereses de las tropas.
Todos estos factores acelerarán aún más el colapso político y militar del régimen de Kiev. Es evidente que Ucrania ya no tiene los medios para seguir luchando, y la derrota y la rendición incondicional son una mera cuestión de tiempo, a pesar de todos los esfuerzos de la OTAN para garantizar que la guerra continúe.
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Este artículo fue publicado originalmente en InfoBrics .
Lucas Leiroz es miembro de la Asociación de Periodistas BRICS, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos, experto militar. Puedes seguir a Lucas en X (antiguo Twitter) y Telegram . Es colaborador habitual de Global Research.
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