- A este señor de Juan Burreto, aunque le sobran los palos para ahorcarse ha decidido andar chapoteando en el barro. Está convertido ya en el gran quincallero de los últimos mohicanos, como decía Neruda de Pérez Jiménez, en un grueso lagarto del pantano al que poco le falta para llegar a loro obeso. Fundó aquella franquicia llamada REDES (que debió llamarse ENREDES), la que con velocidad inusitada fue perdiendo fuelle y credibilidad, hasta convertirse en un moribundo adefesio con mucho cuerpo sin nada dentro, bastante extinguido. Manejaba Burreto a este partiducho como una pulpería arrabalera, para sus negocios viscerales, apoyando candidatos a destajo, a cambio de chicharrones, fiambres, panza, bonete, solomo, chorizos, jarretes, salamis, cecinas, mortadelas y redomados cortes de cuartos traseros.
- Cual bola que ha rodado, no obstante, jamás ha podido dar pie con bola, e inicio su rodaje al abismo, en una de las épocas más candentes de nuestra revolución bolivariana, en 2012, cuando fue y se cuadró en Mérida, junto con el Partido Comunista y los Tupamaros de entonces, con la candidatura de Florencio Porras. Los chanchulleros bajo el mando de Figuera, haciendo cálculos y martingalas, como siempre, ante la firme determinación del Comandante Chávez de mandarlos al infierno, RECULARON, pero Burreto se fue de bruces y quedó en el limbo con todo su estrafalario cuerpo: ni de allá ni de acá ni de allá ni todo lo contrario, pero eso sí copando las sombras y las sobras del desastre. Esa ha sido su posición toda su vida.
- Desde 2012, Burreto ha vivido mariposeando por los tugurios o deshechos de la contrarrevolución, sosteniendo en sus cálculos mediáticos que vive AMENAZADO, cuando la peor amenaza es la de su propia panza, su desorientación moral y humana. Nunca ha sabido dónde está parado y su deprimente papel es ver quién en el cotarro de los advenedizos o sin rumbo, quien puede ser su compañero de viaje (fellow travel) hacia… cualquier despeñadero. En sus eternos tejemanejes, buscó y apoyó a El Conde, para después desconocerle. Al principio le dijo: “No tenemos tarjeta, pero tenemos candidato. No estamos fuera del juego político porque es nuestra responsabilidad seguir en la lucha por el cambio que necesita el país en este momento y Benjamín Rausseo “El Conde”, es una ventana que se abre ante la deriva autoritaria que se ha puesto de moda…”, para después virar 180 grados y embanderarse con el tentetieso de Enrique Márquez.
- En otro de sus saltos al vacío, llamó al ex comunista Figuera para ver sin conformaban un dúo antidinámico, y lo que les parió de sus delirios esperpénticos, digo, fue cuadrarse con Henrique Márquez empavándose ambos más de la cuenta. Cuando este Gargantua criollo, le pidió apoyo económico a El Conde, éste le dijo: “-Yo sólo pago echando chistes, ¿te echo uno…?” Hasta ahí.
- En 2018, no se sabe en nombre de qué carajo, Burreto pidió hablar con la bazofia de Luis Almagro. Dijo que el gran malandro de la OEA tenía que recibirlo y escucharlo, y ampulosamente voluble como lo ha sido toda su vida sentenció entonces: “Tenemos derecho a ser escuchados (…) Eso no significa arrear banderas y subordinarse a la agenda de Almagro porque no vamos a darle la razón, ni el beneplácito, ni iríamos allá para apoyarlo”.
- En su eterna juyidera hacia adelante Burreto, arreando con todos los chorizos de su alma, estuvo diciendo que responsabilizaba a Diosdado Cabello de lo que pudiera ocurrirle a él y a Enrique Márquez: «Tú estás acostumbrado a malponer a la gente, a malandrear a la gente, a intimidar a la gente».
- Esa es toda la manera de hacer política de Burrete: hablar sandeces y luego decir que lo están amenazando. Muy agobiado, e indudablemente aterrado, declaró: “Me declaro en indefensión jurídica. Tú, Diosdado tienes todo el poder del Estado y las instituciones, y tienes el poder de los medios para aplastar moralmente a la gente violando la Constitución y el artículo 64 que habla del derecho a la reputación y al honor”. ¡Colorín, colorado, cuántos chorizos más pondrá en el asado!