Publicado por: Jose Sant Roz
ADRIANA RODRÍGUEZ
“La guerra está más cerca de lo que pensamos”: la advertencia de Erik Valenčič.
Gracias a una afortunada casualidad, en la pasada Filven (julio- 2024) que tuvo lugar en la Galería de Arte Nacional en Caracas, conocí al corresponsal de guerra, analista geo-político y escritor esloveno, Erik Valenčič. Me encontraba cumpliendo labores de protocolo e interpretación para la delegación de Sudáfrica, cuando me solicitaron apoyar como traductora en una ponencia que estaba por comenzar y que trataba como tema central, la compleja realidad palestina, desde la mirada de quien, en carne propia, ha vivido de cerca los horrores de esta guerra. Jorge Ramos Tolosa, reconocido historiador español, tremendamente versado en los pormenores del conflicto, y una de las caras visibles de las protestas universitarias que han tenido lugar en la Universidad de Valencia en España, acompañaba también esta necesaria conversación. Analizar el escenario armado actual en Gaza, ahora con alcance al Líbano, y la respuesta cómplice de la comunidad internacional, los auto-proclamados “defensores de los derechos humanos y de la libertad” de Occidente, es colocarnos de frente ante la careta de un sistema arrodillado ante la tiranía de la extrema derecha mundial y sus burdos intereses.
Tal vez una de las cosas que mayor impacto me causó de esta conversación que logró dimensionarse más allá del caso palestino, fue darme cuenta, que muy pese a lo que los incrédulos pudieran llegar a plantearse, la amenaza de encontrarnos en medio de un conflicto bélico, no está necesariamente muy lejos de nuestras narices, pues lo cierto es que, aunque la guerra, en su forma armada, no haya tocado hoy día nuestro suelo, no significa que, en unos años, o menos, estemos exentos de padecerla. Con mucha vehemencia, micrófono en mano, Erik nos anunció: “Yo estoy aquí en Venezuela para alertarlos del peligro que significa el avance de la extrema derecha en el mundo. La extrema derecha es sinónimo de guerra. Cuando comencé mi trabajo como periodista de guerra hace veintitrés años, tenía que ir a lugares en conflicto lejanos de mi Eslovenia natal, -en el Oriente Próximo y el norte de África-. Ahora, voy a la guerra a hacer mi trabajo, pero voy en carro. La guerra está al lado, la guerra está llegando a Europa”. Esto, para hablar del contexto bélico que ha dispuesto un nuevo escenario militar en Ucrania que toca la política mundial toda.
A penas finalizado este conversatorio, inmediatamente nos sumamos a la presentación de los libros de Erik Valenčič, “Las sombras no arden”, y respectivamente, “Desde el delantal al traslantal”, de la abogada y escritora eslovena Ana Jub, y cuya traducción estuvo a cargo de Karolina Koglot, artista, restauradora, profesora de arte y traductora, residente en Venezuela. Ana Y Erik son activistas y luchadores contra el fascismo, quienes relatan en particular, la crónica de la lucha en contra del gobierno del primer ministro, Janez Jansa, líder del conservador Partido SDS en el período que comprende 2020 y 2022, previamente condenado por hechos de corrupción. La actuación organizada de la sociedad eslovena, consciente de su propio devenir histórico, significó una lanza mortal al autoritarismo fascista de Janez. (No queremos dejar pasar por alto la oportunidad de mencionar que ambos trabajos se encuentran disponibles en Las Librerías del Sur a nivel nacional para su adquisición)…
De antemano es importante saber que, la antigua República de Yugoslavia, ex país socialista, así establecido justo después de la II guerra mundial y actual Eslovenia, vivió su propia experiencia de ascenso y posterior expulsión de la extrema derecha del poder. Erik me comentaba un primer punto de gran valor para comprender el éxito de la lucha contra el fascismo hace apenas dos años en su país, en razón de la consciencia histórica: “primero es importante que la gente entienda que los ancestros inmediatos de nuestras generaciones fueron partisanos que lucharon contra el fascismo y el nazismo. Cuando hablo de ser antifacista, hablo de una cuestión de sangre, porque la sangre de mis ancestros corre por mis venas y en nuestro ADN somos antifacistas”. El SDS o “Partido demócrata esloveno”, denominado a sí mismo como euroescéptico y contrario a la inmigración, promotor del nacionalismo identitario ascendió al poder dos veces, “pero recientemente en medio de una crisis política de caída prematura de un gobierno – el de Marjan Sarec- pero encontrándose con una fiera oposición en las calles desde 2020 hasta 2022, es decir, la protesta se prolongó por ciento cinco semanas, cada viernes en la capital, Liuviana y algunas otras ciudades, porque la gente en Eslovenia sabe muy bien lo que la extrema derecha en realidad oferta: racismo, homofobia, mayor inequidad, exclusión social y cultural”. La extrema derecha se vio obligada a abandonar el poder, pero opera y gana terreno en los escenarios políticos mundiales.
Nos volvimos a encontrar con Erik, esa vez en la modesta biblioteca “Arístides Medina Rubio” junto al profesor Aldemaro Barrios, donde laboramos como investigadores, y le comentaba a Erik, que uno de los grandes retos que tenemos para enfrentar efectivamente a la extrema derecha mundial, es el gran cerco informativo que dificulta el acceso a datos y análisis que permitirían hacerle entender a la gente de a pie, todo lo que este ascenso al poder implicaría para el futuro de la humanidad. En un primer momento, nos corresponde nutrir de contenido y significado a estos términos: fascismo, extrema derecha, racismo, que tanto se banalizan adrede en redes sociales y medios, con el fin claro de confundir a la gente, para restar importancia al trasfondo, a las operaciones y agentes que trabajan sin descanso por un proyecto ecuménico de terribles consecuencias.
¿Cómo identificar a la extrema derecha? Sólo hace falta escuchar atento a los discursos políticos emergentes de los nuevos proteccionismos, privatizaciones masivas de las instituciones estatales, del renovado racismo anti migratorio, promotor entre otras cosas, del cierre de las fronteras, y las nuevas caras del fascismo mundial, que no son sino una repotenciada fuerza del fascismo, que ya otrora, se creía derrotado. Lo irónico de este ascenso de la extrema derecha mundial, es que surge como una supuesta alternativa al conflicto que ha suscitado la incapacidad de los Estados y de las políticas neoliberales y de corte de centro izquierda, así también de la izquierda propiamente hasta la actualidad, para atender todas aquellas promesas de bienestar social y equilibrio económico que con tanto eco resuenan, pero en slogans y panfletos, y poco en hechos concretos. Este nuevo extremismo político se presenta ahora como una reacción “natural” a todo lo que ha estado sucediendo, como respuesta tácita al debilitamiento de la influencia económica y política de Estados Unidos y la Unión Europea, ante sus rivales históricos, China y Rusia, dentro de un claro escenario de cambio en el orden mundial.
Erik me comentaba “este Estados Unidos que vemos ahora, no es el portento inquebrantable de cuando yo empecé mi activismo hace veintitrés años. El declive que vemos ahora de Occidente y el ascenso de otras fuerzas que se le oponen, se presentan como placas tectónicas en movimiento dentro del orden mundial, y esto por supuesto, trae consigo grandes catástrofes en forma, especialmente de guerras e inestabilidad. Esta es precisamente la tormenta perfecta para que la extrema derecha ascienda y ocupe espacios de poder en el futuro próximo. Recordemos que la extrema derecha siempre aparece como una supuesta alternativa de solución en momentos de grandes crisis”. Pero si la gente comprende que estas “alternativas” que ofrece la extrema derecha generarán conflictos de oscuros resultados para la humanidad, tomarían acción en evitar su ascenso.
¿Cómo puede enfrentar la sociedad civil este cerco? En principio, y aunque pueda parecer insignificante ante las fuerzas a las que nos enfrentamos, con caras visibles como Elon Musk, crear plataformas para la comunicación, y mantenernos en constante contacto, no solamente a nivel local sino en términos internacionales, conocer las estrategias del otro, sus formas de luchas y experiencias y entretejer una comunidad global, es un enorme paso en una lucha multidimensional. Comunicar es educar, conducir conscientemente a la interpelación de la realidad para la acción efectiva.
Bien aprendí yo misma que Eslovenia no está tan lejos de Venezuela, en cuanto a sus luchas y aspiraciones, tal vez incluso menos de lo que algunos pudiesen pensar, y más significativamente, hay que tener presente que la guerra que hoy vemos desarrollarse en más y más países, probablemente impensable hasta hace algunos años, es la manifestación de este movimiento de placas tectónicas del poder, que amenaza al mundo entero sin mayores distinciones.