El miércoles 25 de septiembre, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció las propuestas de modificaciones de la doctrina rusa para el uso de armas nucleares, que reducen significativamente el umbral para su empleo, exactamente en el momento en que la nueva acción militar de Estados Unidos y la OTAN, actuando a través de Ucrania, está a punto de cruzar ese umbral. A menos que se cambie inmediatamente la política de Washington, de buscar la destrucción estratégica de Rusia, el mundo se encuentra al borde de una guerra termonuclear global.
"El empleo de fuerzas nucleares es una medida extrema para proteger la soberanía del país", comenzó Putin su declaración de 4 minutos."Hoy en día, la tríada nuclear sigue siendo la garantía más importante para garantizar la seguridad de nuestro Estado y de nuestros ciudadanos... Al mismo tiempo, vemos que la situación político militar moderna está cambiando con dinamismo”. Por esa razón, anunció Putin, la nueva propuesta para la doctrina nuclear de Rusia dice que la "agresión contra Rusia por parte de un Estado no-nuclear, pero con la participación o el apoyo de un Estado nuclear, se debe considerar como un ataque conjunto en contra de la Federación Rusa".
Putin anunció además que Rusia "considerará tal posibilidad [de utilizar armas nucleares -ndr] tan pronto como se tenga información fiable sobre el lanzamiento masivo de un ataque aeroespacial y el cruce de nuestras fronteras estatales. Esto incluye aviones estratégicos o tácticos, misiles de crucero, drones, vehículos hipersónicos y otros vehículos aéreos".
Putin hizo este anuncio en una reunión ordinaria del Consejo de Seguridad de Rusia que fue retransmitida en directo. Se programó para que tuviera lugar 24 horas antes de la reunión prevista para el 26 de septiembre entre el Presidente Joe Biden y el ucraniano Volodímir Zelenski. Esa reunión se centrará en torno a si Washington dará finalmente luz verde o no, al lanzamiento de misiles de largo alcance y guía sofisticada de la OTAN (como los misiles de crucero británicos Storm Shadow) contra Rusia desde el territorio de Ucrania.
Como dejó claro Scott Ritter, el ex inspector de armas de la ONU y oficial de inteligencia de la Infantería de Marina de Estados Unidos, en la reunión de la semana pasada de la Coalición Internacional por la Paz: "De modo que cuando se dispara un Storm Shadow contra un objetivo dentro de Rusia, es la OTAN la que lo dirige literalmente. La OTAN es la que aprueba el objetivo y facilita el uso de su sistema de armas contra el blanco" mediante sofisticados sistemas de guía que utilizan señales GPS encriptadas en tiempo real procedentes de satélites estadounidenses y de otros países de la OTAN.
El lanzamiento de esas armas entraría claramente dentro de las pautas de respuesta nuclear permitida de Rusia.
¿Dará Biden, o más exactamente, el Biden Colectivo, el visto bueno al demencial plan, que tiene su origen en Londres? Numerosos medios occidentales, como The Hill y MSN, escribían este miércoles 25 que "los informes sugieren que Biden está a punto de permitir que Ucrania lance las armas de largo alcance". El Financial Times citó comentarios del propio Biden el miércoles que ellos interpretaron como que se inclina por la aprobación: "Estoy decidido a garantizar que Ucrania tenga lo que necesita para prevalecer en su lucha por su supervivencia", y añade que el jueves anunciaría "una serie de acciones para acelerar el apoyo a las fuerzas armadas ucranianas".
Los ciudadanos estadounidenses y europeos tienen que hacer que su voz se escuche cuanto antes. Y el resto del mundo, reunido en la Asamblea General de la ONU que se está celebrando en Nueva York, y que está horrorizado ante las guerras que asolan al planeta, debe intervenir con firmeza para exigir una solución negociada a la crisis de Ucrania, y también al genocidio israelí en Gaza, con base en la consecución de la paz por medio del desarrollo común.
Hay propuestas sobre el tapete para hacer precisamente eso. China y Brasil han convocado una reunión en la ONU el viernes 27 de septiembre, e invitaron a 20 naciones prominentes a debatir su plan de paz para una solución negociada a la guerra de Ucrania. Un orador tras otro en la Asamblea General de las Naciones Unidas se hace eco de la petición formulada a principios de esta semana por el ministro de Asuntos Exteriores de Venezuela, Yván Gil: "No habrá futuro sin paz y no habrá paz sin desarrollo". Y la asociación BRICS que aumenta cada vez más está deliberando sobre medidas programáticas con las cuales sustituir el sistema financiero especulativo en bancarrota, por una nueva arquitectura económica, cuyas propuestas se abordarán en la cumbre del BRICS en Kazán, Rusia del 22 al 24 de octubre.
Como señalaba hoy la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche: “Sería tan fácil para Occidente integrarse, de igual a igual, a lo que China y el BRICS están haciendo para hacer del mundo un lugar mejor”.
