Hace bastante tiempo el presidente Nicolás Maduro, junto a su equipo de gobierno, ha denunciado la tentativa y ejecución de planes desestabilizadores dentro de Venezuela para forzar un cambio político mediante un golpe de Estado, y de esa manera acabar con el sistema de gobierno humanista, de profundo sentido social, instalado en 1999 por Hugo Chávez y continuado por el presidente reelecto Nicolás Maduro.
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Cada una de esas denuncias goza de evidencias sobre las cuales se sustentan. Esto ha motivado la acción penal del Ministerio Público venezolano, los órganos de seguridad e investigación criminal y, en los casos más complejos, de los organismos de inteligencia. Tales acciones han devenido detenciones y procesos judiciales ajustados a derecho. Sin embargo, las denuncias son desestimadas e incluso ridiculizadas ante la opinión pública nacional e internacional a través del aparato comunicacional hegemónico que forma parte de la nueva forma de guerra contra Venezuela.
¿Está Venezuela sometida a una guerra?
El asedio contra Venezuela no es una figura retórica con fines políticos. Desde 2015 el ataque se ha dado de manera sostenida y sin precedentes en nuestro continente. Tal como afirma Mary Kaldor, reconocida asesora de la OTAN, en su libro “Las Nuevas Guerras”, los conflictos modernos, como ella los denomina, se caracterizan por la sustitución de ejércitos regulares para usar en su lugar organizaciones criminales y grupos de mercenarios bajo la figura de empresas de seguridad privada. El financiamiento de estas organizaciones proviene del tráfico de armas, drogas y plataformas para el financiamiento al terrorismo con su consiguiente y agravante legitimación de capitales.
“Ya Casi Venezuela”
Liderado por el controvertido empresario bélico Erick Prince y promovida por el conspirador confeso Iván Simonovis, se creó un sitio web para la recaudación de fondos que permitan el financiamiento de una operación que permita la captura del presidente Nicolás Maduro.
La idea caló en los grupos del extremismo opositor venezolano y grupos fácilmente influenciables por el impulso que la campaña ha tenido en redes sociales desde donde se incita a los seguidores a donar y replicar la información.
De lo que no parecieran percatarse las personas que “colaboran” con esta iniciativa de conspiración es que están cometiendo un delito de responsabilidad penal. A todas luces se trata de financiamiento al terrorismo, entre otros delitos graves, contemplados tanto en la legislación venezolana como en el Derecho Internacional.
¿Por qué es delito donar en la web “Ya Casi Venezuela”?
El Derecho Internacional es claro al respecto. La incitación a la violencia, el uso de la fuerza para derrocar gobiernos y el fomento a la captura de un jefe de Estado en funciones constituye delito y viola principios fundamentales, como la inmunidad inherente a su cargo. Tenemos entonces:
1. Inmunidad soberana de los jefes de Estado
Según el artículo 4 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas (1961) los jefes de Estado gozan de inmunidad en relación con acciones judiciales o coercitivas de otros Estados mientras estén en el cargo.
2. Prohibición del uso de la fuerza
De acuerdo con el artículo 2(4) de la Carta de las Naciones Unidas, los Estados miembros deben abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado.
3. Delitos de incitación a la violencia y terrorismo
Promover la captura violenta de un líder puede ser interpretado como una forma de incitación a la violencia o incluso al terrorismo internacional. Esto dependiendo de los métodos y medios que se usen. La Convención Internacional para la Represión de la Financiación del Terrorismo (1999) establece sanciones para aquellos que financian actividades violentas que buscan provocar un cambio de gobierno mediante el uso de la fuerza.
Queda clara la intención permanente del extremismo opositor venezolano, apoyado por mercenarios extranjeros, de generar violencia y terror en el país procurando la desestabilización y amenazando a la paz. Ante ese escenario, tun-tun.
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