Cervantes

Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobretodo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia dondequiera que esté.

MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote de la Mancha.
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17 de noviembre de 2024

En busca de la imaginación perdida: la Mérida de Don Tulio y Juan Veroes (y sus 83 novias)… Para Ana Isabel y Héctor…

Publicado por: Jose Sant Roz

José Sant Roz

Con especial afecto para los poetas

Ana Isabel Rojas y Héctor López…

  1. Mi amigo Veroes es una de los negros más negros de Mérida, a mucho orgullo, carajo. Vino de la gran capital con un bagaje de conocimientos y experiencias políticas como copeyano que había sido en su juventud. Imagínense ustedes, este cuarterón entre los godos y conservadores de aquella Mérida a la que él llegó en los setenta, también bastante copeyana, en la que en muchos hogares tenían a Rafael Caldera como otro santo en sus altares. Mérida era tan racista, que se cuenta que cuando en 1972, Ángel Pérez Cisneros llegó para encargarse de su obispado, al verlo un labriego descender del avión, ahí en el aeropuerto Alberto Carnevalli, dijo: “¡Obispo negro! La pinga”. Ay, Dios mío, si don Ángel Pérez Cisneros hubiese escrito las blancas (no negras) historias por las que tuvo que pasar por ser negro, por parte de la propia clerecía y feligresía de alcurnia de Mérida, qué de horrores no nos hubiese narrado. A la final, a don Ángel lo echaron como un perro de esta ciudad de Los Caballeros Engreídos, al punto que hoy, por ejemplo, la Venciclopedia no lo reconoce siquiera como obispo.
  2. Anoche (13-11-24) ha llovido toda la noche, y se ha escuchado con fuerza el río La Pedregosa. La avenida Eleazar López Contreras está en una cuesta en la que la lluvia la convierte en otro río, y se oye entonces el incesante zumbido de las llantas de los carros chocando con el agua.  A las 2 de la madrugada, en medio de la conmoción del silencio, sólo se oye el bramar del río La Pedregosa. Es un privilegio y una amenaza a la vez tener un río como este pasando cerca de muchas urbanizaciones. Pero así es Mérida por donde se le mire, hay un caño, una torrentera, un arroyo. Confío en que esta vez no se saldrá de madre porque hace unos cuatro meses atrás fue muy bien dragado.
  3. Luego de meses de sofocantes calores, Mérida procura asemejarse un poco a aquella de don Tulio Febres Cordero, fría y cubierta de niebla. Aunque eso no volverá. Llevamos ya tres días de lluvias, y es un fenómeno que también vemos en España, causando estragos sobre todo en Valencia y Málaga. El mundo tendrá que ir acostumbrándose a sufrir estos desastres naturales, cada vez más terribles, más trágicos. Aquí no se salvará nadie de padecerlos.
  4. Bueno, me preparo para asistir a los seminarios sobre “Cultura de paz contra el fascismo” que cada jueves, a las 10 de la mañana, dirigen y organizan los poetas Héctor López y Ana Isabel Rojas, en el Centro Cultural Tulio Febres Cordero. Seminarios que ha tenido ponentes extraordinarios como Amable Fernández, Juan Carlos Villegas, Pausides Reyes, Pedro Grima, Amarú Briceño, Miguel Jaimes, Darcy Pérez, Miguel Ángel Gómez, María Alejandra Ávila, Lourdes Contreras, entre otros brillantes investigadores, poetas, políticos y escritores. Allí suelo encontrarme con viejos amigos con los que tomamos café, intercambiamos ideas y libros (no libras), y conversamos distendidamente como seguramente hacían los rebuscadores de ideas en los tiempos de don Tulio. Existe en el boulevard de este Centro Cultural dos excelentes cafeterías en las que se degusta de los mejores cafés andinos, y las mesitas están en la vía y uno ve pasar a los viandantes con sus cargas de colores e imaginerías del pasado, como siempre ha sido en este bello lugar, porque son fantasmas o duendes resucitados de aquel incendio que se hizo adrede para borrar la Mérida de antaño, y que se provocó exactamente en este boulevard contra el viejo mercado de la ciudad (tan fabulosamente descrito por don Mariano Picón Salas). ¡Carajo, qué gran escritor era Mariano Picón Salas! Faltan los arrieros y las flores, faltan las carretas, sí, porque como dice don Mariano, el tiempo viaja en el espíritu, y aquí está uno en sintonía con ese pasado, que en días fríos y neblinosos nos devuelve a aquellos merideños arrebujados en sus ruanas.
  5. Aquí, en este boulevard, insisto, como en ningún otro de Venezuela, nos encontramos con lo más exquisito de la tradición artesanal. En este Centro Cultural se dan cursos de muñequería, en ocasiones dirigidos por reconocidas muñequeras, pero también cursos sobre manufactura de tapetes, caminos de mesa, bufandas, petates, esteras y cobijas. De vez en cuando pasan lo vendedores de bocadillos, conservas de coco o aliados, y en multitud de quiosquitos puede uno encontrar pastelitos y chicha andina… yo que provengo de los caliginosos llanos me he ido volviendo hombre de la sierra, porque llega un momento en que la tierra lo posee a uno, y le provee de una especial imaginación propia del lugar y también nos dota del habla y de los sentimientos propios de estas nobles montañas.
  6. Pues bien, en los seminarios de los jueves me encuentro con estos amigos, algunos que lo son desde los tiempos en que quemaron el viejo mercado (el 31 de mayo de 1987), que recuerdo perfectamente ese día, y era entonces ministro de Interior y Justicia, José Ángel Ciliberto, y desviaron las investigaciones hacia los fulanos encapuchados, pero todo el mundo sabía dónde estaban los verdaderos pirómanos, uno de ellos Héctor Alonso López y el otro nada menos que el presidente de la Asamblea Legislativa. Pues bien, aquí en este boulevard, en donde se encontraba aquel encantado y encantador mercado de Mérida, tan bien descrito por Mariano Picón Salas para que nunca más se volviera a levantar un mercado tan hermoso, hace unos cuarenta años, se procedió a montar un monstruoso laberinto de hormigón, de cuatro o cinco pisos, con descomunales rampas y escaleras, con un ascensor que nunca han podido usar quienes le visitan, con multitud de espaciosas galerías y unos umbrosos sótanos que viven inundados por no haberse previsto las inclemencias del nivel freático de la zona. Y en esa edificación funciona hoy, sufriendo de aquellos recuerdos, El Centro Cultural Tulio Febres Cordero.
  7. Hoy, pues, 14 de noviembre, me apertrecho con una buena chamarra antes de salir. El tiempo se presenta frío, y todas las montañas se ven nubladas. Cojo la buseta del Sector F que, misteriosamente, encuentro totalmente vacía. Extraño. Debe ser que la gente sigue con la cobija pegada porque con este clima lo que apetece es quedarse en casa tomando chocolate y mirando las montañas. Todo se ve empapado en la ciudad, y seguramente volverá a llover dentro de poco. Me apeo en la Dos Lora, y de ahí subo por en medio de un río de gente con chaquetones y paraguas porque ya no se usa la ruana. Esta calle está llena de toda clase de comercios e incluso tarantines nuevos con una sorprendente profusión de fruterías, y a millón son los remates y las ofertas, sobre todo en lo que tiene que ver con verduras. Es una calle muy congestionada por cavas y enormes camiones que se estacionan como pueden para descargar productos y mercancías también para las ferreterías.
  8. Al pasar por el boulevard  de Los Pintores, donde ya no hay pintores sino borrachitos pasando sus cogorzas, me asaltan tantos recuerdos, porque por ahí entraban, exclusivamente, los lujosos carros, de los académicos que más meaban en Mérida, los que formaban parte del orondo Consejo Universitario de la Universidad de Los Andes, ULA, los que allí llegaban con sus choferes y sus séquitos de jalabolas. Pero por odiar a Chávez a estos profesores les dio por enfilarse de manera bestial contra el gobierno, aliándose con la embajada de Estados Unidos, y entonces formaron aquellos escuadrones de guarimberos que llenaron de terror la ciudad. Apostaron con furia a que aquel bolívar fuerte que tantos bienes les había prodigado, se hundiera, para que en su caída arrastrara al gobierno, resultando que ellos también se fueron de culo y quedaron comiendo mierrrrrda. El decir, lo del Síndrome de Sansón (quien queriendo matar a los filisteos derribó aquellas columnas y él mismo quedó sepultado).
  9. Lo que uno va recordando por esos parajes contiene tantas historias, con protagonistas que ahora casi todos están muertos. Se asombra uno viendo como la siega de la vieja Sebastiana es implacable. La ULA está bien muerta, a mi parecer, y nadie la resucitará. Ya Mérida no es la ciudad estudiantil de otros tiempos, aquella que mentaban: “…una universidad con una ciudad por dentro”. No señor, la mataron los locos opositores al gobierno, los que endiosaban a Nixon Moreno (el marido o “ex” de Patricia Poleo), a la “doctora” Gaby Arellano, al bandido de Vilca Fernández que se vivía cosiendo con alambres su befa para coger titulares, en eternas y falsas huelgas de hambre, y otros tantos miles de guarimberos.  Ellos asesinaron a Mérida, asesinaron a Tulio Febres Cordero y a Mariano Picón Salas, hijos de puta sin ningún perdón jamás de Dios. No es la historia lo que ha muerto, señor Fukuyama, lo que ha muerto es aquella universidad de Los Andes que todos los de mi generación conocimos. Enterradita, bien enterradita se encuentra hoy.
  10. Bueno, termina el seminario, y en las afuera del gran armatoste de concreto, me estoy despidiendo de mis amigos Juan Veroes y su esposa Ana, ambos ochentones, como yo. Juan me pasa un escrito muy bien dobladito para que lo lea, ya que no puede hablar, lo cojo y me lo guardo en el bolsillo. “ ¿Y para dónde van ustedes?” –les pregunto porque son las 12:30, y Juan me hace un gesto con la mano en la boca: a manyare, a manyare. “-Carajo, y tienen usted plata como para meterse en un restaurante, ¿y a dónde, chamos?” –pregunto, y Ana me responde: “-No, chico, con qué plata. Nosotros almorzamos en el Comedor Popular “Bachiller Félix Román Duque Corredor”. “-¿Caramba, chamos, ¿y qué tal es la comida?, por si acaso me animo también”. Con el gesto de Ana, me lo dijo todo… ¡Chao, buen provecho!
  11.  Juan Veroes se casó con Ana hace unos seis años, luego de operarse de la columna y de un cáncer en la garganta. Qué hombre tan duro y positivo es Juan, siempre jodedor y brincando como un carajito, caminando y subiendo escaleras bien elevadas. El cáncer lo dejó casi sin habla porque le extrajeron la laringe, pero él se las ingenia para hablar y para comer de todo, y se entiende muy bien con todo el mundo. Pero yo, de veras, no he conocido a alguien, repito, más carajito que Juan, quien con 85 años tiene planes para cien y más, en esta, y no sé en cuantas vidas más. Se doctoró hace dos años, y me anda diciendo que le consiga un local en donde impartir una maestría para unos estudiantes que él está organizando para un posgrado. Y quiere además que yo también dé clases, cuando a mí se me olvidó todo y de clases no quiero nada, y me encuentro tan decepcionado del tiempo que inmisericordemente perdí tratando de enseñarle algo a la gente.
  12. La lucidez de Veroes tiene las claridades de un cuchillo, profunda y cortante. Y su vida ha estado llena de grandes satisfacciones. Tuvo todas las novias y esposas que quiso (unas 83, según su cuenta), y después vino a casarse, en su último enlace nupcial a los 82 años, luego de vencer el fulano cáncer en la laringe. Admirable. Y admirable es verlo muy amarteladito con su última esposa Ana, calle arriba y calle abajo, y cuando se ubican en los seminarios del CC Tulio Febres Cordero, se abrazan como dos tortolitos, se dan la mano y así escuchan enteramente toda la charla como dos chamos recién enamorados. Felicitaciones, carajo, querido amigo, como usted no hay nadie en este mundo, se lo aseguro, lo certifico, y no deje de joder como siempre lo ha hecho…
  13. Ya en la buseta para regresar a mi casa, acomodado por allá en la “cocina”, saco del bolsillo el escrito de Juan y miren lo que  leo, qué arrecho. Tiene que ver con los seminarios a los que estaba asistiendo:

Mis aportes al Diplomado:

Estimados amigos y amigas que diseñaron El Diplomado, en el cual estaré participando hasta el día de hoy. Déjenme decirles que los felicito por el esfuerzo que han hecho, pues no es fácil, hoy en día, reunir a más de 30 personas para informarse y analizar información que ya está insertada en las redes y plataformas que conforman las nubes de Internet.

Yo pienso, que debido a las actuales circunstancias que vive el país, cada esfuerzo en el área de la formación y educación de nuestros ciudadanos debe tener objetivos concretos que motiven a la acción transformadora de los ambientes donde se desenvuelven y desarrollan su vida cotidiana los que en esos eventos formativos participen.  Asistir y ser parte del evento, no es suficiente. El Desarrollo Personal no tiene sentido, sino se vuelca en lo social colectivo.

Un ejemplo de lo antes afirmado, es la emigración masiva de casi toda la gente formada en nuestra Autónoma Universidad de los Andes, que ante la primera arremetida imperial, han huido al exterior a prestarles servicios a los que nos atacan y quieren destruir a la Nación.  Todos los recursos y esfuerzos se perdieron y hoy estamos sufriendo las consecuencias.  Así que no vale la pena gastar e invertir en eventos e instituciones educativas, cuyo producto terminal no sea de ningún provecho para el país.  No estoy hablando que esto fue así en un 100%, pero no debió suceder ni en 1%.   Aquí deberían estar todos luchando a brazo partido por el país que les dio todo lo que habían acumulado de saberes y conocimientos científicos adquiridos durante la época en que se formaron profesionalmente.

En cuanto a la Temática del Diplomado que trata sobre  el Origen del Fascismo, Nazismo, Marxismo, Socialismo y otros ISMOS  y por haber adoptado otro esquema explicativo, he venido partiendo de la Tesis Azteca, de la no existencia de las categorías axiológicas valorativas de :El Bien y  El Mal, en las cuales gran parte  de los Seres Humanos han  justificado sus acciones y sus relaciones con sus semejantes y si las sustituimos por las  categorías de: LA VERDAD y LA  MENTIRA, Podríamos concluir que todos esos ISMOS,  que se han inventado para explicar lo que a nuestro alrededor sucede, son MENTIRAS creadas con el fin de ocultar las verdaderas causas que generan el comportamiento social, político y afectivo de y entre los Seres Humanos.

 Las Ciencias de la Sociología y la Psicología, ya han encontrado explicaciones sobre el comportamiento y las motivaciones que impulsan a los humanos a la acción para satisfacer sus necesidades de Poder, Afecto y Logro. Los estudios e investigaciones realizadas por el Dr. David McClellan, sobre las   MOTIVACIONES HUMANAS, corroboran las teorías antes mencionadas.

Debido a las anteriores explicaciones y por no disponer del tiempo necesario para dedicárselo a esta actividad, les agradezco sea yo desincorporado de la nómina de asistencia.  Agradecido por el respeto y consideración con el cual he sido atendido, me reitero, siempre amigo de la mayoría con los cuales he tenido mucho tiempo de amistad fraternal y coincidencia ideológica.

Juan Veroes

C.I. No. 2086595… En la ciudad de Mérida, a los 13 días del mes de noviembre del año 2924.

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