El presidente Donald Trump aplicó la ley denominada Ley de Enemigos Extranjeros a los venezolanos que viven en los Estados Unidos, especialmente aquellos que son sospechosos de pertenecer a lo que ellos han denominado "EL TREN DE ARAGUA".
Esta Ley, que data de 1798, se ha aplicado solo en tres ocasiones.
La primera en 1800 cuando EEUU estaba en pleno proceso de independencia, y tenía conflictos bélicos con España, Francia e inclusive Inglaterra, luego en la primera Guerra Mundial y finalmente en la Segunda Guerra Mundial.
Esta ley se caracteriza por declarar a los Estados Nacionales de cualquier país, en tiempos de guerra, por parte del gobierno norteamericano como invasor y agresor, es decir, enemigos del Estado Norteamericano, y en consecuencia y por extensión enemigos del Estado Norteamericano a todos los connacionales del país caracterizado como agresor.
Es un instrumento legal que se aplica en situaciones de guerra como ya lo indicamos y en consecuencia se ejecuta cuando los EEUU, declaran la guerra a un país que considera o lo caracteriza como agresor.
En palabras simples y claras los EEUU le acaban de declarar la guerra a Venezuela, por sobre entendido, caracterizándolo como país agresor e invasor, con el cuento del Tren de Aragua.
En consecuencia, el presidente Nicolás Maduro en su programa Maduro + ordenó a la cancillería venezolana desarrollar acciones jurídicas y legales para proteger el estatus legal y humano de los venezolanos y prohibir los viajes de los mismos a los EEUU por presentar este país, actividades hostiles y peligrosas que afectan directamente la seguridad humana y salud física de los connacionales.
Pero esto no queda allí, esta ley se convierte en una ley esclavista, cuando traslada en condición de expulsados y secuestrados a los ciudadanos venezolanos considerados delincuentes en los EEUU, por cierto, sin aplicación del debido proceso por la justicia Norteamérica, a otro país, como es el caso del Salvador y no porque el presidente Bukele aporte subjetivos elementos de solidaridad con el presidente Trump; esta acción criminal violatoria de todo derecho internacional obedece a principios crematísticos; es decir a negocios, el pago por cada venezolano expulsado del territorio norteamericano y secuestrado en el Salvador con un aporte inicial de la administración de Trump, que supera los 6 mil millones de dólares, así como el mejoramiento y beneficios a la economía del Salvador.
En palabras simples, se usa a los venezolanos como mercancía de cambio entre la administración Salvadoreña y la norteamericana, unos expulsando y el otro sirviendo de destino de la expulsión y secuestro, a cambio de beneficios económicos.
En consecuencia, estamos en presencia de tres situaciones peligrosas que pudiesen escalar:
1) La declaración de guerra hecha por los EEUU contra Venezuela para poder aplicar la ley de Enemigos Extranjeros.
2) El peligro en la perdida de la seguridad jurídica legal y humana de los connacionales venezolanos detenidos.
3) El nuevo esclavismo o doctrina de dominación referido a trata de personas de EE UU, cuando presenta a los venezolanos detenidos como mercancía de cambio, con el cuento de la protección y preservación de la seguridad nacional norteamericana.
José Ángel Colmenares