Cervantes

Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobretodo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia dondequiera que esté.

MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote de la Mancha.
La Colmena no se hace responsable ni se solidariza con las opiniones o conceptos emitidos por los autores de los artículos.

25 de agosto de 2025

Los infanticidas: DESDE EL FARAÓN, HERODES Y HITLER HASTA NETANYAHU por Edgar José Gil López

(El faraón: Echen al Nilo a todo niño que nazca y Herodes y la Matanza de los Inocentes)

El primer gran crimen contra la humanidad, registrado en la Biblia, cometido y  por El faraón de Egipto, es la muerte de los niños hebreos hasta la edad de dos años, ordenando que fueran lanzados al río y murieran ahogados porque creía que entre ellos había nacido el Libertador de los hebreos esclavizados.

("Echen al Nilo a todo niño que nazca"). La Biblia no establece el número exacto de muertos. Luego ya en la era de Cristo, el otro crimen de lesa humanidad fue la Matanza de los Inocentes", también un relato bíblico. Herodes, rey de Judea, Galilea, Samaria e Idumea, en calidad de  colono de Roma, ordena la matanza de todos los niños menores de dos años en Belén para asegurarse  que Jesús fuera asesinado, porque temía que el recién nacido llegara a ser proclamado como futuro "rey de los judíos", Mateo (2:16-18).

Aunque tampoco en este caso se refiere cifra, algunos estudiosos bíblicos señalan una cantidad no menor de 3.000, según la Enciclopedia Católica, la liturgia griega afirma que mató a 14.000 niños -ton hagion id chiliadon Nepion.

La Primera Gran Guerra Mundial: Los millones de muertos y víctimas

El 28 de julio de 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial, así denominada en comparación con todas las guerras anteriores desde la Antigüedad. Para entonces las poblaciones de Alemania, Austria-Hungría, el Imperio Otomano y Bulgaria, sumaban 242 millones de personas y la de Francia, Reino Unido, Rusia, Italia, Estados Unidos, Japón y Serbia, entre otros, con los cuales se enfrentaban, tenían alrededor de 466 millones de personas, un total de 709 millones.

Cuando terminó la guerra, el 11 de noviembre de 1918, en razón de un armisticio, habían muerto aproximadamente 10 millones de militares y 6 millones de civiles, además de heridos, desaparecidos, inválidos o personas con alguna amputación. Hay quienes calculan 10 millones de muertos militares y más de 20 millones de heridos, además de 10 millones de muertos civiles por causas que incluían el genocidio.

La proporción de personas muertas, incluidas por hambrunas, heridas, mutiladas, torturadas, desaparecidas y enfermedades fue del 5,64%, sobre la población involucrada.

El tamaño del desastre, la destrucción, el caos y la masacre, fue tal que, en 1919, las grandes potencias de entonces creyeron conveniente y suficiente crear una Sociedad de Naciones o Liga de las Naciones, con el objetivo de mantener la paz, fomentar la cooperación internacional y evitar futuros conflictos de esa entidad.

Quienes vivieron y participaron personal y directamente, tanto como quienes fueron víctimas indirectas de esta guerra, muy probablemente pudieron pensar que, después de haber padecido y visto tal horror, en el futuro jamás se volvería a vivir o padecer algo semejante.

La Segunda Guerra Mundial:  El holocausto,  Hiroshima y Nagasaki

Bastarían 20 años, sin que importaran los principios de la sociedad de las naciones, para que en 1939 estallara una nueva guerra que ahora con mayor razón se llamó la “Segunda Guerra Mundial”, multiplicada dos veces mayor que la anterior, tanto por el número de países que intervinieron como por el tamaño de los ejércitos, el tipo de armas, las máquinas y las tecnologías con mayor poder destructor que se usaron y las consecuencias que de ella se derivaron.

En esta Guerra participaron dos grupos principales: el denominado Eje integrado principalmente por Alemania, Italia y Japón y los Aliados por Gran Bretaña, Francia, la Unión Soviética, Estados Unidos y otras naciones; en ambos casos como participantes activos o colaboradores. Las consecuencias de esta guerra fueron devastadoras para la humanidad.

La población total de los países que participaron de ella,  en 1939, era aproximadamente de 1.700 millones; según otras fuentes (Centro Latinoamericano de Demografía) tal población era de aproximadamente 2.300 millones.

Terminando la Guerra, que había empezado el 1 de septiembre de 1939 con la invasión alemana a Polonia; el  6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanza una bomba atómica sobre Hiroshima (Japón)  y el 9 de agosto de 1945 lanza otra sobre Nagasaki. 

El mundo jamás había visto ni sentido el pavor de una especie de explosión del sol y la ruptura de la tierra en pedazos, convertida en fuego y cenizas. El 14 de agosto de 1945, habiéndose acordado previamente la rendición incondicional, el 2 de septiembre de 1945 Japón se rinde formalmente y finaliza la Segunda Guerra Mundial.

Se estima que la Segunda Guerra Mundial causó entre 50 y 85 millones de muertes, lo que la convierte en el conflicto más mortífero de la historia, según la enciclopedia del Holocausto. Esta cifra incluye tanto bajas militares como civiles, así como muertes causadas por enfermedades y hambrunas. El porcentaje de víctimas, si fueron 50 millones, es de casi 3% y si fueron 80 millones sería de 4,71% en base a 1.700 millones, pero si la base es 2.300 millones, entonces 50 millones representan 2,18% y 80 millones, 3,48%.

Dentro de las víctimas civiles, se afirma que aproximadamente 6 millones de judíos fueron asesinados en el Holocausto. La Unión Soviética tuvo de 20 a 27 millones de muertes, incluyendo civiles y militares. China: De 15 a 20 millones de muertes. Y Alemania de 6 a 9 millones.

El nazismo y el fascismo. el papel de la ONU

Desde hace tiempo, a través del cine y cada vez más debido al desarrollo de la tecnología de las telecomunicaciones, se han podido ver imágenes y videos documentales del estado al que llegó el hombre o el ser humano, durante la primera y segunda guerras mundiales, tanto lo que refiere a las víctimas de tal exterminio como a la conducta de los autores principales que condujeron a la humanidad a estas tragedias. Los responsables en la Segunda Guerra Mundial, fueron Adolf Hitler. Canciller alemán y fundador del partido nazi, Benito Mussolini, Primer Ministro y fundador del fascismo italiano e Hirohito, Emperador de Japón.

El cuadro más que dantesco, es el de un verdadero infierno en la tierra, los trenes cargados de miles -que rápidamente después se hicieron millones-, de judíos hacia campos de concentración a morir por hambre, por trabajos forzados y en cámaras de gases, como “solución final".

En alguna medida puede decirse que en principio el mundo no se percató ni las potencias percibieron la dimensión de lo que significaba la invasión de Polonia, tampoco estaban en capacidad de impedirla o de contener el desarrollo de los acontecimientos que condujeron al estallido de una verdadera (Segunda) Guerra Mundial.

Hubo que pasar casi 6 años para que los aliados, la Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, con la intervención de la URSS, para que  derrotando finalmente a los alemanes en la Batalla de Berlín, del 16 de abril hasta el 2 de mayo de 1945.

Al final de la Guerra se crea una nueva sociedad: la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con la resolución de preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, a la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional; con el propósito del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, fomentar las  relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y que en caso de conflictos no se usarán  medidas que impliquen el uso de la fuerza armada  para hacer efectivas sus decisiones, pero que si tales medidas pueden ser inadecuadas o han demostrado serlo, podrá ejercer, por medio de fuerzas aéreas, navales o terrestres, la acción que sea necesaria para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales.

Tal acción podrá comprender demostraciones, bloqueos y otras operaciones ejecutadas por fuerzas aéreas, navales o terrestres de Miembros de las Naciones Unidas, la fuerza armada podrá usarse en servicio del interés común.

Sin embargo, ya desde hace tiempo, esa organización o los órganos que actúan en su nombre y representación, lucen agotadas tanto en lo teórico o en lo conceptual como por su infuncionabilidad e ineficacia para hacer valer la ejecución de sus decisiones. Como ocurre actualmente con el caso de Gaza, en el que ha debido hacer valer la ayuda humanitaria, alimentaria, sanitaria y de todo tipo necesarias, que han dispuesto varios Estados, mediante el uso de una fuerza multinacional, mientras que, por el contrario, ha permitido ser sujeto de burla y de mofa por parte de acusados ante la Corte Penal Internacional como criminales de guerra por genocidio, aunque bien valdría usar el término de exterminio humano y que se pasean entre Tel Aviv y Washington.

La hambruna como instrumento de guerra y de muerte

Mientras tanto el gobierno del Estado de Israel comete los crímenes que vemos a diario desde hace casi dos años, los mismos y peores que los  cometidos por los alemanes contra los judíos, al punto de que si vemos en una imagen o videos el aspecto de los niños palestinos, especialmente los niños sometidos al hambre en Gaza,  bien se podría pensar o creer que son imágenes de niños judíos en un campo de concentración y de exterminio nazi, a través de diversos mecanismos, especialmente a través de la muerte, impidiéndoles tomar la comida que se les intenta repartir como ayuda humanitaria.

La ayuda humanitaria que la ONU y los países envían, ha sido utilizada por el ejército de Israel como una trampa: ametrallando, avanzando con tanques de combate y lanzando misiles a los palestinos, incluidos a los niños, cuando se acercan a recoger los alimentos. Aunque no se atrevieron cuando China llevó ayuda humanitaria bajo advertencia de no permitir ningún tipo de agresión o amenaza, que es lo que ha debido hacer la ONU hace tiempo.  

Y a falta de la ONU, es imperante la determinación de países como Irán, China, Rusia, Turquía, Egipto y otros de acudir militar y directamente al territorio de Gaza a dar cumplimiento a la normativa de las Naciones Unidas respecto a sus atribuciones de hacer valer los derechos fundamentales del hombre, dignidad y valor de la persona humana, y la igualdad de las naciones grandes y pequeñas, sin que importe el tamaño o la superioridad militar.

La política internacional de paz de la República Bolivariana de Venezuela

En relación a este asunto del exterminio de la población palestina, el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela ha sido bien justo, categórico y antagónico.  No al sionismo, que es la ideología racista de los gobiernos que, como el actual, han dominado en Israel.

En 2009 el Presidente Chávez fue terminante y expresivo en las razones que tuvo para romper por la vía de los hechos y sin ningún tipo de fórmula diplomática las relaciones con el Estado de Israel acusándolo de ser un Estado genocida.

Es la misma política que desde que asumió como presidente el actual Jefe del Estado, Nicolás Madur: sus declaraciones son tajantes condenando tanto crimen, inhumanidad e impunidad y desidia por parte de los organismos internacionales.

¡Ni el pueblo de Dios!, ¡ni tierra prometida!, sino DEICIDAS.

Mientras tanto el gobierno del Estado de Israel comete los crímenes que vemos, invocando ser “el pueblo de Dios, el pueblo elegido de Dios” y que el territorio que ocupan los palestinos es la tierra prometida que Moisés caminó por generaciones buscando en el desierto.

¿Cómo es que el actual Estado de Israel es el pueblo de Dios?. Y entonces, ¿el resto de los pueblos, qué son? Tanto el evangelio como los cristianos predican que todos somos hijos de Dios. ¿O es que a los ojos de los israelitas no somos hijos de Dios?.  ¿De quién somos hijos los restantes hombres que habitan sobre la tierra que creemos en Dios?

¿Cómo se resuelve semejante contradicción o absurdo tan gigantesco?

¿Ser “el pueblo escogido de Dios” o “el pueblo de Dios” les da poder para exterminar otro pueblo o nación, que es el que siempre ha habitado las tierras que la ONU dividió para entregarle la parte en la que existe actualmente el Estado de Israel, junto con las otras que han ocupado militarmente y a través de despojos realizados por colonos civiles con la complicidad de las autoridades de su  gobierno?

¿Cómo es, ser “el pueblo de Dios” y fueron ellos quienes entregaron al hijo de Dios, Jesús el Nazareno, el Mesías, al imperio romano pidiéndole que lo crucificaran, y cuyo nacimiento aún esperan creyendo que pueda ocurrir en los territorios del Estado de Israel, incluidos los que pretenden anexarse, para lo cual recurren ahora al imperio norteamericano. Deicidas es lo que son, como lo sentenció Jorge Olavarría en algún ejemplar de la Revista Resumen. (Deicida: Que da muerte a un dios y, p. ant., a Jesucristo: los deicidas huyeron al abrirse los cielos).

El sionista Netanyahu y su gabinete de exterminio. El infanticidio

Actualmente en la Franja de Gaza   hay más de 2 millones de habitantes, de ellos 1,7 millones son refugiados de Palestina. Se estima que  actualmente  van  más de 60 mil fallecidos; según estudio realizado por Michael Spagat, del Royal Holloway College de la Universidad de Londres, a principios de enero de 2025, murieron más de 80.000 palestinos.

Los niños son los más afectados. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), más de 50.000 niños han sido víctimas de la Guerra contra la Franja de Gaza, ello incluye heridos y muertos, por armas de fuego, explosiones, destrozos de edificaciones mientras buscan comida o duermen, mutilaciones y desnutrición -la desnutrición ha cruzado el umbral de la hambruna-, mientras los camiones con ayuda humanitaria, comida, agua y medicinas son bloqueados por el ejército israelí. El porcentaje de niños víctimas de la muerte es de 2,5% y el total, incluidos los adultos, es de 4%.

Tan cierto como que la cantidad de muertes que actualmente cargan sobre sí el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu y su gabinete de guerra y de muerte con el asesinato y también la mortandad por hambruna causada contra los niños de Gaza es multiplicandamente mayor al número de niños que el Faraón de Egipto ordenó ahogar echándolos al Nilo y el número de muertos de la Matanza de los Inocentes ordenada por Herodes, y todavía mayor a la suma de niños asesinados por los dos juntos.

La mentira de que los evangélicos apoyan las matanzas y la hambruna contra los palestinos por parte de los israelitas

Queda aclarar entonces la descomunal mentira que, a través de una monstruosa manipulación mediática, se ha querido convertir en verdad: Que los evangélicos apoyan y defienden a Israel. Ser evangélico es una cosa y otra es ser pro-israelí, y peor aún sionista anticristiano. Son situaciones totalmente distintas. Millones de personas hay en el mundo que creen en el evangelio y son cristianos, porque creen en Cristo, y no tienen (ni quieren tener, al menos en las circunstancias actuales)  nada que ver con el gobierno del Estado de Israel ni la política de exterminio en contra del pueblo de palestino y de Gaza en particular; al extremo de que ya una gran parte del propio pueblo israelí, políticos y exjefes militares y de servicios de inteligencia está pidiendo la destitución  de  Netanyahu porque está exponiendo al país a la destrucción al agredir simultáneamente a varios países en  momentos de la guerra contra Gaza, como hizo con Irán para luego tener que   pedir ayuda a los EEUU como recurso para ocultar la evidente inferioridad y fracaso mostrado ante los iraníes.

Un ultraje: La bandera de la República Bolivariana de Venezuela junto a la bandera de Israel

En el contexto descrito, siendo la política y el discurso del Presidente bien definido contra el exterminio del pueblo palestino, aunque parezca trivial, no puede entenderse que una Alcaldesa del Estado Bolívar, tal como se publica en un diario digital, SPP, semana del 4 al 10 de agosto, pág. 22, aparece pidiendo por la paz del municipio Piar, en la marcha para Jesús, en la que se lleva  la bandera del Estado de Israel junto con la bandera de la República Bolivariana de Venezuela.

Venezuela tiene como principio y práctica, una política internacional de paz y no está en guerra con ningún país. No puede ser que, frente a una ruptura total de relaciones diplomáticas de la República Bolivariana de Venezuela con el Estado de Israel, se pasee y enarbole la bandera de Israel libremente por las calles de un municipio en nombre de la paz. Si fuera ese el caso, la bandera que han debido portar es la de Palestina, que es el pueblo que, sin poseer un ejército, es el que está siendo agredido impunemente, precisamente por Israel cuya bandera se ha colocado al lado de la de nuestro país.  

Pero no es solo eso, hay varios hechos particulares que están ocurriendo en el país, hay iglesias no católicas donde se predica el evangelio y en los cultos que realizan se porta la bandera de Israel. Y en algunas el culto las oraciones se transmiten por redes sociales a Israel, preciándose alguna de ellas de ser la única iglesia de Venezuela que brinda amor y apoyo incondicional a Israel.

¿Una inocentada, irresponsabilidad política o una carencia absoluta de sentido de la realidad geopolítica internacional y siquiera de elemental sentido común?.

¿Alguien puede entender y explicar esto?

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