José Sant Roz
- Nos movemos en relaciones con los planes de una invasión por parte de EE UU a Venezuela, en medio de un mundo de especulaciones. Lo poco que sabemos con informaciones difundidas por la agencia internacional de noticias Reuters, nos hablan de los destructores, el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson, los cuales vienen equipados con el sistema de combate Aegis. El fulano sistema de combate multimisión Aegis reúne una amplia gama de sensores y armas para proporcionar defensa aérea y antimisiles integrada y simultánea, según detalla Lockheed Martin. Sin embargo, Yemen ha demostrado en el Mar Rojo, que estos tipos de destructores son vulnerables al ataque de drones, algunos de ellos han sido severamente averiados y sacados de circulación, mediante ataques de lluvia de drones. Hemos de aclarar que Yemen tiene misiles hipersónicos de los cuales, creo, que nosotros carecemos. Nosotros contamos con los S-300, cuyo alcance máximo es de 200 kilómetros. Desconocemos el poder de las bombas que cargan nuestros Sukhois. Pero lo más peligroso que los gringos enfrentan atacándonos, es nuestra alianza con China y Rusia, que no nos dejarán solos, porque estas dos potencias tendrían mucho que perder si nosotros fuésemos víctima de una invasión. Se produciría un convulso escenario mundial, metiéndose los gringos en Sudamérica. Eso está clarísimo.
- Los gringos aseguran que el poder integral de sus sistemas, les permite desde la detección hasta la destrucción de objetivos. Cuentan con el sistema AN/SPY, un avanzado radar multifunción de matriz en fase con detección y seguimiento automático, capaz de realizar funciones de búsqueda, seguimiento y guiado de misiles simultáneamente, con una capacidad de seguimiento de más de 100 objetivos. ¿Pero podrán con todo eso tomar a Venezuela, provocar un cambio de régimen, e imponer a Edmundo González como presidente y a doña María Corina Machado como vicepresidenta?
- ¿Y podrá EE UU, una vez que coloque a tamaños esperpentos en el poder, poder llevarse todo el petróleo y todo el gas que quieran, asesinando a mansalva a millones de venezolanos? Los gringos lo están sopesando, lo están analizando, y viendo nuestras movilizaciones las cuales serán para entrar en una fase de lucha, que sería la del todo el pueblo. Deben los gringos haber calculado también los costos de su invasión, porque nosotros podríamos extender nuestra lucha más allá de nuestras fronteras, como ocurrió con nuestra lucha de independencia.
- De llegar EE UU a movilizar 4.500 mariners, en tales buques de guerra, un submarino nuclear, en el Caribe, representa un costo millonario que debe tener algún fin. van a requerir refuerzos. De momento persiguen, además de aterrar, de amenazar, también un FALSO POSITIVO, un ardid, algún daño cierto a nuestras infraestructuras, a nuestra economía. Un punto que ellos, los gringos, les importa en el fondo poco, es tratar de justificar sus ataques ante el mundo. De momento han preparado la farsa del narcotráfico, pero siendo esta la razón, también necesaria para que ellos también ataquen a Colombia, Ecuador y Perú.
- Ahora bien, siendo cierto que EE UU ha movilizado tan poderosos buques de guerra, es de esperarse que de un momento otro, actúen, deben estar contando con algún plan o estratagema. Multitud de análisis corren por los medios sobre la capacidad militar de Venezuela para responder a un ataque de EE UU. Los gringos pueden ocasionarnos grandes estragos, en nombre de la libertad dizque “restaurar la democracia”; pueden con sus misiles y desde varias millas en pleno mar, destruirnos refinerías, autopistas, puentes, diques, el embalse del Guri, bases aéreas militares, puertos y aeropuertos, comandos, acopios de alimentos, siembras, hospitales. No sabemos realmente de nuestra capacidad de respuesta a estos ataques, desconocemos, y puede ser esto incluso un secreto militar de nuestras fuerzas armadas, de qué modo pudiéramos provocarles algún daño, mediante drones, y ataques con F-16 y nuestros Sukhois, con nuestra armada. Todo el gran problema para ellos sería el desembarco, enfrentarse a la respuesta armada de todo un pueblo. Teniendo en cuenta a la vez, que el más mínimo daño que nosotros seamos capaces de ocasionarles, sería para ellos una gran y aparatosa derrota. Todo esto está en curso, no podemos dar nada por sentado, ni por seguro, y mantenernos listos para dar la batalla en el terreno que se presente.