Cervantes

Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobretodo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia dondequiera que esté.

MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote de la Mancha.
La Colmena no se hace responsable ni se solidariza con las opiniones o conceptos emitidos por los autores de los artículos.

22 de octubre de 2025

Vean totalmente al desnudo, a ese monstruo purpurado y de capelo, llamado Baltazar Porras…

 

José Sant Roz

Aquí vamos a desnudar a ese canalla ensotanado llamado Baltazar Porras. Se fue al Vaticano a hablar mal de nuestro santo José Gregorio Hernández. Aprovechó para hacer política de partido. En momento en que se estaba beatificando a dos santos venezolanos, fue a embanderarse con la posición de Trump, quien amenaza con invadirnos, para decir que en Venezuela el gobierno practica la violencia, que hay muchos presos políticos (más santos que el propio José Gregorio Hernández). Se despepitó diciendo, en momentos cuando todo el mundo se reunía en oración para santificar a dos santos venezolanos: “La situación en Venezuela es moralmente inaceptable. El crecimiento de la pobreza, la militarización como forma de gobierno que incita a la violencia, la corrupción y la falta de autonomía de los poderes públicos y el irrespeto a la voluntad popular”. Es decir, fue a defender la farsa del 28-J, diciendo que el presidente de Venezuela es Edmundo González. Se han alborotado, pues, otra vez, los obispera contra la revolución bolivariana. En Venezuela, pese a los crímenes y robos diarios desde las más altas posiciones de los gobiernos desde la época de don Juan Vicente Gómez hasta el presente, aquí no se alborotaban los obispos. Pero la corruptela, el vicio oculto, la maldad criminal velada para destruir, la hipocresía sutil de ciertos jesuitas, para llorar por la patria mientras ellos roban y usan los dineros del Estado y del pobre para vivir como reyes, aliados de la mismísima prostitución, con entronización de prostíbulos para organizar orgías macabras, amancebamiento con mujeres diabólicas, negocios mercantiles oscuros, ocultamiento de hijos habidos mientras se lleva la mitra y el báculo sagrado, administración sin control fiscal externo de miles de millones de bolívares que el Estado concede a los altos prelados de la Iglesia cada año. Acuerdos bajo cuerda con altos funcionarios del Estado, implicando a la Iglesia en turbios y nefastos acuerdos políticos. En todo esto están envueltos una gran cantidad de obispos venezolanos, que la pudrición que los invade es tan idéntica a la que corroe a los partidos de la derecha, a las llamadas Universidades autónomas, a aquellas generales aliados con los gringos, a jueces y fiscales del ministerio público como el viejo TSJ y la doña aquella de Luisa Ortega Díaz. Pero en los obispos toda esa degeneración es mucho peor porque en nombre de un respeto jerárquico sagrado, de la imposición de un sistema vertical severo y por demás intocable (nada es más oscuro que la forma como la Nunciatura decide la elección de sus prelados). No son los mejores ni los más devotos o entregados a Dios los escogidos sino los más politiqueros, los más manipuladores y con menos escrúpulos, a los que les gusta figurar, viajar, hacerse de lujosos y costosos carros y palacios, vivir de brindis en brindis (que una de las plagas más horribles que minan a la actual Iglesia es la enorme cantidad de beodos que la dirigen), de juerga en juerga, de campaña electoral en campaña electoral siempre codeándose con ricos y mandones. Los feligreses viven abandonados por los obispos que se han dedicado a dar sermones en las mansiones de las beatas con plata, a tener reuniones con banqueros y politiqueros, con fines oscuros y golpistas.

¡Cuántos crímenes cometió y comete la cúpula de esa Iglesia que ya lleva más de 25 años, demoníaca y ciega contra el proyecto bolivariano! A ese cardenal del fuego y de la sangre, Baltazar Porras, no le importa seguir mintiendo descaradamente, en cualquier lugar, ahora en el Vaticano, cuando están santificando a nuestros dos primeros santos, tal cual como lo hizo a las pocas horas de producirse el golpe de estado en Venezuela (el 11 de abril del 2002), diciendo que Chávez le confesó que había renunciado a su presidencia. Sucesor de aquel cardenal Ignacio Velasco, quien firmó EL ACTA DE PROCLAMACIÓN DEL DICTADOR PEDRO CARMONA ESTANGA, y quien tuvo el descaro de volar la noche del 13 de abril a la isla donde tenían retenido al Presidente para «ACOMPAÑARLE ESPIRITUALMENTE». ¡Demonios! Así como quemaron a Calvino, a Servet y a Andrés Vesalio (fundador de la Anatomía Moderna), hoy Baltazar Porras sigue empeñado en promover las guarimbas, actos terroristas cuando barcos de guerra gringos asedian nuestras costas, en estos momentos el pone su granito de arena para que se provoquen toda clase de atentados contra la patria, perfectamente unido en sus obsesiones a la bestia de María Corina Machado.

Durante la gran guerra del 2002 contra el Presidente Chávez, la cúpula de Iglesia católica, no vaciló en aliarse a la oposición, con toda clase de argucias y manipulaciones, y en entonces monseñor Baltazar Porras incansablemente visitaba varias veces a la semana a la Cuatro Jineteras (RCTV, Venevisión, Televen y Globosivión), aquello diabólicos canales, formando parte de la conjura y de la  alarma, de los inventos, rumores y mentiras, que a la postre habrían de conducir a la conmoción del 11 de abril. Previo al golpe, una lista con posibles dictadores, le fue presentada a monseñor Porras, al cardenal Ignacio Velasco y a Gustavo Cisneros para que de allí escogieran al próximo presidente, según los cartabones católicos, capitalistas, apostólicos y romanos. Se descartaron viudos, mulatos de gruesos labios, divorciados, amancebados o embarraganados, y recayó la elección en el señor empresario Pedro Carmona Estanga, casado y de su casa, de dicción meliflua fácil, manejable y dúctil a los intereses norteamericanos. Aunque el preferido de Porras era aquel general coco pelado Néstor González González.

El día 12 de abril, estaba Porras en Miraflores al lado de su carnal del alma, William Dávila Barrios. Departían a la entrada de palacio, cual guerreros insignes que habían puesto lo mejor de sí, en la epopeya golpista para echar del poder al “MULATO DE SABANETA”, el que había osado ocuparse de los pobres, darles créditos y tierra, darles educación y protección social. Había en palacio aquella mañana del 12 de abril tantos curas como generales, celebrando haber retomado el poder. El jesuita Mikel de Viana, gritó eufórico aquella mañana: «TODA LA VIDA HE SIDO ADECO, ¿Y QUÉ? AL FIN HEMOS SALIDO DE ESA RATA». Así hablan, así piensan y así actúan, todos los que son como ese canalla Baltazar Porras.

Ese día 12 de abril, cuando se desató una horrible represión por parte de la Policía Metropolitana en el centro de Caracas y principalmente en los sectores más pobres, la cúpula fascista presidida por Porras y Velasco, celebraba en palacio al lado de sus pares criminales de Gustavo Cisneros y los altos oficiales comprometidos en la trama. No se acordaron de los derechos humanos que tanto le echaban en cara al gobierno de Chávez, no pidieron tolerancia, no solicitaron a los medios de comunicación que informaran debidamente sobre lo que estaba pasando con las actitudes represivas del tirano Carmona Estanga. Callaron criminalmente como bestias a sueldo del imperio norteamericano.

Previo a ser lanzado cardenal, monseñor Porras ya era un gran ladrón. Vean estos documentos que lo ponen tal cual:

A continuación, presentamos el expediente, que el 14 de mayo del 2001 se le levantó por las enormes irregularidades encontradas en la administración del Hospital Sor Juana de la Cruz, ejercida por la Fundación «Sor Juana Inés de la Cruz», creada y presidida por el monseñor Baltasar Porras Cardozo. Cuando estalló este grandísimo escándalo, Baltazar se movió para convertirlo en un acto político, de venganza del gobierno bolivariano por su posición «espiritual» y «siempre apegada a las máximas de libertad, justicia e igualdad…». Prácticamente se mudó a Caracas, y viajó unas cinco veces a Europa, quizás pidiendo ayuda o buscando consejos, para escurrir su responsabilidad en tan graves hechos. En España declaró que era víctima de persecución del gobierno chavista. Se convirtió así en un perseguido político, y comenzó a trabajar noche y día, en la gran trama que daría con el derrocamiento del gobierno. Al mismo tiempo, según informaciones extraoficiales, recogidas por Sant Roz, se pudo saber que del mismo gobierno central se le solicitó al gobernador de Mérida, capitán Florencio Porras, que no se siguiera persistiendo en el caso de don Baltazar. Así que repentinamente hubo lock out en este caso, y en el de las coromotanas, que también se había destapado. Seguramente fue una orden de carácter político, debido a las grandes tensiones que estaban estremeciendo al país. Así fue como Baltazar pudo volver a dar unas vueltas por Mérida, ya prácticamente, con el caso engavetado. El diputado Adelis León Guevara, quien presidía la Asamblea Regional, convirtió un día a monseñor Porras en orador principal en un acto con motivo de los cien años del nacimiento del Cardenal Quintero. Un grupo de ciudadanos vio en esta reaparición pública de tan conflictivo personaje, una gran ofensa a la Nación, y se protestó en el mismo momento en que monseñor decía sus palabras. Ardió Troya, y el diputado León Guevara tuvo que solicitar la intervención de la policía para controlar el caos. Entonces, toda la prensa nacional tenía servido el fiambre de sus escandalosos titulares, y corrió la tétrica noticia de que monseñor Porras había sido cruelmente agredido por las fulanas y consabidas hordas del terror chavistas.

Cada día aparecen comentaristas e invitados políticos de la oposición que por las llamadas putas de los medios de comunicación, declaran que este es el gobierno más corrupto del mundo. Los corruptos son aquellos que todavía no se han pasado al bando criminal y fascista de la Coordinadora Democrática. Corruptos no son William Dávila Barrios, los generales Rosendo y Néstor González González, ni Luis Miquilena, como tampoco Antonio Ledezma, Alfredo Peña, Leopoldo López, Julios Borges, María Corina Machado, Carlos Ortega, la plana mayor de los monstruos terroristas de aquella PDVSA que promovió el golpe, los rectores de las universidades autónomas, ni los banqueros, ni ese mar de contratistas que corrieron a Miraflores el 12 de abril de 2002 (para no pagar sus deudas y además darse el vuelto) a proclamar como monarca a Pedro Carmona Estanga. Corrupto para ellos nunca ha sido ni lo será monseñor Baltazar Porras Cardozo, pero aquí expondremos una parte minúscula del dossier de este demonio ensonatando.

Aquí está pues, parte del famoso expediente por el caso

de la administración del Hospital Sor Juana de la Cruz:

República Bolivariana de Venezuela Estado Mérida

Contraloría General del Estado Mérida

El Contralor General del Estado

Auto de Apertura

El Contralor General del Estado, FRANK CASTILLO SALAZAR, en uso de las atribuciones conferidas en el artículo 134 de  la Constitución del Estado, visto y analizado Informe de situación Patrimonial, Administrativa, Financiera, Laboral y operacional de la Fundación Sor Juana de la Cruz, presentado ante este órgano Contralor, con los respectivos anexos que soportan las observaciones levantadas, por la ciudadana ADRIANA ÁVILA ÁVILA, venezolana, mayor de edad, titular de la Cédula de Identidad Nº 10.100.633, domiciliada en esta ciudad de Mérida, Estado Mérida y civilmente hábil, miembro de la

Comisión de Reorganización del Sector Salud del Estado Mérida, designada por Decreto Nº 20 de fecha 19 de Septiembre de 2000. En su condición de Comisionada de Salud, elaboró informe, en el cual denuncia una serie de presuntas irregularidades en la administración del Hospital «Son Juana Inés de la Cruz», desde julio de 1995 hasta Septiembre del año 2000. De dicho informe se desprende entre otras aseveraciones lo siguientes: El Centro Hospitalario fue administrado por la Arquidiócesis de Mérida, representada por Monseñor Baltasar Porras Cardozo, quien es venezolano, mayor de edad, titular de la Cédula de Identidad Nº 826.599, domiciliado en esta ciudad de Mérida y hábil, mediante convenio celebrado por la Gobernación del Estado Mérida, en fecha 19 de Julio de 1995, administración que se inició desde esa misma fecha, por parte de la Arquidiócesis  hasta que se creó la Fundación «Sor Juana de la Cruz». La administración del Hospital Sor Juana de la Cruz, fue ejercida por la Fundación «Sor Juana Inés de la Cruz», creada y presidida por el actual Monseñor Baltasar Porras Cardozo, protocolizada por ante la oficina Subalterna de Registro del Distrito Libertador del estado Mérida, fecha 02 de Noviembre de 1995, quedando anotada bajo el número 14, Protocolo primero, Tomo 18; Fundación con las más amplias facultades de administración, disposición y dirección del Hospital. En consecuencia el Arzobispo Baltasar Porras Cardozo, Presidente de la Fundación designó al ciudadano Ovidio Rafael Francisco Rojas Velásquez, venezolano, mayor de edad, titular de la Cédula de Identidad Nº 3.949.729, como Director del Hospital Sor Juana Inés de la Cruz, el cual ejerció dichas funciones durante el período (Noviembre de 1995 hasta Agosto 2000) según el informe que se anexa  para que forme integrante del expediente que se formará acto seguido del presente auto de Apertura, en el cual se señalan irregularidades administrativas como consecuencia de la administración de los Recursos por parte de la Fundación, entre los que se destacan:

· LA RENDICIÓN DE CUENTAS.- La Arquidiócesis a través del Arzobispo Baltazar Porras Cardozo, administró el Hospital Sor Juana de la Cruz, posteriormente, éste creó la Fundación Sor Juan de la Cruz, la cual tienen como objeto la Administración y funcionamiento y prestar un servicio integral de salud con ingresos provenientes del Estado y se desprende de los soportes del Informe, debidamente certificados, que no existen evidencias de las respectivas rediciones de cuentas de los aportes recibidos, por la Administración, llevada por la Fundación Sor Juana de la Cruz, verificándose un presunto hecho generador de Responsabilidad Administrativa, en el cual se verificará a través del Procedimiento de Averiguaciones, supuesto de irregularidad administrativa contemplado en el artículo 109 numeral 7 de la Ley de Reforma de la Contraloría General del Estado Mérida.

         · OMISIÓN A   LA   LEY ORGÁNICA DE

PRESUPUESTO.- La Arquidiócesis y la Fundación Sor Juana Inés de la Cruz, omitieron la obligación de formular los respectivos presupuestos fiscales, en los cuales deben reflejarse los ingresos de gastos, en consecuencia ejecutaron financieramente los aportes recibidos para Administración y administración y funcionamiento, no existiendo una política planificada o coordinada en la gestión. Así mismo se desprende de los soportes que no se verificó la existencia de manuales de Procedimientos Administrativos, Supuesto de irregularidad administrativa contemplado en el artículo 109  numeral 8 de la Ley de Reforma a la Ley de la Contraloría General del Estado, sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 60 y 61 de la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público.

· OMISIÓN A LA NORMATIVA.-  (FIDES) Ley de Licitaciones. Los aportes percibidos para el equipamiento y mejoramiento de la infraestructura del Hospital por parte de los organismos intergubernamentales, Gobierno Nacional y Estatal, fueron ejecutados según el informe y soportes si tomar en cuenta en consideración la normativa legal, así como la completa inobservancia  de los procedimientos pautados  por (normativa del FIDES, la Ley de Licitación y su respectivo Reglamento). Supuesto de irregularidad administrativa contemplado en el artículo 95 numeral 1 de la Ley de la Reforma Parcial a la Ley de la  Contraloría General del Estado Mérida, en concordancia con lo previsto en el Título IV de la Ley Orgánica de Salvaguarda del patrimonio Público los que se mencionan a continuación: 1.-  La adquisición de bienes y la contratación de obras de servicios, con prescindencia de los procedimientos prescritos en la Ley de Licitación del Estado, en la normativa aplicable o a precios significativos superiores a los del mercado, sin la debida justificación, cuando se trate de operaciones no sujetas a licitación.

· OMISIÓN AL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO

DE INGRESOS PROPIOS.- Del informe se desprende, que parte de los ingresos percibidos por el hospital, para gastos de funcionamiento, mejoramiento de infraestructura y pago del personal, supuestamente según declaración del personal encargado de la recaudación, fueron destinados para gastos completamente distintos, es decir, para sufragar gastos distintos a los fines de la Administración del Hospital Sor Juana de la Cruz, por parte de los administradores. El supuesto de irregularidad administrativa esta contemplado en él artículo 95 numeral 12 de la Ley de Reforma a la Ley de la Contraloría General del Estado que dice: «Son hechos generadores de responsabilidad administrativas independientes de la responsabilidad civil o penal a que haya lugar, además de lo previsto en el Título IV de la Ley de Salvaguarda del patrimonio Público, los que se mencionan a continuación:……12.- El empleo de fondos públicos e finalidades diferentes de aquellas a que estuvieren destinados por la Ley, por Reglamento o por acto administrativo.»

· OMISIÓN AL PAGO DE OBLIGACIONES

LABORALES.-  Del informe se desprende, observación en cuanto al incumplimiento a los pagos de las obligaciones laborales contraídas por la Administración del Hospital, lo que conllevó a que organismos Administrativos como la Inspectoría del Trabajo impusiera sanciones pecuniarias en contra del referido centro hospitalario, lo que trajo como consecuencia un perjuicio al patrimonio del mismo. Además se presume el pago de prestaciones sociales a personas que no formaban parte del personal empleado del hospital. Supuesto de irregularidad administrativa contemplado en el artículo 95 numeral 11 de la Ley de Reforma ala Ley de la Contraloría General del Estado Mérida que dice: «Son hechos generadores de responsabilidad administrativa, independientemente de la responsabilidad civil o penal a que haya lugar, además de lo previsto en el Título IV de la Ley de Salvaguarda del patrimonio Público, los que se mencionan a continuación: ….11.- La ordenación de pagos por concepto de utilidades, bonificaciones, dividendos u otras prestaciones similares con violación de las normas que las consagran».

· OMISIÓN DE APERTURAR Y DE REALIZAR LOS ASIENTOS CORRESPONDIENTES EN LOS LIBROS DE ACTAS, BANCOS Y DEMÁS REGISTROS CONTABLES.  Otras de las denuncias formuladas en el Informe, fueron la ausencia  de libros de Registros de Actas, Mayor, Inventario y Diarios del Hospital Son Juana Inés de la Cruz y de la Fundación; se evidenció la existencia de libros de Informes económicos con la información incompleta, que de ser cierto, se estarían violando lo contenido en el artículo 109 numeral 4 de la Ley de Reforma a la Ley de la Contraloría General del Estado Mérida que dice…..4.- Quienes estando obligados a ello, no envíen dentro de un plazo fijado los informes, libros y documentos en la Contraloría General del Estado le requiera.»

         ·       OMISIÓN       DE PROCEDIMIENTO

ADMINISTRATIVO EN CUANTO A LOS INGRESOS, POR RECUPERACIÓN DE COSTOS. Del informe se determina que de la modalidad denominada Recuperación de Costos, contribución obtenida por la prestación del servicio, se obtenían ingresos incuantificables, de lo que se llega a la presunción de que dichos ingresos se manejaron de manera irregular, por cuanto no se pudieron constatar registros ciertos de los ingresos y su destino, trayendo como consecuencia la falta de certeza del monto recaudado reflejado en los balances.  Por último, se presume que los señalados ingresos que obtuvo el hospital bajo esta modalidad fueron destinados para fines distintos a los de administración, según soportes, para sufragar gastos y deudas personales de los administradores del referido Centro Hospitalario. Hecho este supuesto de regularidad administrativa contemplado en  artículo 95 numerales 12 y 13 de la Ley de Reforma a la Ley de la Contraloría General del Estado Mérida que dice «Son hechos generadores de responsabilidad administrativa, independientemente de la responsabilidad civil o penal a que haya lugar, además de lo previsto en el Título IV de la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público, la que se mencionan a continuación… 12.- El empleo de fondos públicos en finalidades diferentes de aquellas a que estuvieren destinados por la Ley, por reglamento o por acto administrativo. 13.- Las actuaciones simuladas o fraudulentas en la administración, manejo o custodia de bienes o fondos públicos.

Por cuanto estos presuntos hechos revisten y constituyen INDICIOS suficientes, generadores de Responsabilidad Administrativa, y por lo que puede verificarse en el proceso de sustanciación del Proceso de Averiguaciones Administrativas quien suscribe a tenor de lo previsto en los artículos 94 y 97 de la Ley de Reforma Parcial a Ley de la Contraloría General del Estado Mérida, en concordancia con el artículo 134 de la Constitución del Estado Mérida y los artículos del Título 4 de la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público, el Contralor General, ACUERDA Y ORDENA, LA APERTURA del Procedimiento de

Averiguación Administrativa, en contra de la Fundación Sor Juana Inés de la Cruz y de los Administradores del Hospital Sor Juana Inés de la Cruz, desde el mismo momento de la creación (período comprendido desde el mes de Julio de 1995) hasta Septiembre de 2000), es decir, la Arquidiócesis de Mérida y la Fundación Sor Juana Inés de la Cruz. Procedimiento de Averiguaciones Administrativas este que se llevará con estricto cumplimiento de las  Disposiciones contenidas en la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, artículos 3, 26, 27 y 257, y la Ley de Reforma parcial  a la Ley de la Contraloría General de la República, en el cual se reunirán, todos los documentos, testimonios, declaraciones experticias, necesarios para esclarecer la verdad de los actos, hechos, omisiones que se investigan.

Quedando suficientemente motivado el presente auto, al

efecto ordena:

  1. Fórmese el expediente administrativo con su Número yFoliatura correspondiente.
  2. Anexar la Resolución correspondiente, a Delegaciónde conformidad al artículo 14 de la Ley de Reforma Parcial de Contraloría General del Estado, para la sustentación del presente Procedimiento de Averiguaciones Administrativas al ciudadano VÍCTOR PABLO GEREIGE, titular de la cédula de identidad Nº 8.650.287, en su condición de Director de Averiguaciones Administrativas de este órgano Contralor.
  3. Anexar el informe presentado por la Dra. Adriana ÁvilaÁvila, con sus respectivos soportes debidamente certificados por la Institución Hospital Sor Juana Inés de la Cruz, para que forme parte integrante del Expediente.
  4. Se ordena la elaboración y la práctica de las citacionespersonales de conformidad a los artículos 99 y 101 de la Ley de Reforma Parcial a la Ley de la Contraloría General del Estado Mérida, para que comparezca a rendir declaración, ya sea como testigo o como indiciado.
  5. Oficiar a la Contraloría General de la República, y dar

cuenta del Procedimiento de Averiguaciones Administrativas.

  • Oficiar a la Contraloría General de la República,solicitando en cuanto al cumplimiento por parte de los ciudadanos Baltasar Porras Cardozo y Ovidio Rojas, ya identificados con la Declaración Jurada de Patrimonio.
  • Practíquese todas las diligencias necesarias para el totalesclarecimiento de los hechos, actos, omisiones, tales como: documentos, testimonios, declaraciones, experticias, informes, Inspecciones y demás elementos de juicio que se estimen necesarios para esclarecer la verdad.
  • Una vez culminada la etapa de sustanciación, elaborarel Informe de todas y cada una de las incidencias procesales, y remitir el Expediente para la Decisión del Procedimiento ordenado en este Acto.

En Mérida a los 14 días del mes de Mayo de Dos Mil Uno.

Frank Castillo Salazar

Contralor General del Estado Mérida

Pero eso es apenas un detallito en comparación con el cúmulo de latrocinios cometidoe en Mérida.

En aquellos años aciagos de horribles ataques al gobierno de Chávez, Llegó a nuestras manos la carta abierta del señor Eduardo Moronta a monseñor Baltazar Porras Cardozo. Es la carta de un hombre terriblemente decepcionado de la Iglesia venezolana, y que ante el enervante desquiciamiento de una oposición asesina, brutal, fanatizada, envenenada por los medios de comunicación, presintiendo la inutilidad de sus palabras, le escribe al presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, cuando los monstruos de Carlos Ortega y Carlos Fernández estaban proclamando que Venezuela debía hundirse y no celebrar las navidades ni comer hallacas, ni tener día Reyes, porque no se les estaban satisfaciendo sus peticiones. Pero ellos, los Carlos (Ortega y Fernández), sí se fueron de paseo. El muermoso de Carlos Fernández se fue a Aruba a pasar el fin de año, porque su familia ya no está en Venezuela. Los que están en Venezuela, y tienen que quemarse el pecho son los que marchan todos los días, y padecen de la falta de gasolina, de gas y de alimentos. A mí no me cabe la menor duda de que los obispos también se hartaron de turrones, guirlaches y mazapanes, y bailaron, y bebieron de lo bueno y de lo caro durante estas navidades, y seguramente tuvieron salvoconducto especial para mantener llenos los tanques de sus limosinas. Ya me imagino al muermoso Fernández haciendo brindis con sus pares de Fedecámaras en Aruba, con Champaña fina, en cristales de Bohemia, moviendo el culo de lo lindo con su pose de muñeco e‘ torta, gritando y riendo de que Chávez estaba ya frito; y mirando por televisión a sus congéneres de la Plaza de Altamira, que estaban haciendo lo mismo, allí donde hubo hace pocos días un baño de sangre. Bailando sobre sus propias charcas de sangre, ebrios de odio y de otras yerbas. Además de imbéciles, macabros: Pero bueno, eso a ellos les parece chévere, porque mientras más lo mueven, más cerca de caer creen que se encuentra el «tirano».

En un ritmo como el de la fecundación con sólo dos compases, y moviendo el trasero, y repitiendo sin cesar: «Vete Ya», «Vete Ya». Para adelante: «Vete», para atrás: «Ya». Esos mismos bailarines que gritaban hace poco, como energúmenos en Altamira: «¡Chávez Asesino!», «¡Chávez Criminal!», se saciaban el 31 por la noche, pegados a las tetas de alguna desarrapada sifrina, como digo: «Vete Ya», «Vete Ya». El muermoso Fernández contorsionándose en Aruba de la misma manera, con banderitas al cuello y en la cabeza, y tocando cacerolas con el rabo, y celebrando la victoria. Mientras los mulos iban al aire en Altamira, al son del Sábado Sensacional a media noche: «Se va, se va, se va», los gallardetes flameaban donde los generales mantenían su templete y sus orinales. Por la guanábana indivisible, con oriflamas, banderines y estandartes, digo. Con las putas de los medios difuminando sus luces subliminales, y reportando: «Ahí está la patria que todos queremos volver a tener, al ritmo de «Dámele betún», «El viejo chévere», «El mono 11», «Boquita salá», «Fiesta en corraleja» ¡Viva Venezuela libre, carajo!». Bailando todos los muertos insepultos del Antonio Ledezma en su mansión de la playa, de William Dávila en su apartamento de Las Mercedes o en Miami, Carlos Ortega en su pent house secreto, con matones a las espaldas. Tocar música para que la gente baile es muy fácil, bailar es más fácil todavía, otra cosa es gobernar, y más terrible todavía en estos tiempos es gobernar sin Chávez. Eso no les cabe en la cabeza a estos gozadores de los medios que predican la paz al tiempo que están obteniendo dividendos de la industria de la muerte y de la guerra. Viven aconsejando el amor pero están dispuestos a quemar vivos a los discrepantes. Peores que Calvino, que Hitler, que Torquemada.

¿Y los obispos, también en su bonche? También.

Igual que la Iglesia que nos exige una obediencia ciega, cuando Dios nos ha dotado de la más divina de las libertades. Y así, don Baltazar Porras, como Pilatos, se lavó las manos: Fue fiel a Carlos Ortega, y calló, insisto, ante el sabotaje económico contra nuestro país, y el sabotaje contra el Nacimiento del Niño Dios, contra las misas de aguinaldo, contra la reunión en familia, contra los Reyes Magos. Aunque en lo particular debo confesar que yo tuve una de las más felices navidades: estuve todo el tiempo en la calle, manteniéndome alerta contra los sábadosensacionaleros de los cuatro canales del Apocalipsis, que andaban moviendo el culo aceleradamente en el este de Caracas. Del luto hipócrita pasaron a batir los huesos al ritmo de la Billos la noche del 31, ahítos de esas consignas para atrasados mentales de: «a cargarse las pilas». Tienen los cerebros apolillados y envilecidos por la propaganda televisiva, y repiten como perros de Pavlov, cada minuto: «Vete Ya», «Elecciones Ya», «Renuncia Ya», y por último esa consigna bellaca y amanerada de que «vamos a contarnos», como si fuésemos gallinas.

En todo caso, sentí en diciembre del 2002, que por primera vez en mi vida compartía con el pueblo una cruzada gloriosa contra los ladrones de Pdvsa, contra los eternos maulas sindicalistas y contra unos bandidos empresarios que desde que se murió Bolívar no han hecho otra cosa que estafar, que expoliar a nuestra Nación.  Pero hay que reconocer que muchos comieron hallacas amargas, muchos carecieron de gas para preparar sus guisos y sus dulces; muchos no pudieron compartir con sus seres queridos las navidades porque no había gasolina; muchos tuvieron que padecer el terrorismo de los cerdos de los dueños de los medios de comunicación que no pararon de mentir, de llamar a batallas finales, de incitar al crimen y al enfrentamiento entre los venezolanos. Con ferocidad incontrolable, aún el día 3 de enero del 2003, emboscaron junto con la Policía Metropolitana al pueblo y mataron a dos jóvenes, y luego le cayeron a plomo a la gente concentrada en la Funeraria Vallés,  «¡Carlos Ortega, cerdo, te metiste con los cerros!»

¿Y don Baltazar Porras?, pues también pidiéndole la renuncia al presidente, él, quien proclamó a los cuatro vientos que el 11 de abril Chávez le había pedido perdón, y que le confesó que había renunciado. Él, el adeco que no acaba por despojarse de su sotana. Él, el adeco, que acudió a palacio ese 11 de abril a celebrar la caída del régimen, y para contarse como otro más de la gran cayapa Iglesia-CTV-Fedecámaras, que se ha armado para destrozar al pueblo. Él, el adeco con sotana que jamás pide perdón ni perdona, y que ha callado vilmente el crimen insólito de ver al cardenal Ignacio Velasco firmando el acta de proclamación de Pedro Carmona Estanga.

Ojalá tengan tiempo de morir confesados, cuando los barrios por padecer de veras el acoso de la falta de alimentos, de la falta de lo esencial para vivir, bajen por millones al Este de Caracas y lo tomen. Se acabarán entonces las mariqueras de las marchaderas, y veremos si es verdad que Enrique Mendoza no tiene bolas de silicona, si el cara e´muerto del Leopoldo López es realmente la mamá Dolores de todos los sifrinos con pilas recargadas; si el Carlos Ortega y el Carlos Fernández van a estar al frente de sus huestes de mujerucas sin hombres, y el Juan Fernández junto con su piara de saboteadores será capaz de dar sus partes de infamia ante inexistentes camarógrafos, porque únicamente estos criminales son valientes estando rodeados de cámaras y de micrófonos.

La carta del señor Eduardo Moronta fue enviada a don Baltazar el 23 de Diciembre del 2002, y comienza así: «Tengo a bien en dirigirme a Ud. Para expresarle mi profunda tristeza por la posición de la Iglesia Católica Venezolana, como institución social, ante el delicado momento que vive actualmente Venezuela. Debo indicarle en primer lugar, que la criminal posición que la Conferencia Episcopal Venezolana, como colectivo, a asumido frente a la coyuntura histórica actual, confirma mi acertada decisión de alejarme y separarme de esta Iglesia a fines de los años 70, cuando recibí en carne propia el desprecio y la persecución de presbíteros y laicos por practicar mi compromiso con los pobres y los oprimidos. La misma posición que mantuvo la Iglesia en décadas anteriores, a excepción de individualidades, es la que hoy expresa en su discurso y práctica, por lo que no me sorprende, sino más bien, reafirma mi decisión de estar al lado del verdadero Pueblo de Dios y confirma que la institución eclesial se ha desviado de los mandatos de su fundador».

¿Cuántos crímenes ha cometido la Iglesia desde 1970 a esta parte? Yo S.R., apenas podría reseñar unos pocos, que siempre he estado denunciando a esta Iglesia vendida al capital, arrastrada ante los poderosos y convertida hoy, como los medios, en otro partido político. Pero señalaré solo dos casos: El obispo de Mérida que precedió a Baltazar Porras, don Miguel Antonio Salas era copeyano e hizo descarada campaña a favor de Rondón Nucete para que lo coronaran gobernador. Incluso cometió el desmedido abuso, violando las leyes electorales, de encartar una propaganda de la Iglesia a favor de COPEI, en el diario El Vigilante, el día domingo, cuando se realizaban la votación. Luego tenía previsto el obispo, realizar una homilía en la catedral para celebrar tal triunfo, fiesta que yo se las agüe por un artículo que publiqué en Frontera. Más tarde, en la coronación como obispo de Baltazar Porras, la ciudad de Mérida fue fieramente acordonada de militares y policías, de tal modo que se impidió todo tránsito hacia el centro, incluso a pie, para así poder meter en la catedral al presidente Carlos Andrés Pérez. No obstante un seminarista tomó la palabra y pidió a Dios por los estudiantes muertos esos días en Venezuela. De inmediato se suspendió la transmisión del acto por la televisora TAM, y luego el pobre muchacho sería echado del seminario.

«Pero sigamos leyendo la carta de don Eduardo Moronta: «El diccionario, que es el archivo del conocimiento, como lo expresara en algún momento nuestro maestro Simón Rodríguez, define al delito como «acción u omisión voluntaria o imprudente penada por la ley» y al delito de lesa majestad «el que somete contra la vida del soberano». Si interpretamos, según la teoría política de los sistemas democráticos, que el soberano es el Pueblo, el delito de lesa majestad es aquel que se comete contra éste, ya que democracia es el gobierno del pueblo. En otras palabras, puede concluirse que el delito de lesa majestad es el delito de lesa patria, porque la lesiona en todo sentido».

«Esta aclaratoria del término es conveniente para llevarlo a la reflexión en torno a las consecuencias de la convocatoria al paro cívico hecho efectivo por un grupo minoritario agrupado en la autodenominada Coordinadora Democrática. ¿Los Obispos venezolanos evaluaron las verdaderas consecuencias de animar el paro cívico? ¿Estaban ustedes conscientes de las flagrantes violaciones de los derechos de los niños, las niñas, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos, relacionados con la educación, la salud, la libre circulación, la libertad de consumo, información veraz y oportuna, el trabajo, la paz, cuando ustedes coadyuvaron para que el paro cívico se realizara? En otras palabras, ustedes contribuyeron a cometer un crimen contra el patrimonio de la Nación, al mantenerse callados frente al sabotaje de nuestra principal industria, PDVSA. Y es un crimen, porque el diccionario lo define como «delito grave», como «acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien» y ese alguien se llama Venezuela, su pueblo».

«En segundo lugar, debo reprocharle el discurso que la jerarquía eclesiástica ha manejado para fortaleces las estrategias de la clase económicamente hegemónica con la relación al criminal proceso de conspiración, lo que ha permitido la violación de derechos humanos fundamentales por parte del sector con el que Uds. Mantienen un matrimonio desde siempre: Uds. Son cómplices de la violación de los derechos humanos de los niños, las niñas y los adolescentes vinculados a la educación, a la salud, a la recreación sana a través de los medios de comunicación, a la paz y tranquilidad y a unas navidades felices, ya que Uds. Jamás han levantado su voz para exigirles a los medios de comunicación que eviten los exagerados mensajes de violencia y de sexismo a través de las televisoras y que éstos dejen de funcionar como operadores políticos y como instrumentos de perversión de los valores morales de nuestro pueblo. El matrimonio de Uds. Con la clase económicamente dominante en Venezuela les mantiene la boca cerrada y distorsiona el mensaje natural sembrado en el Evangelio. Las regalías a las que Uds. Están  acostumbrados, fundamentalmente del grupo Cisneros, son las monedas de plata de Judas Iscariote en este momento. La luz que emanan de ellas los ciega profundamente, pero la luz que ilumina el pueblo proviene de la verdad que no ha podido ser secuestradas por los medios perversos que Uds. Alientan y que nos harán libres definitivamente».

«En tercer lugar, pienso que Mons. Velasco, Ud. Mismo, Ugalde y Mikel De Viana deben pedir perdón público y notoriamente al pueblo venezolano por haber sido actores públicos y notorios del golpe del 11 de abril y del proceso de conspiración que aún no cesa, por ser Uds. Personajes que son utilizados para la destrucción del país, para este acto tan criminal que lidera la Coordinadora Democrática. Uds. Silenciaron la verdadera voz de Dios el 11 de abril, Uds. Quieren ahora silenciar la voz del pueblo a través del púlpito para facilitar la instauración de un régimen fascista que incrementa sus privilegios. Además deberían explicar porque permitieron a Primero Justicia recoger las firmas del referéndum consultivo en los templos, cuando éstos son lugares de encuentro de chavistas, oposición y terceros sin posición; Uds. Tienen que explicar por qué la AVEC está involucrada en estos actos criminales que lleva a cabo la oposición; Uds. Tiene que explicar los silencios cómplices por pecados de omisión. Uds. Tiene que explicar por qué se están usando los púlpitos de los templos para manipular la conciencia de los fieles a favor del crimen que se está cometiendo contra nuestra patria. Definitivamente, Uds. No aman a Venezuela, Uds. No son dignos representantes del amor, Uds. Son unos criminales de lesa patria por complicidad pública y notoria».

«Para no hacer larga está comunicación, concluyo en mi profunda tristeza porque Ud., además de estar cercano a mi familia, estuvo presente en sepelios de mi hermana Berta, mi madre Teresa y mi padre Mariano profundamente comprometidos con la causa de los oprimidos, porque lo siento, al recordar dichos momentos, un inmenso dolor por tan hipócrita actitud de su parte».

«No obstante, lo perdono y perdono a quienes le secundan en el discurso criminal, porque con amor es la respuesta de todo revolucionario en oposición al odio que siempre confieso los opresores que acostumbran acompañarlo. Sin embargo concluyo d que la Iglesia Católica como institución social ya no tiene vigencia en el pueblo venezolano, porque no representa sus sentimientos y sus anhelos y porque, a demás, se siente atropellado por la jerarquía que Ud. Preside».

Atentamente, Eduardo Moronta».

El 26 de abril del 2000, se subleva la Conferencia Episcopal de Venezuela (presidida por monseñor Baltazar Porras), con un documento pésimamente redactado (y peor estructurado) contra Chávez; tan personal y tan directo, y diciéndole cosas como: «Sus juicios sobre la Iglesia y la descalificación genérica de la misma son los más negativos emitidos por un jefe de Estado en toda la vida republicana. Qué lejos están esas expresiones del auténtico ideal bolivariano». ¿Qué quieren que les digan cuando han sido los mayores cómplices de los desquicios aquí cometidos por los gobernantes en cincuenta años? Cohabitadores con barraganas y sindicaleros, rectores y jueces, gobernadores y banqueros ladrones: de todos los paquetes, alcahuetes y viudas de los más grandes expoliadores de nuestra Nación. Ahora quieren recurrir a las palabras para pretender enmendar sus malas acciones y peores posiciones morales. Están heridos porque les han tocado la bolsa y se defienden mal, sobre todo el Porras que toda la vida ha escrito tan pésimamente y es tan tuerto de alma; salta como caucho echando mano de frases de Bolívar, el mil veces excomulgado y el considerado en su tiempo por curas y neogranadinos, El Demonio: «Protegeré la religión hasta que me muera», lo citan estos obispos. Claro a la religión hay que protegerla, ¿y qué tiene que ver esta frase de Bolívar con los desmanes que los obispos cometen?, ¿acaso a ellos hay que protegerlos? Sandeces.

Vergüenza les debería haber dar haber hecho pública una carta tan mal escrita y peor estructurada. Incoherente y falsa, sin sustancia y sin juicio.

CUANTA RAZÓN,  tuvo Chávez al decir que Baltazar Porras no era sino un adeco con sotana.

No olvidemos, además, que siempre, el candidato de Carlos Andrés Pérez para el cardenalato fue monseñor Baltazar Porras. Que Porras trajo para su ordenación como obispo al presidente CAP; que por ello toda la ciudad de Mérida fue acordonada con militares, principalmente el centro, de modo que nadie bajo expreso permiso de los militares podía acercarse, por ejemplo, a la Plaza Bolívar.

El caso de la profunda identificación que existió entre el obispo monseñor Baltazar Porras y el gobernador de Mérida William Barrios es uno de los ejemplos más bochornosos de cuantos se conozcan en toda la historia de Venezuela. William Dávila del modo más alegre dispone regalarle un lujoso jeep Toyota, y el máximo prelado lo recibe y lo goza de la manera más alegre mientras los curas en las parroquias se mueren de hambre. William Dávila le hace un palacete en la parte posterior de la catedral, le entregaba cada año cientos de millones de bolívares, lo lleva en sus campañas electoreras por los pueblos de Mérida, lo hace su cómplice mayor en el proyecto intervencionista y manipulador en la zona del páramo, para que allí se instalen perniciosos juegos lúdicos, bares y casinos, siempre unido a los banqueros que han estafado el pueblo como es el caso de Bernardo Celis; en la época más crítica del Banco Andino, uno de los que financió la campaña electoral de Rafael Caldera, el obispo Porras se prestó para firmar remitidos públicos costosísimos por toda la prensa nacional dando respaldo a esta institución. Quería que sus feligreses no sacaran la plata del Banco Andino a sabiendas de que este banco iba a la ruina y sin posibilidad alguna de recuperación. Esta maldad sin nombre hizo que muchos pobres sufrieran severos contratiempos, pues esta entidad fue cerrada con los consabidos traumas y tensiones que ocasionaron a los ahorristas. Porras ordenó la destitución del doctor Eurípides Moreno quien era director del diario El Vigilante porque éste permitía que se criticara al gobierno del estado y al equipo rectoral de la Universidad de Los Andes donde se daban y se dan patéticos hechos de corrupción.


Alerta Venezuela

No dejen de ver este conmovedor video

LatinoAmérica Calle 13

The American Dream

Facebook, Israel y la CIA











La Revolucion de la Clase Media


Descontento en el corazon del capitalismo: el Reino Unido

Descontento en el corazon del capitalismo: el Reino Unido

La Ola se extiende por todo el mundo arabe : Bahrein

La Caida de un Mercenario

La Revolucion no sera transmitida (I)

(II) La revolucion so sera transmitida

(III) La Revolucion no sera transmitida

(IV) La Revolucion no sera transmitida

(V) La Revolucion no sera transmitida

(VI) La Revolucion no sera transmitida

(VII) La revolucion no sera transmitida

(VIII) La Revolucion no sera transmitida

Narcotrafico SA

La otra cara del capitalismo...

Manuel Rosales mantenia a la oposicion con el presupuesto de la Gobernacion del Zulia...

El petroleo como arma segun Soros

Lastima que se agacho...

El terrorismo del imperio

Promocional DMG

Uribe y DMG