Gaspar Velásquez Morillo*
Las guerras emprendidas por las administraciones estadounidenses tienen sus particularidades, en las últimas décadas impusieron alianzas estratégicas, entre varios países atacaron a tal o cual objetivo político y militar, haciendo de las naciones “desobedientes” blanco de las penurias por la destrucción causadas por los intensos bombardeos ya que prefieren y les delita las guerras aéreas como las marítimas, desembarcando cuando ya están seguro que no hay resistencia.
Teniendo el desenlace previsto, entonces sus aliados habiendo culminado fases de la guerra tiene de nuevo que comprarle al propio EE.UU. los armamentos y demás pertrechos de guerra de la cual hicieron uso para su propia defensa interna y contra países vecinos.
Como las administraciones estadounidenses una vez validado su triunfo bélico, entonces pasa a actuar, así como sustituir gobiernos y estimular el ajusticiamiento de líderes contrario a sus intereses, asumiendo por interpuestas personas la dirección del gobierno y del Estado del país intervenido.
Las bravuconadas imperiales se mantienen en alta y están tan embriagados de poder, que la euforia de los factores de poder estadounidense tiene una resaca que dura décadas y se creen omnipotentes, omnisapientes e infalibles y desestiman al resto de las naciones, ven con tal desprecio al resto de la humanidad porque piensan que el puño cerrado de su poder militar imperial es intimidantemente suficiente.
No obstante, el activismo político mundial viene redibujándose, reconfigurándose, en algunos casos fuera de los factores clásicos de poder, de contra partida la retórica prepotente imperial se viene diluyendo, ya los pueblos los retan, tal es el caso, de las recientes amenazas contra Venezuela, eso ha unido a muchos pueblos a nivel mundial, quienes expresan su repudio a las administraciones estadounidenses, la actuación imperial cada vez es más torpe y atacan con saña y la emprenden contra la Revolución Bolivariana.
Con las contradicciones de la historia y como los pueblos se han erguido en pos de su independencia y liberación, de seguro que EE.UU. se dará cuenta que ya viene en su propia rodada y cuando las élites financieras, militar y las castas políticas se enteren que les llegó su propio final…ya será tarde.
EE.UU. como no pudo consolidar su estrategia de coaligar países de la región con su estrategia militar contra Venezuela, y todo es porque los pueblos empiezan a despertar del narcótico de la alienación imperialista, de su guerra psicológica y mediática. Ya los pueblos ¡no comen coba…!
FDE2B1
* Gaspar Velásquez Morillo
* Licenciado en Periodismo.
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