Cervantes

Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobretodo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia dondequiera que esté.

MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote de la Mancha.

26 de septiembre de 2010

La guerra de la cocaina (I)

Como explicar que los Estados Unidos puedan localizar un hombre en el corazon de la selva colombiana y no puedan detectar las miles de hectareas de sembradios de coca que permiten producir 20 toneladas de cocaina cada dia, segun cifras de la ONU?


Estamos viviendo una reedicion de la guerra del opio? Recordemos cuales eran las circunstancias que rodearon dicha guerra:

China y la guerra del Opio

El gobierno de las dinastías imperiales chinas duró por siglos. A veces su gobierno se hizo férreo y corrupto, causando gran sufrimiento. En todo caso, los chinos por la mayor parte se aislaron. Así es que, hasta los últimos dos siglos China tuvo muy poco contacto con el mundo exterior, y casi ninguno con Occidente.
Pero entonces, aproximadamente hace dos siglos, las potencias occidentales comenzaron su penetración en la China. Estos países, principalmente los de Europa, ejercieron creciente presión para tratar de obtener una posición establecida en China durante los años 1700. Obtuvieron esa posición, así es que para los años 1800 su influencia era un grave problema para los chinos. La Encyclopædia Britannica dice:

“Bajo regímenes que a menudo probaban ser ineficaces y corruptos, [China] permaneció indefensa mientras que las potencias extranjeras mordisqueaban su territorio y recursos a la misma vez que su pueblo humillado luchaba por la mera subsistencia.

“Aunque se le llamaba una ‘nación independiente,’ su nivel y condición se parecían a la de una colonia extranjera.”

Al principio, la penetración occidental solo fue un puesto para comerciar que estableció la Gran Bretaña en Cantón en 1715. Más tarde, Inglaterra se vio acompañada allí por comerciantes franceses, holandeses, y norteamericanos.
Los mercaderes occidentales querían las riquezas de la China. También querían vender a los chinos los productos europeos. De este modo, los comerciantes tendrían dinero para comprar las mercancías chinas. Pero, por lo general, China expresaba poco interés por las mercaderías occidentales. Se informa que en una carta al rey Jorge III de Inglaterra, el emperador chino manchú para fines de los años 1700 dijo:

“Como su embajador puede ver por sí mismo, nosotros poseemos todas las cosas. Los objetos extraños o ingeniosos no tienen ningún valor para mí, y las manufacturas de su país no me son de ninguna utilidad.”

Pero entonces los comerciantes occidentales hallaron algo que podían vender a los chinos: opio, una droga narcótica. Pronto llegó a ser uno de los principales artículos que se enviaba a China.
Viendo el mal efecto que el opio tenía sobre su pueblo, el gobierno chino proscribió su importación. Aunque esto hizo la droga ilegal, no detuvo su tráfico. Muchos comerciantes comenzaron a contrabandear el opio dentro de China, puesto que lo hallaban muy provechoso.
Para 1839 el volumen de opio que se contrabandeaba a China había aumentado enormemente. Lo que en un principio había sido un volumen de solo unas pocas toneladas de opio por año ahora era un raudal de varios miles de toneladas por año. ¿Quién estaba haciendo esta importación ilegal? El libro A History of the Far East in Modern Times declara:

“Tan solo el valor del opio importado excedía el de todos los artículos exportados. La mayor parte del opio venía de la India, una parte desde Persia y hacia el final los norteamericanos importaban parte del opio turco.

“Todas las nacionalidades representadas en Cantón . . . participaban en el tráfico, aunque en esto, como en el comercio general, los ingleses ocupaban una posición principal.”

Esta publicación agrega: “Al llegar aquí se puede señalar que el fumar opio no fue un vicio natural de los chinos, sino uno que se había introducido al país. . . . No se puede pasar por alto ni aminorar la responsabilidad extranjera por fomentar el fumar opio en los chinos.”

No es difícil de ver por qué los chinos consideraban a los occidentales como bárbaros. Aunque los europeos afirmaban que estaban introduciendo una cultura superior en China, junto con los misioneros de sus iglesias, los chinos los consideraban como conquistadores extranjeros.
Todos los acontecimientos que ya habían tenido lugar bastaban para irritar sus mentes orientales en contra de las naciones de la cristiandad y de sus sistemas de cultura, economía, política y religión. Sin embargo, más había de venir... mucho más.

Se declara la guerra

El gobierno chino ahora adoptó otras medidas para tratar de detener este tráfico ilegal de opio. Mandó tropas en contra de los mercaderes extranjeros. Se apropiaron del opio de los ingleses y otros comerciantes por valor de millones de dólares, y se impusieron varias medidas restrictivas sobre los extranjeros.
Estas medidas enojaron a los comerciantes, especialmente a los ingleses. Podían ver que se estaba perdiendo su muy provechoso comercio de opio así como el de otros. Por lo tanto, en 1839 se comenzó una de las guerras más extravagantes de la historia. Gran Bretaña declaró la guerra a la China, exigiendo el derecho de vender opio al pueblo chino. También se exigieron otros privilegios.
La guerra le fue mal a China. No estaba equipada para defenderse de las armas de los británicos. Por lo tanto, Inglaterra ganó fácilmente la “Guerra del Opio.” Esta terminó en 1842 con la firma del Tratado de Nanking.
El tratado fue el primero que se impuso por la fuerza a la China. Pero no fue el último. Inició una cadena de lo que los chinos llaman los “tratados desiguales.”
El Tratado de Nanking le dio a los ingleses los derechos de comerciar en varios puertos chinos. Le concedió a los ingleses el territorio de Hong Kong, el cual llegó a ser una colonia británica. Los chinos se vieron obligados también a pagar a los ingleses el costo de pelear la guerra. Hasta tuvieron que pagar de vuelta el valor del opio que se había expropiado a los ingleses.
Otras naciones europeas y los Estados Unidos, pronto exigieron concesiones. Los chinos no tenían el poder para resistir. Más guerras en contra de China por las naciones extranjeras produjeron nuevos tratados. Se cedieron más puertos y más privilegios: Gran Bretaña añadió Kowloon a Hong Kong; Rusia recibió territorio en el norte; otras naciones obtuvieron sus propias zonas de privilegio.
Así es que, se redujo la soberanía china sobre su propia nación, ciudades y pueblos. Un tratado especificaba que los impuestos sobre su comercio que China podía cobrar de los extranjeros serían muy pequeños, y no se podrían aumentar salvo por el consentimiento de las potencias extranjeras implicadas, el cual no era muy probable que se concediera. Además, hubo una pérdida de autoridad judicial. Por ejemplo si un norteamericano cometía un crimen contra un chino, éste solo podía ser castigado por las autoridades norteamericanas.

Más pérdidas

No es de extrañar que The World Book Encyclopedia diga esto concerniente a la actitud china hacia los extranjeros:

“Para los años 1890, muchos chinos aborrecían violentamente a todas las personas y naciones no chinas, culpándolas de los tratados desiguales. Los chinos rebeldes formaron sociedades secretas y se propusieron poner fin a la influencia occidental en la China. Estas sociedades ganaron mucho apoyo entre el pueblo chino.”

En 1899 estas sociedades comenzaron una violenta campaña en contra de los occidentales. Esta campaña también estuvo dirigida en contra de los chinos que se habían convertido a las iglesias de la cristiandad. Se conoció como la “Rebelión de los Boxers,” (Rebelión de los boxeadores), pues, según se dice, una de las principales sociedades secretas, los Boxers, practicaban ejercicios ceremoniales que se parecían a los que hacen los que se ejercitan en el boxeo con un adversario imaginario.
Sin embargo, al año siguiente un ejército internacional, que incluía a tropas norteamericanas, entró al país y aplastó la “rebelión.” Se impusieron fuertes sanciones a China. Por ejemplo, se confiscó un sector enorme en el corazón de Peking para el uso de las legaciones extranjeras. Ningún chino tenía el derecho de vivir allí. La zona tendría una guarnición militar permanente de tropas extranjeras. Además, China tuvo que pagar a trece países extranjeros centenares de millones de dólares de multa.


Continuara...

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