Cervantes

Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobretodo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia dondequiera que esté.

MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote de la Mancha.

26 de febrero de 2012

Entrevista a Michel Rocard aparecida hoy en Le Monde

Envío la traducción de una entrevista a Michel Rocard publicada en "Le Monde" de hoy, 26-27/2/12 (a la cual agregue una breve nota biográfica, para los que no conozcan el personaje).
Aunque Rocard hace muchos años que es un derechoso del PS francés, la visión critica del futuro del capitalismo que da en esta entrevista me parece interesante. Max

"Le Monde", 26-27 de Febrero de 2012

Michel Rocard : «La sociedad de mañana será menos mercantil y menos entregada a la codicia». El ex-Primer Ministro predice años de débil crecimiento o inclusive de recesión.

    En plena campaña electoral (en Francia), Michel Rocard, ex-primer ministro socialista, publica, a los  82 años, el libro «Mis puntos sobre las íes» (Ediciones Odile Jacob, 19 euros).

Le Monde. ¿Porque escribió este libro?M. Rocard. Fue un acceso de furia. Lo escribí en Octubre (2011), prácticamente sin interrupción, al dictado, porque viajo mucho. Estaba espantado de la puerilidad de las discusiones y la vacuidad del debate.

L.M.  ¿Las cosas mejoraron después?M.R.  No; de ninguna manera. La gente habla de sus pequeñas preocupaciones sin mirar el resto del mundo. Y es precisamente de allí que vienen las amenazas mayores. El capitalismo ha entrado en una crisis profunda, sin que sea previsible ninguna vuelta a la normalidad; nada volverá a ser como antes. Pero, ¿quién lo dice en esta campaña electoral? La derecha miente cuando clama que trabajando mas, el crecimiento económico volverá. Es falso. Y es precisamente sobre este punto que la izquierda debería enfrentarla. Nos esperan años de crecimiento débil y quizá de recesión. Hay que decirlo claramente y ponerse a pensar sobre un mundo que será radicalmente distinto.

L.M.  ¿Porqué ese pesimismo?M.R.  Primeramente, la crisis financiera esta lejos de haber sido superada. Por cierto, hay una muy leve mejoría en las crisis del euro, pero el nivel de endeudamiento de los EEUU es faraónico. En China se espera una baja de los precios inmobiliarios de 50% por lo menos. Esta « burbuja » es cuatro veces mayor que la de las « subprime » nortemericanas. Mejor no imaginar el desastre si llegase a explotar. La primera urgencia es, entonces, volver a crear un poco de estabilidad.

L.M.  ¿Declarándole la guerra a las finanzas, como dice François Hollande?M.R.  No veo como puede ser de otra manera. Las finanzas ganan dinero en actividades especulativas; y, por lo tanto, resiste (la regulación). Pero  en 1933 Franklin Roosevelt tenía el mundo financiero en contra cuando impuso la separación absoluta entre los bancos de depósitos y los bancos de inversión y, durante sesenta años el mundo se libró de las crisis financieras.

L.M.  François Hollande no es Franklin Roosevelt...M.R.  Pero puede encontrar aliados en Europa. Sin duda, no en Alemania, pero observe como la pérfida Albión, que es la casa matriz del pensamiento monetarista, empieza a querer protegerse de los excesos que ella misma contribuyó a crear; es un signo...

L.M. ¿Porqué piensa que es imposible volver a un crecimiento sostenido a mediano plazo?
M.R. Porque no vivimos una sola crisis sino varias. Suponiendo que se logren regular las finanzas, serán necesarios muchos años para desendeudar los Estados. Encima está el « pico petrolero » que señala el fin de nuestro modelo de prosperidad; la época del petróleo barato se acabó. El consumo sigue creciendo, en tanto que el volumen disponible disminuye; el alza de precios, inevitable y potencialmente fuerte, va a incidir radicalmente sobre la capacidad adquisitiva. La recesión amenaza; el crecimiento rápido se terminó.

L.M. Su libro no va a gustarle a la izquierda; Vd. piensa que es irresponsable acabar con la energía nuclear.M.R. Denuncio la estrategia diabólica de los Verdes, que han convencido a Suecia, Alemania, Bélgica e Italia de abandonar progresivamente, en dos o tres décadas, la energía nuclear. Van a crear, en el centro de Europa, una verdadera « hambruna energética », en el momento mismo en que las disponibilidades de petróleo y gas disminuyen; ¡es suicida!. No se puede imponer esto con tal brutalidad; va a llevar a una guerra civil. Mire lo que pasa en Grecia: ni siquiera se animan a hacer elecciones.

L.M. Pero la energía nuclear mata...
M.R. Mata mucho menos que el carbón, si se cuentan los cánceres.

L.M. François Hollande, que escribe el prefacio de su libro, se cuida de diferenciarse de Vd.
M.R. Me parece que no se diferencia completamente; por el contrario, abre el diálogo.

L.M. ¿Quiere volver a iniciar la guerra entre el Partido Socialista y los verdes?M.R. No; creo en la razón.

L.M.  En esta campaña electoral todos desean rehabilitar el valor del trabajo, mientras que el título de uno de sus capítulos es « el fin del trabajo ». ¿Se trata de una provocación?M.R.  Hay que reconocer que la reducción del tiempo de trabajo se ha convertido en un tabú peligroso; exactamente como la cuestión nuclear. Estoy convencido que se debe a que se la quiso imponer por ley; este fue el error de Martine Aubry, que llevó a un bloqueo psicológico en las pequeñas y medianas empresas; estas están en media en las 38 horas (semanales), mientras que las grandes están en las 35.
       Pero aún así, la tendencia es la misma en la mayoría de los países disminuido mucho en Japón, EEUU, Canadá, Alemania y Francia, porque la automatización ha reducido drásticamente el uso de mano de obra. Después hubo una cierta nivelación, debida al crecimiento dramático de la precariedad: aparte de los desempleados, se ha extendido el trabajo precario y aparecieron los pobres. El resultado es que aproximadamente un tercio de la población activa de los países industrializados se encuentra en una situación de grave precariedad. ¿Puede resolverse este problema? No; porque toda solución seria explosiva, tanto desde el punto de vista presupuestario como en sus aspectos social y político. Esta situación lleva a la desafección cívica, al apoyo a los partidos populistas [**], al debilitamiento de los partidos en condiciones de gobernar y, en suma, a una peligrosa inestabilidad.

L.M.  Si le entiendo bien, habría que repartir mejor la torta ; confiese que no es una opinión muy dinámica.M.R.  Vuelva Vd. a leer Chateaubriand, León Blum, Hannah Arendt, Georges Friedmann; todos ellos predijeron el fin del trabajo. A pesar de que en el momento que escribieron se vivía una situación de pleno empleo y, por lo tanto, la reducción del tiempo de trabajo no estaba relacionada con el desempleo. De hecho, esta reducción depende exclusivamente de la productividad, que aumenta de manera constante. Nos hemos olvidados de ser radicales en nuestra manera de pensar, lo que nos frena en la búsqueda de nuevas formas de regulación.

L.M.  ¿Como describiría Ud. el mundo de mañana?M.R.  Una sociedad menos mercantil, menos sujeta a la competencia, menos entregada a la codicia, organizada en función del tiempo libre. Suelo decir que los mejores momentos de la vida son el (los) enamoramiento(s), el nacimiento de un hijo, las buenas realizaciones artísticas o profesionales, las hazañas deportivas, los viajes maravillosos, o muchas otras cosas; fíjese que ninguna de estas satisfacciones está ligada a la acumulación de dinero. En síntesis, concibo el mundo futuro como un mundo de prácticas culturales o deportivas intensas, de abundancia de tiempo para dedicar a la familia, de atención a los niños, y de volver a cultivar
las relaciones de amistad.

L.M.  ¿Es el mundo según Rocard ?M.R.  No; es una necesidad.

(*) NOTA BIOGRÁFICA. Michel ROCARD (nacido en 1930) fue uno de los fundadores, en los años 1960, del Partido Socialista Unificado francés, que en su momento agrupó fuerzas de izquierda y cristianas opositoras a la guerra en Argelia. Afiliado al Partido Socialista (refundado por Mitterrand) en 1974, fue Primer Ministro bajo la presidencia de este último (1988 - 1991), luego diputado al parlamento europeo y senador. Fue uno de los artífices de la derechización del régimen de Mitterrand. A pesar de su posiciones consistentemente de derecha en el Partido Socialista francés, y su defensa sin matices del uso de la energía nuclear, en la entrevista que sigue da una visión crítica del futuro del capitalismo. [Del matemático argentino, profesor en la U.de París VI. Dirige equipos de investigación en Francia, Italia, México, Brasil y Argentina]

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