Por el Prof. Peter Saunders y la Dra. Mae-Wan Ho
Los
últimos descubrimientos en ratas alimentadas con maíz transgénico y el
herbicida Roundup, que presentaban muerte prematura y cánceres, son el
resultado de un estudio de toxicología desarrollado durante un período
largo. Si los ignoramos irá en nuestro propio perjuicio, dicen el Prof.
Peter Saunders y la Dra. Mae-Wan Ho.
En los Museos Vaticanos se encuentra la estatua de Laocoonte y sus
hijos. La leyenda dice que Laocoonte trató de advertir a sus
conciudadanos de que el Caballo de Troya no era un regalo, sino una
estratagema de los griegos para ocupar la ciudad. Los dioses griegos,
que querían ver destruida la ciudad de Troya, enviaron serpientes de mar
para matar a Laocoonte. Esto convenció a los troyanos de que el caballo
era sagrado, por lo que abrieron las puertas y lo arrastraron hasta el
interior de la ciudad. El resultado: la destrucción total de Troya y su
imperio.
La Industria Biotecnológica está haciendo todo lo posible para
convencernos de que los alimentos transgénicos son la clave para
alimentar a un mundo hambriento, cuando todas las evidencias señalan que
sólo proporcionan beneficios a las empresas que los desarrollan. Cada
vez que alguien trata de advertir sobre los peligros de los
transgénicos, la Industria la emprende a martillazos contra el
denunciante, evitando que sea escuchado. Ya hemos visto lo que pasó con
Arpad Pusztai ([1] Pusztai Publishes Amidst Fresh Storm of Attack , ISIS News 3), David Quist y Ignacio Chapela ([2] Who’s Afraid of Horizontal Gene Transfer?, SiS 15) e Irina Ermakova ([3] Science and Scientist Abused, SiS 36), por nombrar sólo algunos. También Nancy Oliviera ([4] Big Business = Bad Science? ISIS News 9/10) y David Healy ([5] The Depressing Side of Medical Science, SiS 39), con una Industria Farmacéutica no menos corrupta que la Biotecnológica. (Véase por ejemplo: https://noticiasdeabajo.wordpress.com/2012/07/13/efectos-de-una-dieta-que-contiene-patatas-modificadas-geneticamente-en-el-intestino-delgado-de-las-ratas/; https://noticiasdeabajo.wordpress.com/2011/03/12/estudios-cientificos-que-han-sido-silenciados-por-la-industria-biotecnologica/)
La relación entre los alimentos transgénicos y el herbicida con el cáncer ha caído como una bomba
La última advertencia, quizás la más dramática hasta ahora, apareció en un artículo publicado en la revista Food and Chemical Toxicology el
19 de septiembre de 2012, informando de las altas tasas de mortalidad y
de cáncer en las ratas alimentadas con el maíz transgénico de Monsanto
NK603 y el herbicida Roundup, en comparación con las ratas de control
(6). El estudio fue llevado a cabo por Gilles-Eric Séralini y su equipo
de la Universidad de Caen, manteniendo el estudio durante toda la vida
de las ratas, estimada en unos dos años. Ha sido el estudio más largo y
profundo realizado hasta la fecha sobre el consumo de alimentos
transgénicos (7). Séralini presentó sus resultados en el Parlamento
Europeo.
La ex Ministra de Medio Ambiente de Francia, Corinne Lepage, miembro del
Parlamento Europeo, dijo que el estudio era una bomba y que cuestionaba
las autorizaciones vigentes que regulan los alimentos y cultivos
transgénicos. Los cultivos transgénicos aprobados por la Unión Europea
se basan en los estudios toxicológicos de 90 días realizados por las
empresas de Biotecnología. La principal conclusión del nuevo estudio es
que los tumores y otros efectos graves sobre la salud aparecen al cabo
de 4 a 7 meses, motivo por el cual no fueron detectados en las pruebas
anteriores.
El mismo día en el que se publicó el estudio, el Gobierno francés pidió a
la Agencia de Seguridad Sanitaria que revisase el estudio (8). Al día
siguiente, Austria solicitó a la UE que se revisase el proceso de
aprobación de los alimentos transgénicos (9). A la semana, Rusia
suspendía la importación y uso del maíz transgénico procedente de los
Estados Unidos (10). El 10 de octubre, la compañía Vilmorin, la cuarta
productora mayor de semillas y Lamigrain abandonaban los ensayos del
campo que tenían previstos realizar con cultivos transgénicos en Francia
(11).
La respuesta de los lobbies pro-transgénicos fueron inmediatas y
aparatosas. En el Reino Unido, Science Media Center (SMC), que está
financiada por la Industria, publicó las opiniones de sus expertos ( sin
citar sus conflictos de interés) en un intento de desacreditar el
estudio. Posteriormente siguieron una avalancha de ataques y críticas
desde la Comunidad Científica, la mayor parte de ellos irrelevantes, y
por agencias de regulación de todo el mundo (véase más adelante).
La EFSA, Agencia Europea de Seguridad Alimentaria,
que fue la que autorizó el maíz transgénico, emitió su opinión inicial
sobre el estudio en espera de una revisión más detallada, alegando, como
era de esperar, que no hay necesidad de evaluar la seguridad de estos
productos, porque el estudio es de “insuficiente calidad científica”.
Lepage expresó serias preocupaciones sobre la revisión inicial de la
EFSA, que no leyó cuidadosamente algunas opiniones, sino que rápidamente
se apuntó a las ideas expresadas por los lobbies pro-transgénicos. Puso
de relieve el conflicto de interés por parte de Andrew Chesson, una de
los dos únicas personas designadas por la EFSA para revisar el estudio, y
que inicialmente formó parte del panel que aprobó el maíz transgénico
NK603 y de hecho ayudó a preparar el documento que recomendaba su
aprobación. Por lo tanto, Chesson ha actuado como juez y parte (7).
También estuvo implicado en la desacreditación de su colega Arpad
Pusztai, presidiendo el Comité que auditó la investigación de Pusztai.
La EFSA ha recibido críticas por parte del Tribunal de Cuentas sobre la inadecuada gestión de los conflictos de interés (12). Esto no supone ninguna sorpresa, ya que los conflictos de interéses
moneda corriente dentro de la EFSA. A principios de mayo de 2012, el
Presidente de la Junta Directiva de la EFSA se vio obligado a abandonar
su cargo por sus vínculos con la Industria. Apenas un mes antes, la EFSA admitió ante el Defensor del Pueblo Europeo que
no había respondido adecuadamente al caso de Suzy Renckens, ex jefe de
la Unidad de la EFSA encargado de los transgénicos, que abandonó la EFSA
para ocupar un puesto en el gigante biotecnológico Syngenta. Y Harry
Kuiper usó claramente su posición para influir a favor de la Industria.
(Véase también: https://noticiasdeabajo.wordpress.com/2010/09/28/las-puertas-giratorias-de-los-comisarios-europeos/)
Amigos de la Tierra ha criticado reiteradas veces a la EFSA por estar
siempre al lado de la Industria Biotecnológica y hacer caso omiso de la
salud y del medio ambiente en relación con los cultivos transgénicos.
Hicieron un llamamiento a los Gobiernos nacionales y a las Agencias de
Seguridad de la UE para que se suspenda de forma inmediata el cultivo de
plantas modificadas genéticamente tolerantes a Roundup, y que la
Comisión Europa suspenda las aprobaciones de los transgénicos y se
revisen las normas de evaluación de los alimentos transgénicos, y al
mismo tiempo que la UE revise la seguridad del herbicida Roundup
(glifosato), incluida la relación entre los cultivos transgénicos y el
uso del herbicida. Greenpeace también solicitó que de forma inmediata se
suspendiese la aprobación de nuevos cultivos transgénicos y se
revisasen las pruebas de seguridad a largo plazo. Abogan por la
prohibición del glifosato, ante las pruebas más consistentes incluso en
este herbicida que en los alimentos transgénicos, y que no se permita el
aumento de los niveles de 100 a 150 veces en la Unión Europea, como
pretende Monsanto ( (véase [13] Why Glyphosate Should Be Banned, ISIS Report).
El estudio toxicológico más exhaustivo y a más largo plazo realizado hasta la fecha
El estudio realizado por el grupo de Séralini no es un estudio aislado
que de repente ponga de manifiesto que los alimentos transgénicos y el
herbicida más utilizado en el mundo pueden ser tóxicos o cancerígenos.
Es el último de los estudios que ha obtenido conclusiones similares a
otros experimentos de laboratorio, y cuentan con el respaldo de la
experiencia de agricultores y trabajadores agrícolas de todo el mundo
(13).
En 2007, la EFSA aprobó el maíz transgénico MON 863 y el NK603, ambos de
Monsanto, modificados genéticamente para que fuesen tolerantes al
herbicida Roundup de Monsanto, en base a los ensayos de alimentación
realizados en ratas por la propia Compañía. Las diferencias que
encontraron entre las ratas alimentadas con el maíz transgénico y las de
control fueron descartadas por no “ser biológicamente significativas”.
(6)
Séralini y su grupo de la Universidad de Caen invocaron la Libertad de
Expresión ante el Tribunal Europeo para que se facilitase los datos en
bruto de los estudios de Monsanto. El reanálisis de los datos descubrió
que, contrariamente a lo que la Compañía había dicho y la Agencia de
Regulación había aceptado, había diferencias estadísticamente y
biológicamente significativas.
Sin embargo, la EFSA analizó de nuevo los datos e informaron de que
estaban satisfechos con sus conclusiones iniciales y que seguían sin
encontrar diferencias biológicamente significativas. De modo que,
Séralini y su grupo decidieron que la mejor manera de resolver el
problema era realizar su propio experimento.
Les resultó muy difícil organizar los ensayos debido a los acuerdos a
que Monsanto llega con los agricultores, obligándoles a firmar que
tienen prohibido guardar semillas y también utilizarlas para la
realización de investigaciones sin un permiso específico (14). Esto
impide la realización de cualquier estudio que vaya más allá de lo que
la empresa quiere que se sepa.
Con esfuerzo, el grupo de Caen pudo obtener el maíz transgénico NK 603, y
una variedad equivalente no modificada genéticamente (6). Se utilizaron
200 animales ( 100 machos y 100 hembras) en el experimento, que duró
dos años. Sin embargo, los ensayos que hace la Industria para obtener la
aprobación sól duran tres meses y se realizan con 10 animales. El
experimento se llevó a cabo siguiendo la Buenas Prácticas de laboratorio
(GLP) y el protocolo de la OCDE para los ensayos sobre toxicidad, y
midieron más parámetros y con mayor frecuencia que lo que exige el
protocolo de la OCDE.
Con el fin de distinguir los efectos causados por el maíz transgénico o
el herbicida, o por ambos, Séralini y sus colegas dividieron las ratas
macho y hembra en nueve grupos, cada uno de ellos compuesto por diez
ratas. A tres de ellos se les alimentó con el maíz transgénico que había
sido rociado con Roundup; a otros tres se les dio la misma proporción
de pienso modificado genéticamente sin el herbicida; y otros tres grupos
tuvieron una dieta a base de una variedad isogénica no transgénica del
maíz, con diferentes cantidades de Roundup añadido al agua que bebían.
El décimo grupo sólo fue alimentado con maíz no modificado genéticamente
y con agua no contaminada con Roundup.
Las cantidades de Roundup que se añadieron fueron cantidades que a
menudo se encuentran en el agua del grifo, 50ng/L de glifosato, o la
máxima cantidad admitida en los Estados Unidos de glifosato en los
piensos, 400 mg / kg y 2,25 g / L, que es la mitad de la dilución que se
utiliza en las labores agrícolas. Usaron Roundup en los experimentos,
mientras que en la mayoría de otros ensayos realizados sólo se utilizó
el glifosato. La diferencia es que al igual que la mayoría de las
formulaciones patentadas, Roundup contiene adyuvantes, sustancias que
añadidas al principio activo ( es decir, el glifosato) puede penetrar
mejor en el organismo de la planta, de una manera más eficiente, y
parece razonable suponer que éstos también podían tener sus efectos
sobre los organismos.
Como esperaban de su análisis de los estudios de Monsanto, Séralini y su
equipo encontraron signos de toxicidad en el hígado y los riñones de
las ratas alimentadas con el maíz transgénico. El efecto más
preocupante, sin embargo, y que nunca había aparecido en otros
experimentos, fue el incremento en el número de muertes tempranas y la
aparición de tumores. Entre las hembras, había de 2 a 3 veces más
muertes que en los grupos de control. Al principio del mes 24, del 50 al
80 de las ratas hembras habían desarrollado tumores en todos los grupos
tratados, mientras que sólo afectó al 30% del grupo de control.
En los grupos de machos tratados, las congestiones hepáticas y la
necrosis fueron de 2,5 a 5,5 veces las del grupo de control, con
marcadas y severas enfermedades renales, de 1,3 a 2,3 veces el grupo de
control. Las hembras también presentaron 4 veces mayor cantidad de
tumores que las de control, y hasta con 600 días de antelación.
Los datos bioquímicos confirmaron importantes deficiencias renales
crónicas en todos los animales tratados y en ambos sexos, con un 76% de
los parámetros renales alterados.
Un resumen de las observaciones más sorprendentes aparece en la Tabla 2.
Las seis patologías anatómicas más frecuentemente observadas, menos en 3
casos de los 54 ( es decir, 9 grupos tratados de forma diferente para
cada una de las 6 patologías), fueron mayores en las ratas tratadas que
en el grupo de control. Los resultados fueron respaldados con
fotografías de las ratas afectadas y con los cambios histológicos en los
tejidos, así como con análisis bioquímicos, lo que dio seguros indicios
de deficiencias renales en ambos sexos. Los resultados no pueden ser
considerados como debidos al azar.
Las patologías anatómicas son tan sorprendentes que el equipo no se
molestó en llevar a cabo algunas de las pruebas estándar que podrían
haberse realizado, como ha señalado el ex-analista de investigaciones de
una importante Agencia gubernamental, que defendió el estudio en contra
de la postura de los críticos, pero que quiere permanecer en el
anonimato (15,16). Comentó (15):”Como
aparece en la Tabla 2, se duplican y triplican las patologías en los
grupos de ratas tratadas en comparación con las de control, con nada
menos que 8, 9 o incluso 10 ratas afectadas en cada grupo. Esto me hace
preguntarme cómo un estudio con un número tan elevado de afecciones
puede ser desechado”.
Las críticas no se sostienen
Siendo cotejado y revisado por el grupo británico GMWatch (7), la
mayoría, si no todas las críticas, son irrelevantes o poco meditadas,
son apresuradas e intentan confundir a la opinión pública, y han sido
contestadas en su totalidad, bien por el propio grupo de Séralini u
otros científicos. Por ejemplo, una de las críticas es que se
utilizaron ratas Sprague-Dawley, pero son las ratas que se utilizan en
las investigaciones toxicológicas estándar. Monsanto desestimó los
resultados: “entran
dentro de las normas históricas para esta cepa de ratas de laboratorio,
que es conocida por su alta incidencia de tumores”. Monsanto
entiende por norma histórica los datos obtenidos en otros estudios y
presentes en la literatura científica, una práctica completamente
acientífica que no explica los resultados obtenidos. Los controles y las
condiciones de cría son específicos para cada experimento, y es
totalmente inaceptable que los datos globales de diferentes grupos de
control se junten para compararlos con cualquier otro experimento
específico.
Otra crítica fue la de que Séralini y su equipo no siguieron el
protocolo de la OCDE para los ensayos de carciogénesis, para los que son
necesarios grupos de 50 animales y no de 10. De hecho, se utilizó el
protocolo de toxicidad porque para eso se había diseñado el experimento,
y en realidad había menos probabilidades de detectar la carciogénesis.
El hecho de que las altas tasas de cáncer fuesen detectadas en muchos
menos animales es lo que hace que los resultados sean aún más
preocupantes ( (véase [17, 18] Excess Cancers and Deaths with GM Feed: the Stats Stand Up, SiS 56).
La polvareda parecía asentarse cuando se lanzó otro nuevo ataque por
parte de seis Academias francesas ( la de ciencia, tecnología, medicina,
ciencias veterinarias, ciencias agrícolas y farmacia) (19). Fue algo
elaborado a toda prisa por un grupo de dos representantes de cada una de
las Academias. No se incluyó ni se consultó a Paul Deheuvel, el único
miembro de la Academia de las Ciencias que es experto en estadística.
Deheuvel ha publicado con posterioridad sus propios comentarios
favorables al trabajo de Séralini, que sabe es de alta calidad y ha
utilizado las pruebas estadísticas de forma adecuada (20). Señala en
particular que los críticos se han concentrado en los resultados sobre
carcinogénesis, que son los más llamativos, pero que los experimentos
fueron diseñados como pruebas toxicológicas, haciendo caso omiso de este
asunto.
Los ciudadanos de Troya lamentaron con amargura el haber ignorado las
advertencias de Laocoonte y permitir que el caballo de Troya fuese
introducido en la ciudad. Los ciudadanos del mundo ya no pueden
permitirse el lujo de ignorar las advertencias de Séralini y seguir
permitiendo que los transgénicos y el herbicida Roundup continúen con su
devastación de personas y del planeta.
Nota: Para acceder a las referencias y a los gráficos es preciso estar registrado en elsitio web de ISIS