REPORTAJE SALAFISMO, EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
Los salafistas, que pretenden imponer el regreso a las normas sociales del tiempo de Mahoma, han ganado visibilidad con las revoluciones árabes y encabezan una nueva oleada de violencia fundamentalista.
Yabhat al Nusra, fundado para derrocar al régimen sirio de Bashar al Asad, es uno de los grupos más peligrosos de esa ideología integrista
En diciembre, Estados Unidos puso a Yabhat al Nusra en la lista de grupos terroristas. La organización, cuyo nombre significa Frente de la Victoria, se fundó a principios de 2012 para luchar en Siria y desde entonces ha recibido el apoyo de milicianos de Al Qaeda oriundos de Irak, y se ha destacado por la fiereza de sus combates contra el régimen del presidente Bashar al Asad.
Yabhat al Nusra es una formación de carácter salafista que ha optado por empuñar las armas y que cuenta con el velado apoyo económico de Arabia Saudí y
otros países suníes conservadores del Golfo. Los salafistas han ganado
visibilidad en los dos años que han transcurrido desde el inicio de las
revoluciones árabes, y todo indica que han venido para quedarse
prometiendo a los creyentes el reino de Dios en la Tierra.
Tolerados si no se inmiscuían en política
Históricamente, los salafistas han sido reprimidos sin contemplaciones
por algunos regímenes, como ha ocurrido en Siria, aunque otros gobiernos
como el del presidente Hosni Mubarak los toleraban a
condición de que sus miembros practicaran sus creencias en privado, sin
inmiscuirse en la realidad política del país. Esto ha cambiado con las
revoluciones y ahora los salafistas exigen su derecho a participar en la
vida política.
Uno de los líderes salafistas de Egipto, Abdel Moneim El Shahat, considera que la obra literaria del premio nobel Naguib Mahfouz "incita a la promiscuidad, a la prostitución y al ateísmo".
Es una opinión que con toda seguridad comparten muchos islamistas de
Egipto y de otros países, incluido el extremista que en 1994 trató de
asesinar a Mahfouz con un cuchillo por esos mismos motivos.
Han dejado de lado su carácter apolítico para ocupar escaños en los parlamentos
La inmensa mayoría de los salafistas son islamistas queaborrecen la violencia yihadista,
incluso son apolíticos, y quieren vivir de un modo puritano siguiendo
el ejemplo moral y religioso de Mahoma y sus compañeros, es decir según
parámetros del siglo VII. Solamente algún grupo muy pequeño, como Yabhat
al Nusra, se ha vinculado a la lucha armada y ha sido condenado con
frecuencia por personalidades salafistas.
El movimiento se ha extendido significativamente durante las últimas dos décadas por Oriente Próximo, con el impulso que le ha dado el wahabismo,
una doctrina mayoritaria en Arabia Saudí que financia económicamente el
salafismo en Egipto y en todos los demás países de la región, como financió las madrasas de Afganistán donde estudiaron los talibanes.
En Egipto, en las recientes elecciones parlamentarias, que luego fueron anuladas, el partido Al-Nour, de orientación salafista, obtuvo más del 25% de los votos,
quedando sólo por detrás de los Hermanos Musulmanes. Algunos expertos
creen que los salafistas están dejando de lado su carácter apolítico
para empezar a ocupar asientos en los parlamentos ahora que las
revoluciones en el mundo árabe se lo permiten, y que, también según los
expertos, la opinión pública árabe está dejando de apoyar en gran medida
a los grupos yihadistas violentos.
Las tres primeras generaciones del islam
La traducción más frecuente del vocablo salaf, de donde viene el nombre
del movimiento, es ancestros, y se refiere principalmente a las tres
primeras generaciones del islam, a los compañeros y más antiguos
seguidores del profeta cuyo comportamiento debe servir de paradigma al
comportamiento de cualquier buen musulmán en cualquier época y lugar.
Su concepción de la religión es estricta, tanto como lo puede ser la de los judíos ultraortodoxos,
y los salafistas más puros o menos adulterados rechazan categóricamente
las innovaciones posteriores, plantando cara sobre todo a las prácticas
del sufismo, que consideran una degenerada forma de politeísmo que en
nuestros días tratan de revitalizar muchos musulmanes.
Yabhat al Nusra ha recibido el apoyo de milicianos de Al Qaeda oriundos de Irak para luchar contra Al Asad
También rechazan todo tipo de especulaciones gratuitas derivadas de la
teología, ya que en su opinión el Corán, las tradiciones de Mahoma y el iyma o
consenso contienen de una manera clara y precisa las guías para ser
buen musulmán. Los salafistas píos imitan en todo al profeta; así, por
ejemplo, se visten con túnicas que no caen por debajo de las rodillas,
como hacía Mahoma, comen con la ayuda de tres dedos o beben agua
haciendo tres pausas y sujetando el recipiente con la mano derecha.
El objetivo de Yabhat al Nusra es derrocar a Bashar al Asad y establecer un estado musulmán en Siria que
se guíe por una interpretación estricta de la sharia. En Egipto, los
salafistas han votado en el referéndum constitucional de diciembre al
lado de los Hermanos Musulmanes, apoyando la Carta Magna islamista que
se ha sometido a votación y se ha aprobado holgadamente.
Los salafistas egipcios imitan a los Hermanos Musulmanes al ayudar a los pobres
Los salafistas egipcios cuentan con varios canales de televisión que en
su mayor parte se dirigen a las clases más desfavorecidas. En muchos
aspectos imitan a los Hermanos Musulmanes; así, por ejemplo, dedican una
gran parte de su esfuerzo a ayudar a los pobres ofreciéndoles
asistencia médica, alimentos o educación religiosa al margen de las
redes del Estado.