Recordemos dentro del Plan de la Patria cuáles son los
cinco grandes objetivos históricos. En forma resumida:
1. La
Independencia Nacional
2. La
Construcción del Socialismo
3. Venezuela
Potencia
4. Un
Mundo Multicéntrico y Pluripolar
5. Preservación
de la vida en el Planeta
La independencia nacional tiene
dos facetas indisolubles, la independencia política y la independencia
económica, puesto que no existe la una sin la otra. Para asegurar ambos
objetivos se requiere la continuidad y consolidación de la Revolución
Bolivariana, la cual permite ejercer plena soberanía sobre los recursos
naturales y humanos; su administración honesta y eficiente; el pleno desarrollo
de sus capacidades en función del bienestar social, y la defensa de la Patria
de cualquier ataque interno o foráneo.
La construcción del socialismo es
la oferta de un sistema social alternativa al capitalismo y su nueva forma, más
perversa que la anterior, el neo-liberalismo. De esta forma, Venezuela
transciende el sistema neocolonial predominante durante la llamada IV República
basado únicamente en la renta petrolera, y la explotación y exportación de
materia primas a un nuevo sistema social que hemos denominado el Socialismo del
Siglo XXI en donde deben desarrollarse las fuerzas productivas y la
transformación de las materias primas en productos elaborados, en el marco de
una sociedad igualitaria y justa, basada en el poder popular y la democracia
socialista.
La conversión de Venezuela en una
potencia en lo social, lo económico y lo político debe ser vista y entendida
como la generación de una zona de paz y solidaridad entre los países hermanos
de América Latina y el Caribe, y porque no, en un futuro más cercano que
lejano, cuando los Estados Unidos dejen de ser una potencia agresiva e
imperialista, en una América unida en función del desarrollo social y la
prosperidad de todos los pueblos del mundo.
El planeta avanza hacia un mundo
multicéntrico y pluripolar, si bien también es cierto que dicho avance está
plagado de dificultades que ponen y pondrán en el camino las potencias en
decadencia: en primer término el Imperio inglés y sus brazos armados
conformados por Estados Unidos e Israel, y la Unión Europea cuna de desfasadas
monarquías sobrevivientes. En una década o dos, China se convertirá en la
primera potencia mundial, cambiando el centro de gravedad político, financiero
y militar del mundo entero. Por otro lado, las clases medias de los países que
conocemos como desarrollados, están ejerciendo fuertes presiones en cada uno de
sus respectivos países. Esta revolución de la clase media que se avecina no es
socialista por los momentos, pero lo será en la medida en que esta clase social
interiorice que sus reivindicaciones no tienen respuesta dentro de un esquema
capitalista. Estamos pues siendo testigos de grandes cambios planetarios.
Los cambios de los cuales estamos
siendo testigos, no solamente se refieren a la sustitución de una clase social
por otra, sino a la relación de la entera especie humana con la Naturaleza,
consecuencia del fracaso de la utópica por inviable “sociedad de consumo”.
Entramos entonces en el quinto objetivo histórico que por estar de último no es
el menos importante, por el contrario, representa un sistema filosófico que
solo es posible en la medida en que avancemos en el socialismo. Es por ello que
en el Plan de la Patria se habla de “…construir e impulsar el modelo económico
productivo eco-socialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la
naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional, óptimo y
sostenible de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la
naturaleza”. Quizás todavía no nos hemos dado cuenta que las fuerzas de la
naturaleza van a jugar un papel muy importante en los cambios políticos y
sociales a venir. Pensemos un momento en lo que representó para el Japón el
accidente nuclear de Fukushima, o las devastaciones que producen los tornados
en los Estados Unidos, o las enormes inundaciones en Europa. Y esto es solo el
principio.