Liderazgos naturales fueron desplazados por el nepotismo, causando que
se perdieran espacios en consejos municipales de: Andrés Eloy Blanco,
Joaquín Crespo y José Casanova Godoy.
Los líderes de la oposición aragüeña son
responsables “del fracaso político” de los pasados comicios electorales
a juicio del ex presidente de la Cámara Municipal del Girardot, estado
Aragua, Sandro Santoro, reconocido derechista de la entidad.
El también ex diputado al Consejo Legislativo de Aragua, denunció lo que es un secreto a voces, “el sectarismo, el divisionismo y los manejos oscuros con agendas ocultas fueron la constante del supuesto liderazgo opositor”, según sus afirmaciones para participar en las pasadas elecciones se requería pertenecer al círculo de compadrazgo y amistades de Richard Mardo.
Aseguró que liderazgos naturales fueron desplazados por el nepotismo, causando que se perdieran espacios en consejos municipales de: Andrés Eloy Blanco, Joaquín Crespo y José Casanova Godoy, y solo lograron ganar dos de las 18 alcaldías del estado. La MUD abandonó a personas como Delson Guárate que había logrado un liderazgo con apoyo de las bases, con propuestas para su municipio, mientras que se privilegió a quienes se dedicaron a los malos manejos y los negocios.
En este sentido, exigió, en nombre de quienes hacen vida política en el estado Aragua, “de manera responsable la renuncia al liderazgo de la MUD de gente como Richard Mardo, quien debería dedicarse más a gestionar recursos y soluciones para el estado, en el trabajo junto al gobierno regional y nacional, que a hacer la política de las segundas agendas y los negocios fraudulentos”.
Santoro fue más allá, y se atrevió a decir lo que nadie se atreve, salvo contadas excepciones: “hace falta una nueva oposición que se pueda poner al nivel político, organizativo y de propuestas que está mostrando el gobierno y el PSUV, además agregó: “es la ausencia de propuestas e iniciativas verdaderas que permitan ganar pueblo, ganar calle y sobre todo ganar el respaldo de la sociedad en general”.
Afirmó que el pasado 8-D se vieron dos formas de hacer política, por un lado “Un Partido Socialista Unido de Venezuela organizado, haciendo política de altura que llevó al pueblo organizado a moverse calle por calle movilizando no un simple voto, sino una visión de política y de país” y por otro la ultraderecha “sectaria, aislacionista y negociera”.
El también ex diputado al Consejo Legislativo de Aragua, denunció lo que es un secreto a voces, “el sectarismo, el divisionismo y los manejos oscuros con agendas ocultas fueron la constante del supuesto liderazgo opositor”, según sus afirmaciones para participar en las pasadas elecciones se requería pertenecer al círculo de compadrazgo y amistades de Richard Mardo.
Aseguró que liderazgos naturales fueron desplazados por el nepotismo, causando que se perdieran espacios en consejos municipales de: Andrés Eloy Blanco, Joaquín Crespo y José Casanova Godoy, y solo lograron ganar dos de las 18 alcaldías del estado. La MUD abandonó a personas como Delson Guárate que había logrado un liderazgo con apoyo de las bases, con propuestas para su municipio, mientras que se privilegió a quienes se dedicaron a los malos manejos y los negocios.
En este sentido, exigió, en nombre de quienes hacen vida política en el estado Aragua, “de manera responsable la renuncia al liderazgo de la MUD de gente como Richard Mardo, quien debería dedicarse más a gestionar recursos y soluciones para el estado, en el trabajo junto al gobierno regional y nacional, que a hacer la política de las segundas agendas y los negocios fraudulentos”.
Santoro fue más allá, y se atrevió a decir lo que nadie se atreve, salvo contadas excepciones: “hace falta una nueva oposición que se pueda poner al nivel político, organizativo y de propuestas que está mostrando el gobierno y el PSUV, además agregó: “es la ausencia de propuestas e iniciativas verdaderas que permitan ganar pueblo, ganar calle y sobre todo ganar el respaldo de la sociedad en general”.
Afirmó que el pasado 8-D se vieron dos formas de hacer política, por un lado “Un Partido Socialista Unido de Venezuela organizado, haciendo política de altura que llevó al pueblo organizado a moverse calle por calle movilizando no un simple voto, sino una visión de política y de país” y por otro la ultraderecha “sectaria, aislacionista y negociera”.
