Opinión / Richard Canan
Van emergiendo las historias
subterráneas sobre los modos de actuación y proceder de los “espontáneos
y pacíficos” grupos vandálicos que han hecho de las guarimbas violentas su mode de vie, su lifestyle. Los disociados de la derecha extrema han pretendido otorgar a los guarimberos papeles heroicos.
Colocan y difunden en las redes sociales, crónicas de sus acciones y
actuaciones violentas, sin darse cuenta de que estos guarimberos fashion
hace rato que dejaron el camino de la protesta pacífica e ingresaron
súbita y sangrientamente al nefasto camino del terrorismo.
Afortunadamente, esta nueva moda del sifrinaje criollo tiene el repudio
de la inmensa mayoría del pueblo venezolano.
Así, cuentan los hastiados vecinos de
los focos bajo asedio de los grupos violentos, que sus estilizados pero
organizados guarimberos no entienden razón ni justificación alguna.
Por el deseo fragoso de 8 a 10 guarimberos fashion, queda sitiada toda
una urbanización. Los vecinos sufren por la recurrente intoxicación
generada por el humo de los cauchos y la basura quemada; además de
padecer la “voluntaria” imposibilidad de trasladarse al trabajo, a la
escuela o a hacer sus diligencias. La sorpresa ha sido mayor cuando han
intentado dialogar con sus guarimberos de turno (se supone vecinos del
sector) y no han encontrado caras (o capuchas) conocidas. Esto deja de
manifiesto, que la protesta pacífica liderizada por la extrema derecha,
incorpora “agentes externos”, encapuchados importados, sin relación con
las comunidades que supuestamente expresan, vía guarimba, sus quejas y
molestias.
En esta fauna de “agentes
externos” resalta una mezcla de militantes y funcionarios identificados
con el partido de extrema derecha Voluntad Popular, a la que se
le suma una camada de malandros provenientes de la delincuencia común,
que bajo la figura de asalariados se suman al ejercicio de la violencia.
Esta gente no hace nada espontaneo, todos ellos reciben órdenes de
ejercer la violencia, sus acciones están todas previamente planificadas y
orquestadas, por eso el intento de diálogo y razonamiento, por parte de
los vecinos con sus guarimberos de turno, siempre resulta infructuoso.
Pero ¿Qué caracteriza al Guarimbero fashion?, veamos:
La total falta de razón o su incapacidad para razonamiento alguno.
La tozudez no es normal, pero ellos tienen que cumplir órdenes en los
lugares y horarios establecidos. Más nada. Por eso no tienen nada que
discutir con nadie, sólo con su responsable de guarimba. La acefalía ya
llega a niveles en donde no hay reivindicación o exigencia alguna. Es
sólo protestar por protestar, por cerrar la vía, como si ese fuese un
frenético objetivo político: trancar la calle es igual a llegar directo,
vía salida rápida, a Miraflores. Esta característica es la que más se
observa en las barricadas de la clase media: calles cerradas con una
multitud de fantasmas. Son muchas las vías trancadas, pero sin nada de
gente. El resultado de esta estrategia, lograda con suma eficiencia, es
molestar y alejar a sus vecinos. Felicitaciones por este gran logro:
Cero apoyo masivo de la gente en las urbanizaciones y mucho menos en las
zonas populares.
En cuanto a la Vestimenta,
el guarimbero fashion cada día se supera. Hay consenso en que el
disfraz guarimbero debe incluir un morralito, eso sí, nada de cuadernos o
libros. Adentro del morral sólo hay espacio para materia prima
violenta, desde miguelitos hasta niples. Acompaña al guarimbero fashion
una indumentaria cool de zapatos y ropa de marca, nada de bragas de
trabajo ni ropa humilde. Tienen máscaras y capuchas finas (copiadas de
las tendencias anonymous de las revoluciones de colores) para actuar y
ejercer la violencia a la sombra del anonimato. Están bien equipados con
costosas máscaras antigases y otros accesorios cool, a través de los
cuales siempre se observa sus pálidos rostros de sifrinos listos para
descargar su odio.
En cuanto a la Logística,
los guarimberos fashion son unos privilegiados. Un foco pacífico
guarimbero tiene garantizada toda la logística que requiera: miguelitos,
aceites, guayas asesinas, bombas molotov, gasolina, bazucas, rifles de
francotiradores, entre otros misceláneos. En su foco violento, el
guarimbero fashion tiene a su disposición toneladas de escombros,
cachivaches (la derecha aprovechó para botar todos sus peroles viejos),
colchones y basura (la que no recogen los alcaldes de la extrema
derecha). Le llegarán de improvisto gandolas llenas de piedras, tierra y
cemento. Cuentan con una gran provisión de sierras y hachas afiladas,
para acabar civilizadamente con todos los arboles chavistas que
encuentren a su paso. Incluso, la derecha es tan descarada, que hay
grupos de gestores-abogados, que sin rubor alguno les ofrecen cobertura
legal, con el fin de intermediar en su liberación en caso de que sean
detenidos por las autoridades.
¿Cómo es el pacífico accionar de los guarimberos violentos?
En primer lugar, se observa que los guarimberos fashion responden a un mando organizado. Ejercen sus actos violentos de manera planificada,
respondiendo disciplinadamente a los llamados de los voceros de la
extrema derecha. Ejercen sus acciones violentas en lugares, días y horas
previamente definidos. Sus modos de acción ya poseen un patrón
delincuencial: destrucción y quema de bienes públicos y privados
(incluyendo preescolares), uso selectivo de francotiradores, quema de
camiones cisterna de combustible, uso de explosivos y morteros, entre
otros actos de carácter terrorista.
En segundo lugar, la extrema derecha es
especialista en manipulación y construcción de matrices de opinión. Por
eso, los violentos guarimberos fashion aparecen siempre como posando para los medios (a veces hay más camarógrafos que guarimberos).
La extrema derecha los retrata como graciosos devotos de la
Congregación de Pies Descalzos de San Francisco de Asís. La derecha
histérica, en su oprobiosa locura por alcanzar el poder, omite el
pequeño detalle, de que el accionar de sus huestes violentas, impone y
genera en los focos violentos docenas de muertes, heridos, mutilados,
sofocados, cierre de vías, obstaculización del libre tránsito,
destrucción de propiedad pública y privada, y crímenes ambientales
contra la naturaleza. Hace rato que los vándalos disfrazados de
querubines, entraron de lleno en el campo terrorista.
Se me olvidada mencionar que los vecinos
también reportan el bochinchoso relajo con que sus guarimberos fashion
se mantienen activos y sin nervios en la guarimba de turno: el alcohol y las drogas matizan y suavizan constantemente las arduas e incesantes horas de lucha.
La tercera característica sobre la
actuación de los guarimberos fashion casi que es un aforismo: selfies
luego existo. Todas las acciones de los guarimberos fashion se autodocumentan y registran. Se toman muchas fotos, muchas, muchísimas.
Inundan las redes sociales con sus acciones violentas, pretendiendo un
autorefuerzo grupal sobre sus actos delincuenciales. Ya hay miles de
vergonzosas fotografías y videos donde se observa a los guarimberos
fashion atacando y quemando casas, edificios, carros, autobuses, bancos,
escuelitas, supermercados, machacando árboles, etc. Imposible ocultar
el fervor violento. Este autoregistro fotográfico quedará para la
historia y especialmente para la Fiscalía, para cuando se deba
determinar la autoría material e intelectual de los crímenes de odio de
la derecha.
Así son los pacíficos-terroristas
venezolanos, los guarimberos fashion. Menos mal que deseos no empreñan y
una inmensa mayoría del país sigue haciéndoles frente, impidiendo
cualquier vestigio de una guerra civil, que es el sueño anhelado de la
extrema derecha venezolana.